miércoles, 23 de mayo de 2018

Vacaciones en el mar - Capítulo 06: La clack más bonita del barco

Blas, Felipe y Jano subieron al bar para tomarse una copa y charlar. Tenían que decidir las clacks con las que intentarían ganar la apuesta. 

Blas: Felipe, ya he decidido la clack con la que tendrás que ligar.
Jano: Me lo ha dicho hace un rato. Macho, lo tienes muy complicado.
Felipe: Pues yo también he decidido.
Blas: Ya sabes que no existe titi que se resista a mis encantos. 
Felipe: Pues a ver si cae ante tus encantos la cantante del barco. Esa rubia que está al fondo.


Blas: ¡Está buenísima! Gran elección, me gusta.
Jano: Esa es difícil, Blas.
Blas: No hay clack difícil para mi.
Jano: Es verdad, perdona tío.


Felipe: Ya lo veremos. Parece una clack de armas tomar...
Blas: Es el momento de desvelarte mi elección. ¿Estás preparado?


Felipe: Dispara, tío. Yo no tengo la misma seguridad que tú, pero puedo ganar si me lo propongo.
Jano: No estoy yo muy seguro, Felipe.
Blas: Confiemos en nuestro colega, Jano.
Jano: Vale, confiamos en que lo conseguirás.
Felipe: Venga, dispara.


Blas: ¿Ves esa pelirroja de infarto que está en la barra?
Felipe: Sí, es espectacular.
Blas: La ves, ¿no?
Felipe: Sí.


Blas: Pues la que hay detrás.
Felipe: Venga ya, ¿estás de broma?

Se trataba de Demetria, que había subido al bar a tomarse algo. Se decidió por un delicioso coco loco. El sabor era refrescante, sabor a coco y con un poco de alcohol. Estaba un poco desubicada, sin saber muy bien a dónde mirar. Pensaba en marcharse a su camarote para empezar un nuevo libro y luego subir a tomar el aire en la cubierta. 

Blas: No es broma. Tienes que ligarte a esa famobil manos fijas.
Felipe: Tío, que es muy fea...
Blas: Tiene una belleza...vintage. ¡Jajajaja!
Jano: Tiene una belleza vintrarg, ¡jajajajaja!
Blas: No te rías con la boca abierta que me escupes, tío.
Jano: Es verdad, perdona Blas.


Felipe: Vamos tío, elige a otra. Esa no me gusta. No me van las manosfijas...
Blas: Te dije que yo elegiría la clack que me diese la gana. Vamos tío, alegra esa cara. Al ser famobil, seguro que estará desesperada.
Jano: Seguro que al ser famobil estará desesperada, tío.
Felipe: Está bien, lo intentaré. Ya te vale, yo te he elegido una buenorra...Voy a presentarme, a ver que tal.
Blas: ¡Ánimo, colega!
Jano: ¡Ánimo, colega!


Jano: No lo entiendo, pensaba que habías dicho que tendría que ligar con la pelirroja. 
Blas:  Es que con esa quiero ligar luego. Le dejo a la más fea y me quito competencia.
Jano: Muy bien pensado, tío.
Blas: Además, esa famobil tiene pinta de ser muy remilgada y antipática. Lo tendrá muy difícil.


Mientras Felipe iba a presentarse a Demetria, los padres de Kimberly discutían. Ignacio llevaba consigo un ordenador portátil y su móvil. Se pasaba todo el tiempo tecleando y mirando la pantalla. Su mujer lo observaba enfadada y aburrida.

Beatriz: ¿Haces el favor de dejar ya el ordenador? ¡Estamos de vacaciones!
Ignacio: De vacaciones gracias a mi trabajo.
Beatriz: Disfrutemos del viaje, Ignacio. Llevo toda la mañana aquí plantada y no me haces ni puñetero caso.
Ignacio: Debo terminar este informe, amor.


