domingo, 13 de mayo de 2018

Vacaciones en el mar - Capítulo 04: Encerrados

Artemisa quería animar a Agnes. Llevaba semanas triste y apagada. Sabía que deseaba ir a Galicia, pero hacía poco que habían estado allí y Artemisa quería descansar de todo, inclusive de Galicia. El crucero le pareció una buena forma de desconectar. Agnes es una mujer de bosque y montaña, sabía que mucha ilusión no le haría, pero deseaba vivir la experiencia con ella y demostrarle que podía ser feliz en todas partes si se lo proponía. Su hermana le animó a reservar los billetes y lanzarse a la aventura, sin duda era una buena oportunidad para estar juntas y hacer algo diferente. Agnes no demostró mucho interés cuando le enseñó los billetes. A pocos días del viaje, le dijo a Artemisa que no deseaba ir. "Habrá mucha gente y me sentiré atrapada en un barco en alta mar". Aquello desanimó mucho a Artemisa, pues ya había organizado todo para tener esos días libres en el trabajo. La tristeza de Artemisa le hizo recapacitar al último momento y finalmente aceptó viajar en crucero. Llegaron cuando ya habían subido todos los pasajeros.

Leire: Bienvenidas. Llegan por los pelos.
Agnes: Sí...
Artemisa: Casi no llegamos, pero lo hemos conseguido.


Leire: Será un viaje de ensueño, ya lo verán. 
Agnes: El barco es precioso.
Leire: Es una maravillosa forma de viajar. Panama es uno de los cruceros más solicitados. Agnes y Artemisa, ¿verdad?
Artemisa: Sí.
Leire: A ver...aquí tienen la llave de su camarote.
Artemisa: Muchas gracias.
Leire: Una buena forma de iniciar el viaje es con uno de los cócteles que prepara nuestra compañera, Vera. Les aconsejo que después de dejar el equipaje en su camarote, pidan uno. Mi preferido es el de mora con naranja.
Artemisa: Me gusta mucho la mora, quizás me pida ese.
Leire: Está muy rico, ya lo verá. Espero que disfruten del viaje.
Agnes: Gracias...


Mientras se alejaban, Leire las observaba sonriente.

Leire: Me caen bien estas chicas.
Agnes: Reconozco que esto es muy bonito.
Artemisa: ¿Ves? Lo vamos a pasar muy bien y además, podremos estar juntas todo el tiempo, sin trabajo ni nada que nos perturbe. Sé que quieres ir a Galicia, pero tampoco te hará daño despejarte dos semanas y disfrutar de este viaje.
Agnes: Sí...


En el bar, Alicia e Izan estaban tomando unos deliciosos cócteles preparados por Vera. Uno de naranja con melón y otro de lima limón y menta.

Alicia: Mmm, está exquisito.
Izan: Yo que estoy acostumbrado a los zumos en tetrabrik, esto es gloria divina para mi. 
Alicia: Me alegro tanto de estar aquí contigo.
Izan: Y yo contigo. Nos merecemos este premio al trabajo realizado. Estamos haciendo una gran labor con el pantano.
Alicia: Sí...aunque estoy preocupada por la empresa. Mi hermana está un poco verde y no sé si será capaz de...
Izan: Vamos, prometiste olvidarte del trabajo. Tu hermana lo hará bien, ya lo verás.
Alicia: Sí...


Izan: Te echaba de menos...ya casi no nos veíamos.
Alicia: Lo sé. Es que he tenido mucho trabajo. Ahora estamos a punto de cerrar un trato con una promotora y necesitaba estar al 100%.
Izan: A veces pienso que vives solamente para el trabajo.
Alicia: No es eso, pero para mi el trabajo es importantísimo. 
Izan: ¿Tanto?
Alicia: Izan, no todos podemos vivir como tú, sin objetivos y con una vida tan tranquila.
Izan: ¿Eso crees?
Alicia: Reconoce que tu trabajo no es gran cosa y ganas muy poco dinero...
Izan: Ya...

Aquellas palabras ofendieron a Izan. Alicia no se percató del desanimo de su novio. Se sentía pleno y feliz en su vida y Alicia lo había infravalorado. 


