domingo, 15 de noviembre de 2015

La mudanza

Aquel era el primer día de frío de verdad de otoño. Diamante encendió la estufa y en seguida entraron en calor. Sus veía un programa del corazón sentada en el sofá. Diamante se había tumbado apoyando su cabeza sobre sus piernas. Dormía profundamente. Había pasado dos días fuera de casa con Duclack y todos sus compañeros piratas buscando un tesoro.

"Tú lo que eres es una petarda acabada. Mira, tengo las pruebas de que has estado liada con el Pachuli"
"¡Bombazoooo!"

Sus: No sé que hago viendo esta porquería, la verdad.

"Nos confirman que duerme en bragas y que le sienta mal el gazpacho. ¿Es cierto Karmele?"

En esos momentos, Diamante despertó. Vio a Suselle y Dante jugando con sus juguetes y a Pandy en su cesta con un ovillo de lana rosa. Sus parecía absorbida por la televisión.

Diamante: ¿Todavía están dando eso?
Sus: Sí...dicen que ahora darán el nombre del nuevo concursante de Gran Superviviente Hermano Vip 21.


Diamante: ¿No terminó hace nada la edición 20?
Sus: Ya...
Suselle: ¡Déjame!


Sus: ¡Dante! No le quites la muñeca a tu hermana.
Dante: No me la deja.
Suselle: ¡Es mía!
Sus: Será por juguetes. Portaros bien que dentro de poquito os prepararé la merienda.


En ese momento llamaron al timbre y Sus se levantó para abrir la puerta. 

Diamante: ¿Quién será?
Sus: A lo mejor es Lilu. Me dijo que se pasaría.


Sin embargo, se trataba de una chica joven muy atractiva. Se presentó con una tarjeta y dijo ser abogada. Se llamaba Kira y aseguraba tener buenas y malas noticias para Diamante. Sus la hizo pasar y entró con una sonrisa agradable en la cara. Al entrar al comedor Diamante se incorporó vergonzoso, no esperaba que entrase una chica guapa y lo pillase con la guardia baja.

Sus: Pase, por favor.


Kira: ¡Qué niños tan guapos!
Sus: Gracias. Perdona el desorden, pero es que cuando se ponen a jugar no tienen bastante con un solo juguete...
Kira: No pasa nada, lo entiendo.


Sus: Te presento a Diamante, mi marido.
Kira: Un placer, Diamante. Yo soy Kira y trabajo para tu tía, Agatha. Tengo buenas y malas noticias par usted.
Diamante: Puedes tutearme. Mi tía Agatha, hace muchos años que no sé nada de ella.
Sus: Yo no sabía ni que existía...
Diamante: ¿De que se trata?
Kira: Empiezo por la mala. Siento ser yo quién te comunique todo esto, no es plato de buen gusto.


Diamante: Ay madre, ¿qué pasa?
Kira: Lamento comunicarle, ay, comunicarte, que tu tía Agatha falleció hace un par de días.
Diamante: Vaya...
Kira: Lo siento...
Sus: Cariño, lo siento...Nunca me hablaste de ella.
Diamante: Era una clack muy amable y cariñosa, pero la vi muy poco. Siento que haya muerto pero es que tenía tan poco trato que no me afecta demasiado...De todas formas, gracias por comentármelo. Era una buena clack.
Sus: Tendrás que decírselo a tu madre y tus abuelos.
Diamante: Se llevaban realmente mal pero les afectará...


Kira: Dicho esto, vamos a por la buena noticia, ¿os parece bien?
Sus: Por mi sí.
Diamante: Y por mi.

Se levantó y colocó un papel sobre la mesa. Lo extendió y sacó un bolígrafo de su maletín. Diamante lo miró alucinado.

Diamante: Ay madre, que era millonaria y me ha dejado su fortuna. Dime que es eso, por favor.
Sus: ¡Diamante!
Diamante: Hombre, ya puestos a pedir...
Kira: Pues no va muy mal encaminado. Su tía nunca tuvo hijos y su marido falleció hace muchos años. Dejó como herederos a su sobrino, que eres tú, y a la ONG Manos Fijas sin fronteras.
Diamante: ¡Vivaaa! ¿Cuanto dinero es?
Kira: La totalidad del dinero lo ha donado a la ONG, pero sin embargo su mansión la has heredado tú. Se trata de una mansión en la que tu tía no vivía. Siempre estaba viajando por su trabajo y al final nunca hizo uso de su propiedad.
Diamante: ¡Una mansión!


