jueves, 18 de octubre de 2018

Cutreman: La invasión de los extraterrestres verdes

Capítulo 02: Nucs 

Llevaban años viajando por el universo en su nave espacial. Eran Nucs, provenientes del planeta Verdus. Necesitaban un planeta al que explotar sus recursos naturales. Verdus se había quedado pequeño y las necesidades de la Reina eran una prioridad. La nave llegó a la tierra sin ser avistada gracias a su fantástica tecnología Nuc.

AVISO A TODOS LOS ESPECTADORES

Los Nucs, tienen su particular forma de hablar. Su lengua es totalmente desconocida para nosotros y la nuestra ha sido estudiada por ellos. Nuestra forma de hablar les resulta desagradable y molesta.  Algunos nos entienden, otros no. Para un mejor entendimiento, hemos decidido traducir todo lo que dicen, pero no debemos olvidar que en todo momento hablan en su idioma. Para que os hagáis una idea, así sonaría su lengua:

Prrrta, rrrrta,ppprrrra,fpppa, pfa, prra
(Algo así como una pedorreta).


Tres de ellos eran los encargados de conducir la nave. Los Nucs eran casi todos iguales. No existían prácticamente diferencias entre ellos, salvo excepciones. Eran verdes, altos, muy delgados, sin pelos y con los ojos muy grandes y rojos. Nuestra atmósfera no es apta para ellos,no son capaces de respirar nuestro oxígeno,así que llevan cascos transparentes que convierten nuestro oxígeno en algo que les permite respirar sin problemas. 

Geonosis: Nos aproximamos a tierra firme. Informe del terreno, Taris.
Taris: Terreno estable, señor. No se detecta hostilidades en la zona.
Murbo: Señor, hay terrícolas no muy lejos de esta zona, pero no representan una amenaza.
Geonosis: Necesitamos sus coordenadas. Recordad que necesitamos hacer prisioneros para el trabajo más duro.
Murbo: Entendido, señor.


Geonosis: Capitán E-nano, esperamos órdenes para el aterrizaje.
E-nano: Pueden ir aterrizando, pero sin mucho alboroto que estoy reposando la comida.
Geonosis: Sí, señor.


De este modo, los pilotos se encargaron de aterrizar en una zona segura y en la que no fuesen molestados por nadie.





Una vez en tierra, la puerta de acceso a la nave se abrió. El Capitán E-Nano se asomó.

E-Nano: Me dispongo a salir.

Desenfundó su pistola espacial para protegerse de cualquier enemigo que le pudiese sorprender.


El Capitán E-Nano es una de esas excepciones en las que encuentras diferencias físicas con sus congéneres. Verde y con los ojos rojos, pero con pelo cabelludo negro, mucho más bajo y no tan delgado como los demás. Al ser el Capitán, vestía de una forma más distinguida. Portaba una capa azul que le otorgaba un aspecto más elegante. Al igual que sus compañeros, necesitaba llevar un casco para poder respirar.


Salió de la nave mirando a todos lados, preparado para cualquier amenaza. Apuntaba con su arma a rocas, ramas secas y matorrales.


Cuando estuvo seguro de que aquel lugar no representaba peligro alguno, lo comunicó a la nave.

E-Nano: Mi Reina, es seguro bajar.


Geonosis y Taris salieron primero y se colocaron a los dos lados de la puerta de salida. Desenfundaron sus armas, dispuestos a proteger a su reina.

Cataplina: ¡Recuérdame que mande fusilar a quién inventó esta nave! Las puertas son demasiado pequeñas.
E-Nano: Lo haré, mi reina. 
Cataplina: Maldita sea, me he dado ya veinte cabezazos contra esta ridícula salida.


La Reina finalmente salió de la nave. Murbo se dedicaba en exclusiva a abanicar a la Reina con un enorme flabelo (un abanico gigante con mango). Cataplina odiaba pasar calor. Al contrario de lo que le sucedía a los demás, ella podía respirar nuestro oxígeno sin ningún problema. Además, disponía de dos enormes alas negras con las que podía volar. Gracias a estas virtudes, se había convertido en la reina de su planeta.