Elliot corría en busca de su padre. Sabía que faltaba poco para salir del puerto y tenía que ayudar a Renzo y Willy. Su padre, el Capitán Brian Miller, estaba en el puente de mando. Cuando vio a su hijo correr hacia él, le dieron ganas de abrazarlo con fuerza. Se contuvo, a su hijo ya no le gustaba las muestras de cariño y menos en público.

Elliot: ¡Papá!

La muerte de su esposa de una terrible enfermedad los había marcado para siempre. Elliot había sufrido mucho pero junto a su padre, consiguió sobrellevar su pérdida. 

Capitán Miller: No corras, hijo.


Elliot: ¿Puedo ver la lista de pasajeros?
Capitán Miller: ¿Se puede saber para que quieres verla?
Elliot: Es que creo que aquí viaja una amiga mía.
Capitán Miller: ¿Una amiga?
Elliot: Papá, no tengo tiempo para explicaciones.
Capitán Miller: Hijo, si viaja en el barco ya la verás.


Caitlyn: Por fin puedo ver a mis dos hombres preferidos del barco.
Elliot: ¡Caitlyn! Me gustó mucho tu actuación de anoche.
Caitlyn: Gracias, mi pequeño capitán. Sé que te gusta mi actuación de Mecano.
Capitán Miller: Estamos deseando descubrir con qué nos sorprenderá esta noche.


Caitlyn: Ya sabe, soy impredecible.

Caitlyn era una mujer espectacular. Se maquillaba en exceso, algo que no le desfavorecía, pero siempre parecía querer estar perfecta y nunca estaba del todo relajada. Necesitaba estar siempre bella, aunque eso la llevase a ser esclava del espejo y los cosméticos. 

Capitán Miller: Siempre está deslumbrante y bella, muy bella.

Elliot puso mala cara. No soportaba que su padre tuviese ojos para otra mujer que no fuese su fallecida madre. Caitlyn se percató y se acercó hasta el niño.


Caitlyn: Mi pequeño hombrecito. Te estaba buscando. Me han chivado que ya han traído helado de caramelo. Me preguntaba si te gustaría tomarte uno conmigo.
Elliot: ¡Helado de caramelo! ¡Sí, por supuesto!
Caitlyn: Y de paso, te adelanto un poquito la actuación de esta noche.
Elliot: ¡Yupiii!


El Capitán los vio marcharse alegres hacia la barra del bar. Al menos allí todos querían al niño y lo trataban con dulzura. El dolor por la pérdida de su madre era más llevadero. Se acercó la Oficial Jefe Lucía. Llevaba consigo la lista de pasajeros.


Lucía: Capitán.
Capitán Miller: Oficial.
Lucía: Ya están todos los pasajeros a bordo. Han faltado cuatro personas. Dos de ellas no se han presentado, otra ha anulado el viaje y la última es el ayudante de cocina. Mucho me temo que nuestro cocinero se las tendrá que arreglar con el personal del que dispone.
Capitán Miller: No se lo tomará muy bien.


Lucía: Está todo listo para iniciar el viaje.
Capitán Miller: Estupendo. Comunique que cierren la puerta y suban las escaleras de acceso. Voy a dar la orden.
Lucía: A sus órdenes, Capitán.
Capitán Miller: Oficial, acuda luego a mi camarote. Tenemos un problema a bordo y tenemos que solucionarlo.
Lucía: Muy bien, Capitán.


El Capitán fue hasta el puente de mando. El segundo Oficial estaba ultimando los preparativos para el viaje. 

Capitán Miller: Vázquez, nos vamos. 
Vázquez: Buena hora, mi Capitán. Nos vamos puntuales, como siempre.

Vázquez tomó el mando e inició las maniobras para salir del puerto.