Sus: Diamante, eso es fantástico.
Kira: Por supuesto. Si no os gusta, la podréis vender. Aunque ya os adelanto que os encantará. Este piso es coqueto y muy confortable, pero no tiene nada que ver con la mansión que has heredado.

Diamante se sentó sorprendido. Estaba intentando encajar la noticia. 


Kira: Este es el testamento. En mi maletín tengo las escrituras y todo el papeleo de la mansión. Sólo quedará que firmes un par de documentos y listo.

Diamante leyó el testamento y corroboró todo lo que la abogada le estaba explicando.

Diamante: Es verdad, he heredado una mansión...Gracias tía Agatha.
Sus: ¿Cuando podremos ir a verla?
Kira: Mañana mismo, si les parece bien. ¿Quedamos a las 12?
Diamante: ¡Genial!


Cuando la abogada se marchó, se sentaron de nuevo en en sofá. Todavía estaba en shock e incrédulos ante lo que les había ocurrido.

Sus: Una mansión, cariño. Ojalá sea preciosa. 
Diamante: A lo mejor es horrible...Si no nos gusta, la vendemos.


Al día siguiente Kira los acompañó a la mansión. Decidieron ir en el monovolumen de Sus y Diamante. Dejaron a los niños y Pandy al cuidado de la madre de Sus, Wenda. Kira iba sentada en el asiento trasera y le iba dando indicaciones a Sus, que era la que conducía. Entraron en una barrio de enormes mansiones y gente con un nivel de vida muy elevado.

Kira: Es un barrio muy exclusivo. Justo en esta calle, gira a la derecha. La mansión está situada en la calle Click X el sabio. Está muy cerca del ayuntamiento y tenéis todo tipo de tiendas. Las escuelas son las mejores y la oferta cultural es fantástica. Es un barrio muy seguro y los vecinos encantadores. 
Diamante: Suena muy bien.
Kira: Mirad, es esa. El número 23.
Sus: No puede ser...


Sus detuvo el coche frente la enorme mansión. Diamante sudaba como los pollos sin poder creer que aquello fuese cierto.

Diamante: ¿Seguro que es aquí?
Kira: Sí, es esta. Aparcad ahí mismo.


Salieron del coche y Kira sacó las llaves de la casa. Disponía de dos preciosos balcones y muchas ventanas. La entrada era realmente bonita y la puerta elegante.

Sus: No puedo creerlo...Adoro a tu tía, cariño. Que pena no haberla conocido.
Diamante: ¿Seguro que no es una broma o un error?
Kira: Pues claro que no. Pudiste leer el testamento. No me invento nada.


Kira abrió la puerta y los invitó a entrar.

Kira: Vamos chicos, no tengáis miedo. ¡Es vuestra casa!
Sus: Diamante, estoy nerviosa...
Diamante: Y yo...


Una vez dentro Kira les explicó que se encontraban en la cocina. No había ningún mueble instalado y estaba todo limpio e impecable.

Sus: ¡Es enorme!
Kira: Su tía quería colocar aquí la cocina. Le gustaba mucho cocinar aunque nunca le pudo dedicar todo el tiempo que le habría gustado. No sé vosotros, pero creo que es ideal para instalar una cocina.
Diamante: En nuestra cocina estamos un poco apretujados, la verdad.


Kira: Este es el comedor.

Bajando dos escalones se encontraban con el amplio y luminoso comedor. Sus pegó un grito sorprendida.

Sus: ¡Parece un palacio!
Kira: Sí, no tendrán problemas de espacio.
Diamante: No puedo dar crédito.


Sus corrió por el comedor ilusionada. Observaba todos los detalles. El papel de las paredes, los escalones, la pintura, las cortinas rosas...

Sus: ¿Te imaginas nuestros muebles aquí? Ahí dónde estás tú, la mesa y las sillas. Aquí el sofá y el sillón. Podríamos poner la estufa en aquella esquina. Ay, Diamante...me imagino a los niños corriendo por aquí y me dan ganas de llorar.
Diamante: Invitar a todos a comer o cenar ya no sería un problema. 


Kira: Os enseñaré el primer piso.