Beatriz: ¿No puede esperar?
Ignacio: No. Es muy importante. Los chinos quieren saber cuales son las estadísticas en el mercado americano y las ganancias de la empresa en Clisandia. Si conseguimos atraer al mercado chino, nuestras importaciones se duplicarán.
Beatriz: Ay, para ya. Sabes que me aburre mucho tu trabajo. No lo entiendo, este viaje ha sido idea tuya.
Ignacio: Es un regalo para ti y la niña, quiero que os lo paséis bien. 
Beatriz: Pero pensaba que...
Ignacio: No quiero aburrirte. ¿No te apetece pasear por el barco?


Beatriz: ¿Sola?
Ignacio: Yo no puedo ir, ya lo sabes. Estoy muy ocupado con esto y lo tengo que terminar. Llévate a Kim contigo.
Beatriz: Ya sabes que a ella le gusta ir por su cuenta. Está bien, me iré a pasear yo sola. Te dejo trabajar.
Ignacio: Gracias, amor. Disfruta mucho, ya me contarás.


Cuando Beatriz se alejó, Ignacio suspiró aliviado.

Ignacio: Qué pesada, pensaba que no se iría nunca. Por fin me deja solo. 


Felipe se acercó hasta la mesa en la que estaba sentada Demetria. Se quedó de pie frente a ella, pero Demetria estaba absorta en sus pensamientos por lo que no se percató de su presencia hasta que la saludó.

Felipe: Hola.
Demetria: Hola...

Felipe puso la mejor de sus sonrisas. A Demetria le pareció extremadamente guapo, por lo que se ruborizó al instante.

Felipe:  Espero no molestarte. Te he visto sentada aquí sola y he pensado en venir a saludarte. 
Demetria: Ah...

No le salían las palabras. ¿Se haría realidad su sueño? El chico era guapo y parecía muy atento y amable. Aunque estaba demasiado cortada y no sabía muy bien que debía decir.

Felipe: Perdona mi atrevimiento... Me llamo Felipe.
Demetria: Eh...yo me llamo...Demetria.

Se odió al momento, ¡estaba tan nerviosa que no se acordaba ni de su nombre!

Felipe: ¿Me puedo sentar contigo?
Demetria: Ah, pues sí...


Felipe se sentó con ella y le sonrió. Demetria se sentía muy tonta. No le salían las palabras y entre los dos se instaló un silencio muy incómodo. Finalmente, Felipe habló.

Felipe: ¿Viajas sola?
Demetria: Sí...
Felipe: Yo con mis amigos, esos de allá. Es precioso el barco, ¿verdad?
Demetria: Sí, es de ensueño. Nunca había viajado en barco.
Felipe: ¿En serio?
Demetria: Digamos que no salgo demasiado. Del trabajo a casa, poco más.
Felipe: Vaya, eso es triste.
Demetria: Bueno, me entretengo mucho viendo películas y leyendo, sobretodo poesía y novelas románticas. 
Felipe: A mi también me gusta la poesía y las novelas románticas.
Demetria: ¿En serio?
Felipe: Incluso escribo poesías.
Demetria: Eso es una pasada.
Felipe: Los destellos del amanecer son muy hermosos, pero no pueden compararse con el brillo de tus ojos.
Demetria: Oh, es precioso...


Felipe: ¿Sabes? A lo mejor te parece una tontería, pero siento una conexión especial contigo.
Demetria: ¿Una conexión?
Felipe: Cuanto más hablas, más conecto contigo. Perdona, a veces digo tonterías...
Demetria: No es una tontería...
Felipe: Es fantástico. Estoy en un crucero de vacaciones y he conocido a la clack más bonita del barco. ¿Se puede pedir más?

Demetria enrojeció y se puso a sudar. Solamente sus padres le habían llamado bonita en alguna ocasión. Por un momento desconfió. ¿Se estaría riendo de ella?


Demetria: Hay clacks más bonitas en este barco. Si te estás riendo de mi, será mejor que...
Felipe: Demetria, ¿he dicho algo malo? Perdona, no era mi intención. Para mi eres la más bella y además, desprendes una luz especial. Siento que eres una clack única.
Demetria: Gracias, Felipe.
Felipe: ¿Te apetece dar un paseo por cubierta? Aquí empieza a hacer calor, ¿no te parece?
Demetria: Vale, por mi bien.