En el bar, Vera atendía a un cliente en la barra. Se llamaba Donato y tenía 60 años. Calvo y con una barba gris. Su piel estaba muy bronceada debido al sol. Viajaba tanto, que siempre estaba moreno. Su vida había cambiado cuando su mujer lo abandonó junto a sus hijas. No lo querían ver ni en pintura y lo odiaban. Eso sí, se aprovechaban de él sacándole hasta el último cleuro que podían y la ley les permitía. Donato decidió vivir la vida y quemar todo su dinero viajando de por vida. No estaba dispuesto a dejar todo su dinero en herencia a su desagradecida familia. Ya era un viejo conocido en el barco, pues llevaba semanas viajando con ellos.

Vera: Pensaba que se quedaría en tierra. 
Donato: Eso tenía planeado, pero he decidido prolongar mi viaje.  En tierra me esperan mis hijas exigiendo más dinero y mi ex mujer, con nuevas fórmulas para sacarme más cleuros. Aquí me siento como en casa.


Vera:  Me entristece que sus hijas no sepan apreciar el padre que tienen
Donato: Están envenenadas por su madre. Esa bruja...
Vera: Pues olvídese de ellas. Merece ser feliz.
Donato: Eso intento, preciosa. Necesito una copa del mejor champagne que tengas.
Vera: Marchando. ¿Le gusta este?
Donato: Ese me va bien.
Vera: Es muy caro.
Donato: Ya sabes que eso no es inconveniente para mi.
Vera: Está bien, le sirvo una copa.


Donato: Necesito encontrar el amor, Vera. Si fuese mucho más joven, ya te habría regalado flores.
Vera: Es usted un hombre maduro muy guapo, no se lo digo por cumplir. Seguro que encontrará una clack ideal.
Donato: Ese es el problema, que busco a la clack que de verdad me robe el corazón, y eso no ha ocurrido nunca.


Artemisa y Agnes caminaban por el pasillo que daba a su camarote. Era un pasillo estrecho con muchas puertas en los dos laterales. Estaba iluminado por unas elegantes lámparas.

Agnes: Artemisiña, creo que es esa.
Artemisa: ¡Qué nervios!


Agnes: Hay muchísimas puertas.
Artemisa: Es fácil perderse. 

Agnes estaba nerviosa. En ese camarote debían pasar dos semanas. Necesitaba un lugar tranquilo en el que descansar, en el que pudiese sentirse bien y cómoda. Si aquel camarote no cumplía un mínimo sus expectativas, no sabía cómo podría aguantar dos semanas en el barco.


Artemisa abrió la puerta y descubrió una bonita y amplia habitación. La cama era muy grande y un ventanal enorme dejaba entrar la luz. Las vistas al mar eran fabulosas.

Agnes: ¡Es precioso!
Artemisa: No lo podría haber imaginado mejor.


De pronto, la puerta situada al lado de su camarote se abrió. Una chica de pelo moreno y muy largo se asomó. Lucía un vestido rosa largo de fiesta. Era muy atractiva.

Piedad: ¡Holaaa! ¿Sois nuestras vecinas?
Artemisa: Hola. Sí, creo que somos vecinas.
Piedad: ¡Guayyy! ¡Hermanas, ya tenemos vecinas!


La mujer se acercó hasta Agnes y Artemisa y les plantó un beso a las dos. Pegaba pequeños saltitos de alegría. Agnes se aguantó la risa al verla saltar así con unos zapatos con tacón tan altos.

Piedad: Me llamo Piedad, un placer. ¿Y vosotras?
Artemisa: Yo soy Artemisa y ella Agnes.
Piedad: ¡Que nombres más bonitos! El mío es feo a rabiar. 
Agnes: No, no es tan...feo.
Piedad: Qué considerada eres, y encima hermosa. Os presento a mis hermanas.


Asunción: Yo me llamo Asunción, aunque me podéis llamar Asu.
Justina: Yo soy Justina, aunque me podéis llamar Justi. Un placer conoceros.
Asunción: Pues que vecinas más guapas tenemos, ¡pero guapas guapas!

Las tres eran clavadas. Asunción llevaba el pelo recogido en un moño mientras que Justina en dos coletas. Las tres vestían igual, con el mismo vestido de fiesta rosa.