Subieron por unas escaleras de caracol y llegaron al primer piso.


Kira: Esta es una habitación perfecta para un dormitorio para un matrimonio o para los niños. Es muy amplia.
Diamante: O para un regimiento...es realmente grande.
Kira: Sí, es una casa con mucha amplitud. Está claro que dependerá de sus gustos a la hora de amueblar y decorar la casa para aprovechar bien el espacio.


Abrió una puerta que dio a otra estancia más pequeña.

Kira: Este es el cuarto de baño. 
Diamante: Cuanta luz.
Sus: El nuestro está poco iluminado.
Kira: Su tía quería mucha luz natural, por eso dispone de tantas ventanas.
Diamante: Mi tía era la caña.


Subieron al segundo piso. Se encontraron con una preciosa habitación con unas vistas sorprendentes.


Sus: ¡Qué bonito! Ay, me gusta mucho.
Diamante: Es preciosa.
Sus: ¡Mira, Diamante! Las vistas son sorprendentes.
Kira: Es el Central Click Park. La envidia de todas las ciudades. Para hacer deporte o pasear es una delicia. Os recomiendo el paseo en barco por su lago artificial. 



Abrió una puerta y entraron en la última habitación de la casa. Sus saltó emocionada al ver el papel de las paredes y el balcón.

Sus: ¡Esto parece un sueño!
Kira: Esta habitación es realmente bonita. Para mi es la mejor. Aquí es dónde su tía pretendía instalar su alcoba. 
Diamante: Nuestra cama quedaría fenomenal ahí.


Sus abrió una de las ventanas. Un aire fresco y puro le acarició la cara. Su pelo se movió suavemente y cerró los ojos relajada.

Sus: Huele a bosque, a humedad.
Diamante: Sería una pasada despertarse cada mañana así.


Kira: Si queréis, os enseño el balcón. La luz que entra gracias a este portón es media vida. Abrió y la luz los deslumbró. El aire fresco y puro invadió sus pulmones y respiraron maravillados.




Salieron al balcón y observaron las vistas. Se veía el parque y las viviendas colindantes, igual de grandes y elegantes. Lejos se veían los edificios de la ciudad. Sus olió las flores que adornaban la barandilla del balcón.

Kira: Su tía amaba las flores. Pagaba a una vecina para que las regase todos los días. 
Diamante: Son muy bonitas.
Sus: Tenía muy buen gusto. Son preciosas. 


Kira: La ilusión de su tía era que pudieses disfrutar de esta mansión, pero si la queréis vender, conozco a varias personas interesadas.
Diamante: No la quiero vender.
Sus: No...a mi me gusta mucho.
Kira: En este barrio viven algunas celebridades. Mercedes Clická vive en aquella de allí. Carmen Clickores y el torero Rojillo en aquella de allá. Dicen que Natalia Morey está interesada en una de aquellas. Esa de ahí es de la polifacética Sidra y aquella de Leopoldo Belmonte.
Diamante: Y ahora podríamos vivir nosotros...


Sus: ¿Tú crees? Me da pena dejar el piso...
Diamante: Ya, pero tenemos que ser prácticos, cariño. Ganamos en calidad de vida y los niños aquí serán muy felices.
Sus: La verdad es que estoy enamorada de esta casa. Es un sueño hecho realidad.


Kira: El barrio en el que vivís es estupendo y el piso muy cuco, pero no tiene comparación con esto. Seguro que podréis vender el piso a un buen precio.


Diamante: ¿Hacemos la locura?
Sus: Pues...¡Sí!
Diamante: ¡Bien!
Kira: ¡Felicidades, pareja!

Los dos se besaron felices. Aquella casa significaba una nueva vida repleta de nuevas experiencias. Estaban deseando comunicarles a todos sus amigos que se mudaban.


Una vez en casa, se sentaron en el sofá para asimilar el cambio. Los niños jugaban con Pandy ajenos a todo lo que estaba ocurriendo.

Suselle: ¡Yo soy la princesa y vienes a rescatarme!
Dante: ¡Vamos, caballito! ¡Más rápido!
Pandy:##### (¡Sus, el niño se ha hecho caca! ¡Ahhh!) 
Sus: Mira que felices son. Diamante, me da mucha pena dejar el piso...
Diamante: Y a mi, pero en nuestro nuevo hogar seremos muy felices, ya lo verás.
Sus: Siempre que estemos juntos, seré feliz.