Cataplina: ¿Y este lugar? ¡Aquí no hay nada!
E-Nano: Es un lugar prefecto para iniciar nuestra invasión. Nadie nos molestará y lo podremos planificar sin que nadie nos moleste.
Cataplina: Sí, pero es que aquí no hay ni una triste sombra. Podrías haber elegido un desierto, ahí seguro que nadie nos habría molestado y así nos derretimos del calor definitivamente.


E-Nano: Mi Reina, aquí podrá ponerse más verde con este sol.
Cataplina: ¡Odio ponerme más verde! Necesitamos prisioneros. ¿No hay por aquí bichos de esos?
E-Nano: ¿Se refiere a terrícolas?
Cataplina: Como se llamen. Necesitamos de eso para que trabajen.
E-Nano: Los buscaremos.


Cataplina: Esta tierra promete mucho, Capitán. Quiero explotar cada uno de sus recursos y acabar con todos los torrácalas que viven aquí. Quizás me quede alguno como mascota.
E-Nano: Los terrícolas no son buenas mascotas, mi Reina.
Cataplina: Pues entonces todos muertos.


Ana y Aitor Tilla son hermanos. Llevan años saliendo en bici, pedaleando grandes distancias. Ana estaba a punto de casarse y Aitor tenía novio, pero nada había podido distanciarlos. Aquel fatídico día, decidieron explorar aquella zona. Aitor era más rápido y siempre dejaba a su hermana unos metros atrás.

Ana: ¡Espera, hermano!
Aitor: Eres lenta, hermanita.


Ana: ¡No corras tanto!
Aitor: ¡Tienes el culo muy gordo!
Ana: ¡¿Qué?! ¡Ahora verás!


Ana estaba dispuesta a darle un escarmiento. Lo alcanzaría y le daría un buen rapapolvo. 

Ana: ¡Mi culo es perfecto!

Aitor aceleró temiendo le reprimenda de su hermana y Ana lo perdió de vista.

Ana: ¡No huyas, cobarde!


Cuando ya pensaba que no lo encontraría, apareció su bicicleta tirada en el suelo. Aitor no estaba por ninguna parte.


Se acercó hasta la bicicleta de su hermano y miró alrededor.

Ana: ¡Aitor Tilla, sal ahora mismo! ¡No seas cobarde! ¿Aitor? ¡No me gusta que me hagas estas bromas!


Aitor no respondía y Ana empezó a preocuparse. Entonces, escuchó un grito en la lejanía.

¡Ahhhhh!

Reconoció la voz de su hermano y su corazón se aceleró.

Ana: ¡Aitor!


E-Nano había capturado a Aitor, que se resistía en el suelo. La Reina lo miraba con rostro serio.

E-Nano: Ya hemos encontrado un terrícola, mi Reina.
Cataplina: ¡Es repugnante! No recordaba que los terrícolas fuesen tan repulsivos. Olvida lo de tener uno de mascota.
Aitor: ¿Qué sois?


E-Nano: ¡Y su forma de hablar es repelente!

Aitor no entendía nada. Escuchaba toda una serie de pedorretas sin sentido.

Aitor: ¡Sois extraterrestres!


La Reina decidió hablar nuestro idioma para comunicarse con Aitor.

Cataplina: Eres feo y tampoco tienes muchas luces. ¡Pues claro que somos extraterrestres!
Aitor: ¿Quieren invadir la tierra?
Cataplina: No, hemos venido de vacaciones.
Aitor: Ahhh...
Cataplina: ¡Pues claro que hemos venido a invadir la tierra! Vamos a explotar todos sus recursos.


Ana estaba escondida, viendo lo que estaba ocurriendo. Temía por la vida de su hermano, pero poco podía hacer ella sola contra todos ellos. Cuando se disponía a marcharse para pedir ayuda, la descubrieron. 


Geonosis: ¡Pppppprrrrggghjjjjhr!
Ana: ¡Oh, no!
Geonosis: ¡Ppppppprrrrrrhaaa!
Ana: Por favor, que alguien nos ayude. Cutreman, ¿dónde estás?