Artemisa: Muchas gracias. Vosotras sois muy guapas, ¡y muy elegantes!
Justina: Te ficho como amiga, ¡molas mucho!
Asunción: Somos artistas. 
Agnes: ¿Artistas?
Piedad: Síii, somos las Playgirls. Actuamos cada noche en el barco, a excepción de los miércoles.
Justina: Los miércoles es nuestro día libre.
Artemisa: Vaya, pues os iremos a ver.
Agnes: Sí, nos gustará mucho ir a veros.
Piedad: ¿Eres gallega?
Agnes: Sí...
Piedad: ¡Lo sabía! Detecto a una paisana a la primera.


Las tres fueron hasta Agnes y saltaron a su alrededor. Brincaban felices y riendo todo el rato. Agnes no entendía nada, pero era imposible no sentirse contagiado por su alegría.

Agnes: ¿Qué ocurre?
Piedad: ¡Nosotras somos gallegas!
Agnes: ¡Sois gallegas!
Asunción: Una paisana en el barco, ¡y encima es nuestra vecina!
Justina: ¡Ya no nos puedes caer mejor!

Agnes enrojeció. Todo aquello le daba mucha vergüenza pero aquellas tres hermanas le transmitieron una alegría y ganas de reír que olvidó por un momento su timidez. 

Agnes: Me alegra mucho teneros como vecinas.
Piedad: ¡Lo vamos a pasar pipa! Non te preocupes por nada, con nós, vas a ser clienta vip.


Agnes: No es necesario, de verdad.
Piedad: Pamplinas, una paisana debe ser vip. Sois nuestras protegidas, así que no debéis preocuparos por nada. 
Justina: Por supuesto que no.
Asunción: Seremos como hermanas.
Piedad: Si no es mucha molestia, nos gustaría mucho poder hablar luego con vosotras. Sobretodo contigo, Agnes. Nos gustaría poder hablar de Galicia...echamos tanto de menos nuestra tierra.
Agnes: Y yo...

Toda aquella alegría desbordada desapareció en un instante. Una angustia lejana se iba apoderando de su estado de ánimo. Piedad se percató de ello y en seguida intentó solucionarlo.

Piedad: No llores, mi niña. No te preocupes, que las cuatro formamos parte de Galicia, la llevamos siempre en nuestro corazón. Así que nada de desanimarse por eso.
Justina: Claro que no. Alegría, alegría, eso es lo que hace falta.
Asunción: Con nuestro espectáculo te vamos a animar, ya lo verás.


Agnes: Estoy segura de ello.
Piedad: No queremos ser pesadas, os dejamos que tenéis que instalaros. Luego os vamos a buscar y charlamos. ¡Os invitamos a un cóctel delicioso de los que hace Vera! ¡Hasta luego!
Agnes: ¡Hasta luego!


Cuando se fueron, entraron en su camarote y cerraron la puerta. Artemisa se tiró sobre la cama y miró a Agnes coqueta.

Artemisa: Esta cama es muy cómoda. Ven a mi lado, Agnes.


Agnes se tumbó a su lado. Había subido al barco desorientada y con muchos miedos, pero había lanzado por la borda (nunca mejor dicho), todos sus miedos y preocupaciones.

Agnes: Tenías razón, esto es fantástico.
Artemisa: Soy inmensamente feliz, Agnes.
Agnes: Y yo.

Se besaron y se dejaron llevar por la pasión.


Demetria era una chica famobil, de manos fijas. A sus veinticinco años todavía no había conocido el amor. Vivía sola, en un pisito diminuto. Era secretaria de una famosa empresaria. Le pertenecía un mes de vacaciones y no sabía que hacer. Pasando por una agencia de viajes, vio el crucero y se apuntó. Le daba mucho palo ir sola, era un viaje de dos semanas, pero estaba harta de quedarse en casa frente al ordenador o leyendo. Fue una decisión impulsiva, y ahora estaba algo arrepentida.

Demetria: Esto es un error...

Miraba su camarote, sin deshacer las maletas. En su interior guardaba la esperanza de encontrar el amor, aunque no lo quería reconocer. Estaría rodeada por desconocidos durante dos semanas, sin conocer a nadie. Pensó en su e-book y en todos los libros que podría leer. Eso le animó. Luego miró por la ventana de su camarote y le gustó lo que vio.