Diamante se lanzó sobre Sus y se besaron apasionadamente.

Pandy: ##### (¡Ey, vosotros! ¡Que esto huele mal!)



Unos días después comenzaron con la mudanza. Un amigo de Duclón le prestó el camión para transportar todos los muebles y enseres. Los amigos y familiares de la pareja no dudaron en ayudarles con tan pesada tarea. Diamante transportaba los muebles sobre su espalda, haciendo gala de su fuerza. Ben y Duque movían juntos el pesado mueble de comedor y Estrella colocaba la delicada y cara vajilla (regalo de Mary Sarrat) en cajas.


Duclack ayudaba a Sus a guardar todo tipo de objetos personales en cajas para su transporte. Sus había perdido los nervios un par de veces, viendo todas sus cosas tan desordenadas.

Sus: No sé dónde he dejado el peine azul, lo necesito...
Duclack: Está ahí, Sus. 


Sus: Gracias por ayudarnos, Duclack. Creo que sin tu ayuda, me habría vuelto loca.
Duclack: Para eso están las amigas. Ya nos queda poco, no desesperes.


La habitación fue una de las últimas estancias que recogieron. Sus metía toda la ropa en maletas mientras que Diamante intentaba poner orden. Los niños saltaban como locos sobre la cama entusiasmados con el desorden.

Diamante: ¡Os vais a caer de la cama!
Dante: ¡De mayor trabajaré en el circo!
Suselle: Yo trabajaré de princesa y llevaré vestidos muy bonitos.
Sus: Diamante, trae toda la ropa interior de aquel cajón.
Diamante: Voy.


La casa estaba prácticamente desalojada. Wen ayudaba a Diamante a bajar la pesada nevera. Tenían dificultades para que pasase por el hueco de la puerta.

Wen: Pasa justo.
Diamante: La próxima nevera que compremos será de esas de camping. ¡Esta pesa como un elefante!
Sus: ¿Pesa mucho?
Diamante: ¿Eh? No, esto no pesa nada cariño. No te preocupes, que está chupao. Tu maridito la baja sin problemas.
Sus: Ah, vale...Pero no te hagas daño, por favor.



Duclón condujo el camión hasta la nueva vivienda de Sus y Diamante. Bajaban los muebles poco a poco y con delicadeza. Lilu daba órdenes sin mover un dedo.

Lilu: ¡Tito, cuidado con ese mueble!
Ben: ¿Eh?
Lilu: Osea que es caro y el diseño exclusivo, tito. Sería como muy tragedia que se rayase.


Hércules: Creo que puedo solo, Diamante. No hace falta que me ayudes con el sofá.
Diamante: Yo también puedo solo, pero es por hacer algo juntos...


Fatumata: Sus, ¿tantas cosas necesitas para vivir?
Sus: Pues...supongo.
Fatumata: La mayoría de estas cosas no sé ni para que sirven...
Estrella: Cuando te acostumbras a usarlas, ya no puedes vivir sin ellas.
Sus: Es verdad.
Fatumata: Pues no las quiero.


Lilu: ¡Miro y admiro, caris! ¡Muy bien!
Duque: Lilu, podrías echar un cable...
Lilu: ¡Ya lo hago, cari! No seas tan refunfuñón. 
Duque: ¿Eso es ayudar? Lo único que haces es molestar...
Lilu: ¡Osea, ve a big brother y nomínate! Estoy dando instrucciones. Alguien debe poner orden en todo este desorden. 


Othello: Ahí va la mesita, Gallofa.
Gallofa: Ay, me duelen hasta las pestañas. Esto de tener tantas cosas...¡Menos mal que yo vivo casi con lo puesto!


En el interior de la casa, ya habían instalado algunos muebles. Duclón se estaba encargando de la instalación del agua, que estaba dando algún problema en la cocina. Nahuel intentaba ayudar en lo que podía a Duclón, pero no se enteraba de nada.

Duclón: Páseme la llave inglesa, Nahuel.
Nahuel: ¿Inglesa? Aquí pone made in China y no veo llaves por ninguna parte. ¿Le vale mi llave de casa?
Duclón: Déjelo, ahora lo busco yo mismo.