Se levantaron y caminaron hacia la cubierta. Se olvidó de empezar un nuevo libro por completo, había captado totalmente su atención. Felipe por el contrario, saltaba de alegría. Había conseguido cautivar a Demetria, por un momento pensaba que no lo conseguiría.

Blas: ¡No me lo puedo creer! Parece que le gusta a la manosfijas.
Jano: De momento te va ganando, Blas,
Blas: Tú lo has dicho, colega. Por el momento. Allí está la cantante. 
Jano: Suerte.



Blas se acercó a Caitlyn con la seguridad que le caracterizaba. Ella lo vio venir pero no le prestó la menor atención. 

Blas: Perdona, ¿eres la cantante del barco?

Caitlyn no se esperaba esa pregunta, por lo que consiguió acaparar toda su atención.

Caitlyn: Así es, ¿por?


Blas: Me han dicho que tus actuaciones son una pasada y que eres bellísima. No me han informado mal.
Caitlyn: Efectivamente, te han informado muy bien. 
Blas: Me llamo Blas.
Caitlyn: Yo Caitlyn.
Blas: Me preguntaba si te gustaría tomar...
Caitlyn: Disculpa, tengo prisa. Un placer conocerte.


Caitlyn se marchó dejando a Blas con la palabra en la boca. No sabía muy bien si le había causado buena impresión, pero no pensaba rendirse tan fácilmente.


Mientras, Ignacio cerró su portátil y llamó por teléfono. Esperó unos segundos hasta que alguien le respondió.

Ignacio: ¿Dónde te has metido? Muy bien, voy para allá.


Vera estaba atendiendo a un hombre alto, rubio y con gafas. Vestía con corbata y traje chaqueta gris. Al principio le pareció un hombre atractivo, pero unas malas vibraciones recorrieron todo su cuerpo cuando habló.

Hombre misterioso: Camarera.
Vera: Dígame. 
Hombre misterioso: Quiero un zumo de naranja con hielo servido en copa, por favor.
Vera: Sí, en seguida...


El hombre miraba de un lado a otro, observando cada detalle de todo lo que le rodeaba. Bebió un sorbo de zumo y le dio la espalda. Vera se sintió aliviada. Prefería mantener las distancias con aquel misterioso hombre.


Amy y Jean también estaban en el bar. Bebían en silencio sin mirarse. 

Jean: ¿No piensas hablar en todo el día?
Amy: Estoy pensando.
Jean: Pues piensa rápido. Ya no eres la que eras...
Amy: Deja de atosigarme.
Jean: Estás desperdiciando un momento perfecto. ¿Se puede saber que es lo que te ocurre?
Amy: Nada...


Amy no pudo evitar mirar a Rafa, que la observaba desde la otra punta del bar. Le gustaba Rafa, y eso suponía un gran problema. Es especial, pensó suspirando.

Jean: Estás rara de narices.
Amy: Perdona, es que estoy algo distraída. 
Jean: ¿Te pasa algo conmigo?
Amy: No...
Jean: Venga, tenemos que aprovechar que estamos en este crucero. Una ocasión como esta no se repite muy a menudo. 
Amy: Tienes razón.


Rafa la miraba atento. Si veía un mal gesto o algo que no le gustase, pensaba intervenir. No dejaría que Amy sufriese a manos de ese indeseable. Sabía que interesarse en ella era igual a tener problemas, pero no lo podía evitar. 


Agnes y Artemisa disfrutaban de un cóctel preparado por Vera. Las dos sonreían y hablaban despreocupadas. Agnes se empezaba a sentir cómoda y relajada.

Artemisa: Rapaza es una palabra que me gusta muchísimo.
Agnes: Significa muchacha o chica.
Artemisa: Eres la rapaza de mi corazón. 
Agnes: Más bien la muller de tu corazón.
Artemisa: De eso nada, eres todavía una muchacha.


Agnes: Artemisiña...gracias. Siento haber estado tan...desconfiada. Es que el plan de ir de crucero no me terminaba de gustar.
Artemisa: No te disculpes, que te comprendo muy bien. Me dejé llevar y compré los billetes sin pensar en lo que a ti te gusta o quieres.
Agnes: Me alegra que no lo hicieses. En estos momentos soy muy feliz.