Demetria: Quizás no lo pase tan mal.


Se sentó en la cama sin ganas de deshacer las maletas. Se había comprado un bikini a pesar de tener muy claro que no se lo pondría. De pensar en pasearse en bikini enseñando su cuerpo, le daba un ataque de ansiedad. 

Demetria: Tomaré un poquito el sol con la ropa puesta. Si alguien me pregunta, es que tengo la piel delicada. 

Se imaginó a un click simpático, sentándose a su lado, iniciando una conversación con ella. No tenía que ser perfecto, solamente que le sonriese y la tratase bien. Recordó a Casimiro, el chico que le rompió el corazón en la universidad. Lo adoraba y siempre le dejaba todos los apuntes. Sabía que se aprovechaba de ella, pero no le importaba. Que se acercase y le hablase era algo de lo que no quería renunciar. Siempre la trataba bien. Era amable y cariñoso. Le gustaba bromear con ella y le hacía reír. Un día, lo pilló hablando con sus amigos. Nunca se le olvidará sus palabras. Le destrozaron el corazón para siempre. Uno de sus amigos le había insinuado que quizás estuviese enamorado de ella.


"¿Estás colgado? No estoy tan desesperado. Es con diferencia la clack más fea que he visto nunca. Tiene cuerpo de maceta, tío. Así que a mi no me emparejes con ella. La próxima vez que lo insinúes, te parto la cara. Tengo una reputación. Simplemente me aprovecho de ella. Me da todos sus apuntes y eso me interesa. Será fea, pero es lista. Ella se piensa que me gusta, pero no la toco ni con un palo".

Se levantó y miró por la ventana. Sus ojos se llenaron de lágrimas. No entendía que aquello le siguiese haciendo daño. Había pasado mucho tiempo, pero aquellas palabras seguían clavadas en su corazón. Nunca más le volvió a dejar los apuntes y entonces, la dejó de hablar. 

Demetria: De eso hace ya muchos años, Demetria. Tienes que intentar olvidar.


Lilu y Duque estaban en su camarote. Se habían besado con pasión y esperaban que el crucero fuese una experiencia inolvidable.

Lilu: Estoy en las nubes.
Duque: Podríamos quedarnos todo el día aquí dentro. Pedimos el servicio de habitaciones y comemos aquí. 


Lilu: Oh, eso suena muy bien, amor, pero....
Duque: ¿No te apetece?
Lilu: O sea, ¡estamos en un crucero! Debemos aprovechar sus instalaciones y todas las actividades, cari. Además, ahora debo lucir el estupendísimo biquini que me compré, que estoy deseando estrenarlo. Iremos primero a la piscina y a tomar el sol.


Duque: ¿A tomar el sol?
Lilu: ¡Yes! Será genial, megaplan. Luego nos tomaremos un cóctel de esos fashion. 
Duque: No me apetece tomar el sol...
Lilu: ¿Estás de broma? O sea, selecciónate y suprímete. Venga Duque, será mega divertido. Seguido, iremos a clase de baile. Moveremos el body y nos pondremos en forma. Dicen que el monitor es muy bueno. ¡Ah! Después un masaje y luego nos duchamos y a cenar. Hay show y no me lo quiero perder por nada de este world.

Duque miraba disgustado al infinito. No deseaba hacer nada de eso.


Wenda y Duclón llevaban un rato en su camarote. Él se había tumbado sobre la cama. Si cerraba los ojos, se podía dormir perfectamente. Ella estaba en el cuarto de baño, arreglándose para ir a la piscina.

Duclón: No tengo muchas ganas de piscina.
Wenda: No pasa nada, mientras te tomas una copa de ron yo me doy un baño en la piscina.
Duclón: Me parece bien.


Wenda: Luego, podemos ir a la sala de juegos y jugar unas partidas al bingo.
Duclón: También me parece bien.