Willy y Renzo jugaban corriendo de un lado para otro. Atalana bailaba mientras cantaba algo totalmente incomprensible para Wenda, que la observaba boquiabierta. Salma sonreía divertida. Mientras Suselle y Renzo y Pandy jugaban con los juguetes.


Wenda: ¿Qué diablos está haciendo? Me está mareando...
Salma: Está bendiciendo la casa y expulsando a los malos espíritus. Es un baile clásico en nuestra tribu.
Wenda: Ahhhh...
Atalana: ¡Yeha noha, yeha noha, tubancaqué tubancaqué! ¡Wepa haou! ¡Wepa haou!
Wenda: Precioso...
Salma: ¿Verdad? Es que en esta casa ya no se respira malas vibraciones.
Wenda: Sí, se respira mucho mejor, digo. 


Atalana: ¡Yeha noha, yeha noha, tubancaqué tubancaqué! ¡Wepa haou! ¡Wepa haou!
Wenda: Para su edad tiene una vitalidad envidiable, eso no te lo puedo negar.
Salma: El secreto está en la alimentación y la vida sana. También hay que tener buena genética.
Wenda: Salma, tu hermana era una mujer muy generosa.
Salma: Bueno...era especial.
Wenda: Tengo entendido que no os llevabais muy bien.


Salma: Has entendido bien. Renegó de la tribu y de su familia. Decía no sentirse realizada y que aquella vida no era suficiente para ella. Se marchó sin más y nunca más se preocupó por nosotros.
Wenda: ¿No has sentido su muerte?
Salma: Pues claro. Abani, que es así cómo se llamaba realmente, era alguien muy especial para mi. La adoraba y siempre fue mi ejemplo a seguir, hasta que se le fue la cabeza. Quería que todos la llamasen Agatha y criticaba de malas maneras las costumbres de nuestro pueblo. La vi un par de veces, pero siempre discutimos y nos acusamos por errores pasados. Su muerte ha sido un palo para mi...aunque parezca que tenga el corazón de piedra. Mis padres han sufrido mucho, pero para ellos la muerte no es más que otro paso a otra vida. Yo sin embargo, estoy influenciada por otras culturas y su muerte no me parece tan...mágica.  Que le haya dejado esto a mi Diamante es una muestra de que me quería y que se disculpaba por todos los errores que cometió. Si pudiese, también me disculparía...
Wenda: Seguro que ella sabía que la querías y estabas arrepentida por no haber solucionado las cosas.


Wen cargaba con una de las mesitas de la habitación de invitados. Duclack intentaba montar las camas.

Wen: Ya estoy aquí con la segunda mesita de noche.


Duclack: Pensaba que me costaría mucho más montar estos muebles, pero ha sido bastante fácil. La llave allen es una maravilla.


Cuando montaron todos los muebles, Diamante y Sus fueron a su piso para despedirse. Entraron en el comedor, donde tantas experiencias habían vivido. Sus no pudo evitar soltar unas lágrimas de tristeza.

Diamante: No llores, cariño. Hemos sido muy felices aquí pero también lo seremos en nuestro nuevo hogar.
Sus: Lo sé, pero no lo puedo evitar...Hemos celebrado aquí navidades con todos nuestros seres queridos, Halloween, reuniones familiares y de amigos. Recuerdo cuando anunciamos que estábamos embarazados.
Diamante: ¡Menuda fiesta montamos! Duque tocaba la guitarra y todos nos animamos a bailar.
Sus: Has organizado con todos los piratas muchas de vuestras misiones en este comedor.



Diamante: ¡Y cómo olvidar cuando nos reuníamos para comer churros con chocolate!
Sus: Sí...
Diamante: No llores más, cariño.
Sus: Es que esos recuerdos son muy bonitos. ¿Recuerdas cuando se mudó Sinéad y Eros? La pobre estaba muy cortada. La echaré de menos...
Diamante: Nos vendrá a visitar, no te preocupes.
Sus: Los niños han crecido aquí, son tantos recuerdos...Este era nuestro refugio, Diamante.





Fueron al dormitorio, ya sin ningún mueble. Se asomaron por la ventana para observar el paisaje por última vez desde aquella ventana.