Artemisa: Agnes, ¿esto no te hace recapacitar un poco?
Agnes: ¿Sobre qué?
Artemisa: Sobre Galicia. Si eres feliz aquí, en mitad del océano...podremos ser felices en cualquier sitio. La felicidad está en ti, no en el lugar dónde vivas.
Agnes: Artemisiña...

Las palabras de Artemisa dañaron profundamente a Agnes. Otra vez ponía en entredicho su deseo de vivir en Galicia. No entendía lo que significaba para ella Galicia. No era simplemente el lugar dónde nació, su conexión con ella era tan vital, que cada día que pasaba sentía que moría una pequeña parte de su alma. No era un capricho, era una necesidad vital, la verdadera ilusión de su vida. No podía renunciar a Galicia, pues Galicia es su vida.

Artemisa: Lo siento, no debería haber sacado el tema...
Agnes: Me conoces muy bien, Artemisa. Sabes lo mucho que he sufrido por estar lejos de Galicia. Siento que muero si renuncio a ella. Necesito volver, necesito vivir allí. Me duele que no lo comprendas...
Artemisa: Agnes, no me malinterpretes. Te comprendo, era solamente una...


Piedad: ¡Estáis aquí! Meu querida amiga máxica.
Agnes: Hola, chicas.
Asunción: Eu tambén quero beber algo.
Justina: ¿Son cócteles de Vera?
Artemisa: Sí.
Justina: ¡Quiero uno!


Piedad: Agnes, tengo discos en cd de música galega. 
Agnes: ¿Sí?
Piedad: ¿Conoces Luar clack Lubre?
Agnes: Sí, tengo todos sus discos. Su música me llega al alma.
Piedad:Y a mi.
Asunción: A todas. Nosotras tenemos un número en gallego. Gusta mucho.
Agnes: Me gustaría mucho verlo.
Justina: Una noche de estás, la cantamos.


Piedad: A música galega é a mellor. Ay, disculpa mi gallego...hace mucho que no lo hablo.
Agnes: No te preocupes. Estoy de acuerdo, es la mejor.
Asunción: Nosotras somos de Sanxenxo.
Agnes: Lo conozco, sobretodo las playas de Portonovo. Es precioso.
Justina: No hay playas iguales. ¿Verdad, Agnes?


Piedad: ¿De dónde eres tú? 
Agnes: Soy de...
Piedad: ¡No me lo digas! Eres de...¿Ourense? 
Agnes: Sí...
Piedad: Si es que te he calado, lo sabía.
Justina: Has dudado un poco.
Piedad: Ve y revienta, hermana. Lo que tienes es envidia cochina, carallo. Yo lo sabía y tú no.
Justina: No le hagas caso, Agnes. No soy nada envidiosa.


Artemisa se apartó de la mesa. Estaba empezando a pensar que ella sobraba en la vida de Agnes. Tenía a Galicia y a sus nuevas amigas. No pudo evitar sentirse furiosa y muy, muy celosa.


Nicole estaba sola en su camarote. Se había duchado a conciencia. Quería estar perfecta para él. Se había teñido su pelo largo de azul y estaba bronceada por el sol. Llevaba puesto un vestido largo blanco que estilizaba su silueta. Deseaba encontrase con él y dejarse llevar por la pasión más desenfrenada. 

Nicole: Si mi madre supiese lo que estoy haciendo...

Alejó a su madre de sus pensamientos. No quería que nada ni nadie arruinase su viaje, aunque no fuese precisamente perfecto.


Nicole: Algún día no tendremos que escondernos y seremos felices. 

Alguien empujó la puerta y se abrió lentamente. El hombre del que estaba enamorada se asomó. Al verla, sonrió y la miró con ojos de lujuria. 


Nicole: ¿Te gusta mi pelo? He decidido hacer un cambio radical. 


Ignacio se aceró hasta ella y la miró de arriba a bajo.

Ignacio: Me gusta mucho. Estás radiante, amor mío.
Nicole: ¡Oh, Ignacio! Te echaba de menos. Pensaba que no te podrías librar de tu mujer...
Ignacio: Ya sabes lo pesada que es. La he mandado a pasear con la excusa del trabajo. Disponemos de un par de horas.
Nicole: ¡Bien!