Duclón observaba a Wenda con detenimiento. Todavía no se había puesto el bañador y estaba en ropa interior. Pensar en estar con ella dos semanas, sin ningún tipo de molestia, le excitó.


Fue hasta el cuarto de baño y la cogió en brazos.

Wenda: ¡Duclón! ¡Ahhhh!
Duclón: ¡Ven conmigo, princesa!
Wenda: ¡Estás loco! ¡Jajajaja!


La tumbó en la cama y la miró fijamente.

Duclón: Te amo.
Wenda: Y yo a ti, con toda mi alma.


Carlota llegó a su camarote. Al cerrar la puerta, no pudo evitar ponerse a llorar. Sin duda, era un camarote precioso y un barco estupendo, pero no lo podría disfrutar como a ella le gustaría.

Carlota: No sé hasta cuando podré aguantar todo esto...no puedo más.


Registró cada centímetro del camarote y cuando estuvo segura que estaba sola, se relajó un poco.


Se dejó caer sobre la cama y siguió llorando con desesperación. 

Carlota: ¡Maldita sea! ¡No puedo más!


El barco se movía, eso lo percibieron Renzo y Willy. 

Renzo: ¡El barco se mueve!
Willy: ¡Nooooo!

Willy corrió hasta la puerta y la golpeó con todas sus fuerzas.

Renzo: Willy, tranquilo...
Willy: ¡Socorro! ¡Que alguien nos ayude!

Nadie los escuchaba. Sus gritos y sus golpes no alertaron a nadie.


Willy lloraba desconsolado. Renzo nunca lo había visto así.

Willy: ¡Tengo que volver a mi casa! ¡Mi madre no sabe que estoy aquí! ¡Buaaaaa!
Renzo: Willy...

Renzo se aguantaba las ganas de llorar. No podía marcharse, y menos dejando a su padre en el restaurante con todos los clientes. Intentaba abrir la ventana, pero era hermética. 

Renzo: ¡No se abre!
Willy: ¡Tenemos que volver a casa! ¡Buaaaaaaa!


Renzo no pudo más y también se puso a llorar. Los dos amigos estaban encerrados en el camarote de un crucero, rumbo a alta mar y sin que nadie supiese su paradero. No tenían dinero, ni móvil para pedir ayuda. Renzo se sentó sobre la cama. No podía creer lo que estaba ocurriendo.

Renzo: Lo siento, Willy...
Willy: Esto no es culpa tuya. El niño ese nos engañó...
Renzo: Pensaba que era de fiar.
Willy: Tengo miedo, Renzo. Si no podemos salir, ¿que pasará con nosotros? Quiero regresar a casa...mi madre se preocupará mucho.
Renzo: Y mi padre....

Los dos siguieron llorando sin la menor idea de cómo salir de ahí.


Continuará...

2 comentarios:

  1. ¡Me encantan los capítulos de esta historia! Sobre todo me gustan porque se mezclan las historias de unos personajes y otros y queda genial, no queda mal, queda todo muy compaginado y divertido. Además me hace mucha ilusión saber que todavía quedan muchos capítulos por delante en los que los personajes irán mezclándose con los otros, irán entrecruzándose historias y saldrán situaciones surrealistas, divertidas, emotivas... ¡No me cabe duda de ello!
    ¡Lo que más ilusión me ha hecho del capítulo es que por fin aparecen Agnes y Artemisa! Me hace mucha gracia cómo al final Agnes accede a ir de crucero. En ese sentido, Agnes y yo somos iguales. No nos gusta el mar tanto como para pasarnos miles de días en un crucero. De hecho, a mí hacer un crucero no me atrae absolutamente nada, aunque leyendo todas las cosas que entran aquí (que si cócteles, que si bailes, sala de juegos, piscina... aunque yo no soy mucho o nada de piscina), pues te entra curiosidad, pero, vamos, yo también soy de montaña. Sin embargo, estoy totalmente convencida de que para Agnes esta experiencia será inolvidable y además compartiéndola con Artemisa mucho más. También me hace mucha gracia cuando dices que Artemisa necesitaba desconectar de todo, inclusive de Galicia, y luego resulta que aparecen estas tres hermanas (con las que me he reído un montón e incluso me recuerdan a Stella, jajajaja), que también son de Galicia, pero ¡es que son muy divertidas! Qué graciosa Piedad saliendo ahí todo simpática de su camarote y presentándose sin un ápice de vergüenza y sobre todo qué risa cuando dice que su nombre es feo a rabiar, jajajaja. Creo que a Agnes le irá muy bien estar con gente así, pero también me imagino que, tal como es ella, a lo mejor llegará un momento en el que puede que le abrume tanta actividad, ¡que me las imagino con mucha energía! Pero sé que al menos que estén ellas va a hacer que todo sea mucho más divertido. ¡Y qué casualidad que sean de su tierra también! ¡Y qué risa con el nombre que tienen cuando actúan: Playgirls, jajajaja!
    Luego también me ha sorprendido mucho Elliot porque yo pensaba que les había jugado una mala pasada y luego resulta que no, que su intención era buena; pero luego aparece Kaitlyn, la engatusadora ésa, y el pobre se olvida de Renzo y de Willy. Yo también siento mucho vértigo al ponerme en su situación, al imaginarme que tendría que pasar dos semanas fuera de casa sin que ninguno de mis seres queridos supiese dónde estoy; pero me imagino que al final acabarán pasándoselo muy bien, seguro, y seguro que aparece la enamorada de Renzo y acaba surgiendo una historia de amor muy bonita.
    También me da un poco de pena Izan, con los comentarios de Alicia, y me da un poco de rabia esa gente que solamente piensa en el trabajo, incluso en momentos tan chulos como los que están viviendo ella e Izan. No sé por qué, pero tengo la intuición de que dentro de poco se desengañará de ella, si sigue así. Espero que no porque fue una pareja muy bonita.
    Me ha dado mucha pena Demetria, pero también confío en que al final acabará pasándoselo muy bien y seguro que encuentra no sólo el amor, sino un montón de amigas que le harán sentir bien.
    Quien no recordaba es Carlota. No sé qué le pasa, pero será que tengo mala memoria.
    Y qué diferencia entre Lilu y Duque y Wenda y Ducklón, qué respeto hay entre ellos. Se nota que son personas maduras; pero cómo me río con la forma de hablar de Lilu. Es genial eso de: selecciónate y suprímete, jajajajaja, y cómo mezcla el inglés con el castellano, qué graciosa.
    Y las fotos son muy bonitas. Me gustan muchas, pero ésa en la que se ven Agnes y Artemisa con el mar azul detrás me parece muy bonita.
    ¡Por favor, no tardes en publicar la continuación! ¡Estoy muy enganchada e intrigada!

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  2. Me encanta todo el capítulo pero hay un personaje que me ha enamorado especialmente. Demetria es la nueva clack revelación de esta temporada. ¡Ese click llamado Casimiro sin corazón! ¡Cómo pudo ser tan cruel! ¡Desde ya pido un click manosfijas o no especial para ella! Es una clack tan linda. Me encanta.
    Me ha gustado también ver a Duclón y Wenda tan enamorados con su edad. Y a Agnes y Artemisa que pese a las reticencias de la primera para viajar, al final parece que ha sonreído con las trillizas playgirl gallegas y creo que va a ser un viaje muy especial en el que poder disfrutar de su amor y tener nuevas experiencias vitales.
    También es muy divertida la escena de Lilu y Duque, que distintos son. Lilu no para de hacer planes y Duque sólo quiere estar en el camarote tranquilo con ella. Esto no va por buen camino. El lenguaje de Lilu es inigualable.
    Y la pareja formada por Alicia e Izán, por favor, que no hagan aguas. Es una pareja con mucha química. Espero que ella logre olvidarse del trabajo y centrarse en ese click morenazo sexy que tiene por pareja.
    Hay también nuevos personajes que me intrigan. A ver si vamos sabiendo más de ellos.
    Por último, la escena final con Renzo y Willy desesperados por salir de allí y llorando como los dos niños que en parte aún son, me ha parecido muy bien hecha también.
    Estoy deseando leer la continuación.

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