Sus: Aquí te he echado de menos muchas veces, tumbada en la cama esperando que volvieras de tus viajes. Hemos vivido momentos de pasión incontrolable...
Diamante: Si estas paredes hablasen...
Sus: Hemos sido muy afortunados aquí. ¿Recuerdas cuando me vendaste los ojos y me sorprendiste con la cunita y los muebles de los niños?
Diamante: Sí, aquel día fue muy mágico. Encontrar esa pared hueca y poder aprovecharla para colocar la cunita fue una suerte.




Sus: Adiós, gracias por los momentos tan felices. Siempre te llevaré en mi corazón.

Sus se puso a llorar y Diamante la abrazó cariñoso. A él también le costaba desprenderse del que hasta ese momento, había sido su hogar. Llevaban consigo algunas maletas con las últimas cosas que se habían dejado en el interior. Echaron un último vistazo al pasillo y cerraron la puerta.


Sus: ¿Quién se vendrá a vivir aquí? No quiero que sea mala gente, Diamante.
Diamante: El de la inmobiliaria dice que el piso tiene muchos novios. Procuraré que se lo quede uno con buenas intenciones. 
Sus: Podría ser una familia como nosotros. 


Sinéad: Veo que ya os vais definitivamente.

Sinéad y Eros pasaron para despedirse. Sus intentaba disimular las lágrimas y Eros sonrió divertido. Por mucho que se esforzase, sabían que le estaba costando dejar el piso.

Sus: ¡Sinéad, Eros! Ahora íbamos a despedirnos. Sí, ya nos vamos...
Sinéad: Os echaré de menos...esto no será lo mismo sin vosotros.


Sus se lanzó a los brazos de Sinéad y lloró en su hombro. Sinéad hizo un esfuerzo para no llorar y manchar a sus con lágrimas de vampiro.

Sus: ¡Os echaré de menos!
Sinéad: Nosotros también. No te preocupes, iremos a veros muchas veces.
Sus: ¿Me lo prometes?
Sinéad: Te lo prometo.


Diamante: Está llorona. 
Eros: Pero Sus, si os vais a vivir a una mansión de infarto.
Sus: Lo sé, pero...
Sinéad: Yo te entiendo. Os confieso que estamos mirando otra residencia. Pronto nos marcharemos de aquí.
Diamante: ¿Os vais?
Sinéad: Deseamos una zona distinta y cambiar de aires. Ahora que vosotros no estáis, nada nos retiene.


Hermenegilda: ¡De aquí no os vais sin despediros de mi!
Sus: ¡Señora Hermenegilda!
Hermenegilda: La misma que viste y calza.
Sinéad: Creo que os trae cocido...

Llevaba una olla humeante y se la entregó a Sus muy decidida.


Sus: ¿Y esto?
Hermenegilda: Que la juventud de hoy en día no come más que porquerías. Mradonals de ese y comida de yankees. Es un cocido mío, de los buenos con fundamento. Tiene pelotas de carne, patatas, garbanzos y zanahoria. ¡Pa chuparse los dedos, guapa! Estoy segura que allí mal comeréis.
Sus: Oh, gracias...


Hermenegilda: La olla no te preocupes, ya me paso yo misma mañana y la recojo. Era el número 23, ¿no?
Diamante: No, el 29.
Sus: ¡Diamante! Sí, es el 23. Aunque no quiero que se moleste, si eso ya se la traemos nosotros...
Hermenegilda: ¡Ni hablar! Haberse visto, si a mi no me cuesta nada ir a tu casa. De paso me la enseñas y te doy mi opinión. ¡Ah! Compra leche desnatada y me invitas a merendar, yo llevaré unas magdalenas recién hechas. Te contaré lo de mi amiga Fernanda, que ayer conoció a un viejo verde y se piensa que está enamorada. ¡Ah! La del tercero, esa es muy rara. El otro día estuve hablando con ella y como tenía la puerta entreabierta, pude ver el comedor. Ya te contaré, ¡es un horror!
Sus: Vale...
Eros: Menudo morro tiene...
Hermenegilda: ¿El qué has dicho?
Eros: Que...si...tiene morro el cocido.
Hermenegilda: Ah, pues de eso no le he echado. Es que con las pelotas ya tiene consistencia.  


Diamante: Será mejor que nos marchemos ya, que se está haciendo tarde.
Sus: Gracias de nuevo. Ya sabéis dónde vivo, allí tenéis vuestra casa.
Hermenegilda: Ah, pues alguna noche me escapo y me quedo a dormir con vosotros.
Eros: Será mejor que huyáis de inmediato.