Se revolcaron abrazados sobre la cama comiéndose a besos. Se tocaban sin dejar ni una sola parte de su cuerpo por investigar. Mientras tanto, el móvil de Ignacio sonaba. Lo tenía en silencio para que nadie los molestase. Beatriz lo llamaba para preguntarle si le apetecía apuntarse a una clase de yoga en el crucero.


Continuará...

1 comentario:

  1. Qué capítulo tan intenso e importante. Parece que las cosas que pasan no tengan relevancia, pero la tienen y mucho. Primero la pandilla ésta de tíos vacíos e interesados. Me da pena Demetria. No me gustaría que le hiciesen daño. Ojalá Felipe se enamore de verdad de ella y calle a sus estúpidos amigos. Luego Jano repitiendo todo el tiempo lo que dice Blas. Qué poca personalidad, qué poco original.
    Luego me he reído con las cosas tan aburridas que cuenta Ignacio sobre su trabajo, pero ya entiendo que era solamente una táctica para deshacerse de su mujer, quien me da pena también. ¡Resulta que está poniéndole los cuernos! Pero qué asqueroso, de verdad. Tendría que pillarlos y mandarlo a tomar por saco, pero entiendo también que el hecho de que tenga tanto dinero tira mucho. Luego me da pena Kim, claro, pues tiene unos padres que viven un matrimonio que en realidad es un poco farsa, qué pena.
    Este crucero parece que va a unir algunas parejas y separar otras. Parece que Jean y Amy no durarán mucho tiempo juntos, sobre todo si la pasión de Rafa y de Amy va creciendo, pero también me alegraría, ya que tengo la sensación de que Jean no la tiene mucho en cuenta.
    Por quien me da verdadera pena es por Agnes y Artemisa. Artemisa se equivoca mucho poniéndose rabiosa y celosa. Es evidente que Agnes se siente muy a gusto con estas chicas, pero, si Artemisa conoce bien a Agnes, tiene que saber que esa compañía es algo momentáneo. Después de todo lo que han vivido, de todo lo que les ha costado estar juntas, pues es evidente que Agnes no va a renunciar a ella. Si de verdad no quisiese estar con ella y solamente le interesase vivir en Galicia, haría mucho tiempo que se habría ido; pero también es divertido que se ponga celosa. También es verdad que le sacó un tema muy peliagudo justo en un momento en el que estaban tan a gusto y también es normal que Agnes se sienta mal al preguntarle Artemisa eso, después de conocer todo lo que ella ha vivido; pero entiendo que cueste comprender una conexión tan fuerte. Por más que la intentes explicar, es complicado comprender cómo es posible que haya una conexión tan potente entre una tierra y una persona, tanto como para que el día a día tenga siempre una sombra fría que nunca acaba de desvanecerse. Es evidente que se puede ser feliz, sobre todo si nos encontramos junto a los seres que más queremos, pero siempre hay un pequeño vacío que nunca se completa. Y es eso lo que le pasa a Agnes, que es evidente que siempre querrá estar con Artemisa, pero la herida que tiene dentro no se cerrará nunca.
    Me he reído mucho con lo de Luar Clack Lubre, qué bueno, y cuando dicen que son de San Xenxo. Desde luego es un concello con las playas más bonitas de toda la península Ibérica por lo menos, o eso es lo que he ido escuchando siempre, aunque Agnes no es mucho de playa. Y qué gracioso cómo hablan... con lo de carallo me he reído mucho porque es verdad que es una palabra que se usa muchísimo... aunque, haciendo una pequeniña puntualización... sería a miña amiga querida, no meu, porque meu es el pronombre posesivo masculino, pero, vaya, eso no influye en la belleza del texto y sobre todo en el esfuerzo que estás haciendo por perfilar el carácter de cada personaje. Te doy mi enhorabuena más sentida. ¡Ya sabes que me tienes totalmente enganchada!
    Y, hablando de Galicia... ¡mañana estaremos allí ya a estas horas! (A las diez de la noche)
    Enhorabuena por esta historia. ¡Me encanta!

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