Nuestro héroe, el más valiente del Playmundo, estaba caminando por una zona no muy lejana a aquella. Le acompañaba su mejor amigo, el superhéroe Megacerdo. Los dos acudían a una reunión secreta de superhéroes. Maqui el informador les había citado en aquel lugar. Cutreman no quería que nadie lo reconociese, así que se puso una bufanda roja para despistar. Llevaba puesto su bañador slip corto color azul y sus patines sobre hielo blancos. Caminar con patines por aquella zona le resultaba un poco difícil, pero era su seña de identidad. Megacerdo solamente vestía con un par de cintas que sujetaban dos enormes espadas. Era un cerdo enorme, muy grande, que caminaba a cuatro patas como cualquier animal de su especie. Aunque cuando le escuchabas hablar, sabías que no era un cerdo normal y corriente.

Cutreman: ¡Qué calor hace!
Megacerdo: Estoy sudando como un cerdo, amigo mío. Si sigo así, me freiré y tendrás comida para todo un año.
Cutreman: Eso nunca lo haría, viejo amigo.
Megacerdo: Pues debo estar de rechupete. 
Cutreman: ¿Cómo están tus hijos?
Megacerdo: ¡Muy bien! Cada día son más cerdos. Cochino está en primero de barro, se restriega por el barro como un auténtico cerdo. Marrano come como un cerdo. Puerco es el que más problemas me está dando. Dice que se siente jabalí, y que quiere operarse. Es mi hijo, lo aceptaré sea lo que sea. Gorrino se pasa el día pidiendo algarrobas a mi mujer. Está en edad de crecimiento, así que no le negamos nada. 
Cutreman: ¿Cómo está Guarra, tu mujer?
Cerdo: ¡Es toda una cerda! No hay guarra más grande que ella, amigo mío. La adoro.
Cutreman: Lo sé, se os ve muy enamorados.


Megacerdo se aproximó a un acantilado y miró al horizonte. 

Megacerdo: Mira, estamos cerca. Hemos quedado en aquella colina.
Cutreman: ¿Allí? No entiendo que Maqui nos haya citado en este lugar tan ricondito...recondito, recondrito...¿Cómo se dice?
Megacerdo: Recóndito o remoto.
Cutreman: ¿El qué de una moto?


Megacerdo: ¿Crees que Patty Nadora estará?
Cutreman: ¿Te gusta? Es guapa, ¿eh?
Megacerdo: Es guapa, pero yo estoy casado con una cerda. Soy fiel a mi querida Guarra.


Cutreman: Pues a mi Patty me gusta mucho. Es una heroína preciosa. Me casaría con ella si me lo pidiese.
Megacerdo: ¿Y dónde está tu novia?
Cutreman: Me dejó...
Megacerdo: Lo siento, amigo.
Cutreman: Quedamos en vernos en Cartagena con una india. No sé a que india se refería, pero yo la esperé una eternidad en Cartagena, pero ni rastro de mi novia ni de la india.
Megacerdo: A mi me encanta Cartagena. Mi familia tiene raíces murcianas.


Dos chicas los vieron pasar. Una de ellas gritó al reconocer a Megacerdo.

Conchi: ¡Mira, tía!
Tía: Dime, sobrina.
Conchi: ¡Es Megacerdo!


Tía: Oh, está tan bueno.
Conchi: Mira que muslos, que patas y mira su gran...
Tía: ¡Su gran rabo!
Conchi: ¡Qué hambre me ha entrado de repente!
Tía: Me lo comería enterito.


Cutreman: Vaya, de mi no dicen nada...
Megacerdo: No te reconocen con esa bufanda.
Conchi: ¡Está jamón jamón!
Megacerdo: Lo siento, chicas. Estoy casado.


Conchi: Mira, tía. ¡Menudo culazo tiene!
Tía: Eso si que es un culo.
Conchi: ¡Me lo comería a bocados!


Grrrhhchhhcchh

La imagen del televisor se empezaba a ver mal.