Salieron corriendo y la señora Hermenegilda tocó los hombros de Sinéad y Eros.

Hermenegilda: Es una pena pero bueno, ahora podremos estar más unidos. No notaréis su ausencia, me encargaré de que no os sintáis solos.
Sinéad: Ay, no...


Sus y Diamante llegaron por fin a su nuevo hogar. Estaba completamente amueblado y con todos sus enseres en su sitio. Sus dejó la pesada olla sobre la mesa de la cocina y suspiró.

Sus: Pues huele bien, pero lleva carne...
Diamante: Ya me lo comeré yo. Qué silencioso está todo, ¿no?



Wenda estaba en el comedor, cuidando de los niños. La estufa estaba encendida y el ambiente era muy acogedor.

Wenda: Habéis tardado mucho, ¿no?
Sus: Nos hemos entretenido con la vecina.
Wenda: ¿La pesada? Esa mujer es un calvario.
Sus: Pero es buena mujer.


Dante jugaba con un tractor en el suelo y Pandy dormía en su cesta abrazado a su ovillo de lana.

Dante: Ruum, ruuum, ruuuuuuum.


Diamante: ¡Ven aquí, enano!
Dante: ¡Yo no soy enano!

Le hizo cosquillas en la barriga y Dante reía alegre.

Wenda: ¡Shhh! La nena duerme.
Sus: Oh, mi niña. Se ha quedado frita.
Wenda: No me extraña, con los trotes que da de un lado para otro. Duclack está arriba con Willy y Renzo. Han insistido en quedarse a dormir esta noche. Mañana no tienen escuela.
Sus: ¿Y Duclack?
Wenda: Subió a la habitación de los niños para contarles un cuento.


Diamante y Sus subieron las escaleras hasta la primera planta. Observaron la habitación de invitados amueblada.

Sus: Son muebles clásicos y quizás poco novedosos, pero son elegantes y quedan bien.
Diamante: Cuando podamos compramos unos más modernos.


Sus: El cuarto de baño es genial. Nuestros muebles han quedado perfectos.¡Parecen pensados para esta casa!

Abrieron la puerta y entraron ilusionados. Se acabaron los problemas de espacio. 



Subieron a la segunda planta y allí encontraron a Duclack. Estaba sentada en una pequeña silla para niños y frente a un escritorio. Leía un cuento infantil de un libro que les había regalado a Dante y Suselle.


Duclack: Cuando la malvada bruja de las Cumbres encerró a las 7 princesas en los 7 castillos de las 7 montañas, custodiadas por 7 halcones, 7 ogros y 7 dragones, nadie pensó que se las pudiera volver a ver con vida. Pero años después, el valiente Sir Pentín juntó un aguerrido grupo de...Uy, no os había visto.
Sus: Hola. Se han quedado dormidos.
Duclack: Sí, eso parece.



Sus: ¿Te quedarás a cenar? Vamos a preparar pizzas. ¡Ah! También tenemos cocida de la señora Hermenegilda...
Duclack: Me quedo, pero prefiero pizza. Estoy muy feliz por vosotros, esta mansión es maravillosa.
Diamante: Gracias, capitana.
Sus: Es un sueño, la verdad. Aquí te podrás quedar muchas veces a dormir, en el piso era muy engorroso.
Duclack: ¡Sí! Voy a bajo a jugar con Pandy.
Diamante: Ahora nos vemos.


Finalmente entraron en su alcoba. Los dos observaron su nido de amor emocionados. Aunque habían sido muy felices en el piso, estaban seguros que aquí también lo serían.

Sus: Todavía no doy crédito. 
Diamante: Yo tampoco. Vamos a estrenar la cama en esta casa.



Se tumbaron boca arriba. Estaban cansados de la mudanza y el cúmulo de emociones, pero la felicidad superaba cualquier otra sensación.

Diamante: Gracias, tía Agatha.
Sus: Algún día me tienes que contar más sobre ella. 
Diamante: Lo haré. Sus, estoy pensando una cosa...
Sus: ¿El qué?


La agarró y la besó con pasión.

Diamante: Sobran las palabras, ¿no?
Sus: Sí, sobran.