Dante: ¡¿Qué pasa?! ¡Nooo!
Pradito: ¡Se está perdiendo la señal!
Suselle: ¡Oh no!


La imagen desapareció. Suselle, Pradito y Dante gritaron desesperados.

Pandy: ¡Uoooohhhhh!

Pandy se había despertado de su siesta y al estirarse, le había dado con el trasero al cable de antena. El cable se desconectó y la recepción de la imagen dejó de verse.

Dante: ¡Pandy, noooo!


Continuará 

2 comentarios:

  1. Jajajajajajajajajajaja ¡Qué historia más loca! Pero es muy divertida. Me encantan los puntazos de humor que tiene. Para empezar el idioma tan particular de estos extraterrestres que suena como pedorretas, el nombre de su planeta (natural por su color), sus propios nombres... Y luego con la reina que no cabía por la puerta, lo de ponerse verde... ¡Anda qué vaya genio tiene pensando en esclavizar y cargarse a todo el mundo! Y la conversación de Megacerdo y Cutreman es completamente surrealista pero muy divertida. Hablando de su mujer, sus hijos, que cada cual no tiene desperdicio y finalmente esas clacks fanáticas por las carnes de Megacerdo.
    Me ha gustado también la forma en que has interrumpido la narración con la patada que da Pandy al cable al despertar de la siesta y los pobres niños desesperados. Estoy deseando de leer la continuación. No tardes mucho en ponerla.

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  2. ¡Qué divertido! Me dijiste que era una locura, pero no me esperaba que fuese tan divertido. Me he puesto a leerlo todavía teniendo un poco de sueño (es que es muy temprano, no son ni las nueve de la mañana) y he empezado a reírme tanto que al final se me ha ido todo el sueño. Me he reído muchísimo con la descripción del lenguaje de los extraterrestres (son Trinaitas, tía, y terrestres, jajajajaja). Tan sólo imaginarme cómo sonaría su lenguaje es que me parto y luego encima su carácter. Son extraterrestres, pero tienen un modo de vivir muy similar al nuestro, incluso es que tienen las mismas intenciones que los humanos: quieren explotar cualquier cosa y hacerla suya sin respetar a quienes vivan en ese lugar, acabando con cualquier vida o tipo de existencia sólo para satisfacer sus egoístas necesidades. La reina me cae fatal, pero no puedo negar que me hace muchísima gracia. Me recuerda a la Reina Roja de Alicia A través del espejo. Lo que me consuela de todo esto es que es una historia dentro de otra historia, es decir, no me intranquilizo si pasan desgracias porque no es real, dentro de la ficción es otra ficción, y es que lo que estás haciendo con esta historia es algo que en teoría de la literatura llamamos Metaliteratura, es decir, dentro de la literatura, hay otra historia, digamos que se abre otro plano dentro de la ficción, y eso es algo muy bonito e interesante, como cuando dentro de un libro algún personaje cuenta una historia, pero lo chulo de esto es que las historias que forman esta historia tuya están relacionadas entre sí, es decir, no pasan las cosas en la primera ficción, pero lo que ocurra en la segunda (en la historia de Cutreman) afecta a los personajes de la primera ficción. Es algo muy complejo que me parece muy interesante. ¡Espero que puedan recuperar pronto la recepción de la película! Menos mal que Dante se ha dado cuenta de por qué no se ve la televisión. Habría sido desesperante para ellos pensar que no tiene solución que no puedan seguir viendo la película. Por cierto, me he reído muchísimo con lo de Megacerdo, cuando habla de su familia, ¡qué divertido y gracioso! Es la única ocasión en la que alguien puede decir que está casado con una guarra jajajajajaja. Ay, me he reído mucho. Y para colmo, ni siquiera se fijan en Cutreman, sino en el cerdo, jajajajaja, y se cree Cutreman que ya no van a reconocerlo porque lleve una bufanda roja jajajajaja. Ay, qué gracioso. ¡Es genial que publiques historias así que al menos nos hacen reír un poco! ¡Me ha encantado!

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