FIN

4 comentarios:

  1. ¡Ayyy, qué bonito me parece todo! Empezando por la primera escena, calmada y graciosa, en la que Sus ve la tele y Diamante duerme, terminando por el momento con el que Sus y Diamante inauguran su nueva vida. Me encanta todo y siento una envidia muy bonita por la vida de Diamante y Sus. ¡Yo también quiero vivir en una casa como ésa! No me parece precioso solamente el hogar donde van a vivir, sino todo lo que los rodea. Me encanta también que estén rodeados de tanta gente maravillosa, de tantos amigos que los apoyan. Me gusta y me interesa mucho la historia que se esconde tras la familia de Diamante. No sabía nada sobre ellos y ahora me llaman mucho la atención. No sabía que Diamante tenía sus orígenes en una tribu. Me ha hecho mucha gracia el momento en el que Atalana baila y canta para alejar los malos espíritus de la casa, jajaja, y cuando Salma habla de su hermana con tanto cariño y a la vez pena me ha parecido muy bonito e interesante. Me he reído mucho con la intervención de la señora Hermenegilda. Son varias las frases que me han hecho reír, pero sobre todo me ha hecho estallar la forma que tiene de autoinvitarse a la casa de Sus y Diamante. Sin ningún tipo de vergüenza dice: pues me pasaré y me quedaré a dormir una noche con vosotros. ¡Qué morro tiene! Como dice Eros, jajaja. Me pregunto cómo saldría todo si tienen que soportarla durante una noche. ¡Tenemos que hacer esa historia! También me encantaría que hiciésemos alguna donde van Eros y Sinéad a visitarlos. Me he reído también mucho cuando Eros dice “vaya morro tiene” y la señora Hermenegilda lo oye, él se defiende con “si le has echado morros al cocido” y ella dice “no, con las pelotas ya tenía consistencia”, jajajaja, qué ingenioso todo. Es verdad que detrás de cada fotografía y de cada escena hay mucho trabajo y seguro que te has tirado tu tiempo haciendo las fotos (que todas son preciosas, me encantan muchas, pero me gusta mucho cuando Sinéad, Eros y Sus están hablando antes de que aparezca la señora Hermenegilda) y escribiendo el texto, pero a mí se me ha hecho muy corta la lectura. Me encanta todo y estoy deseando que escribas las nuevas experiencias que van a vivir en esa casita. Ya sabemos dónde van a celebrar la Nochevieja este año. ¡Seguro que queda todo precioso! ¡Por cierto cuenta conmigo para lo que quieras para hacer alguna de esas historias! ¡Enhorabuena! Te ha quedado genial.

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  2. Me encanta!!! Realmente sería muy surrealista que heredaras una mansión así de una tía con la que prácticamente no tenías contacto, yo alucinaría! Han tenido mucha suerte. Ha sido muy emocional ver cómo se despedían de su piso, que ya pasará a la historia por todo lo que ha pasado ahí. Me han hecho mucha gracia algunos momentos, como cuando Lilu dirige (irradia felicidad, jaja) o cuando Wenda no comprende el baile para ahuyentar los malos espíritus. ¡Será un placer tener a Sus y Diamante de vecinos! Y cómo no, no podía faltar la despedida de Hermenegilda, hasta Wenda dice que es un horror de mujer!
    Bueno, me encantó la historia y espero que sean muy felices en su nuevo hogar.

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  3. Es una historia preciosa y llena de ternura. Me ha hecho gracia el nombre de la tía: Agatha. Es un nombre muy de tía de la que se hereda. La casa es preciosa. Me encanta todos los detalles que tiene: el papel de las paredes, las ventanas, las puertas... Espero conseguirla algún día, para poder seguir con nuestras historias.
    Las fotos de la mudanza son entrañables con todo el círculo de familiares y amigos echando una mano. Me gusta esa en la que se ven las cajas, llenas de cositas. No me extraña que les diera lástima a Sus y a Diamante dejar la casa, todas esas fotos de historias me han traido muchos recuerdos.
    Me ha gustado también cuando vuelven a la casa y está en ella Wenda con los niños. Y la vecina doña Hermenegilda es tremenda, ¡qué clack más pesada con el cocido! Duclack ha preferido la pizza, jajaja. Pero Diamante no le hace ascos al cocido.
    Empieza una nueva vida para Diamante y Sus en esta nueva casa, seguro que en ella viven muchos momentos muy especiales.

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  4. Una mansión completa para Sus y Diamante... qué bien lo van a pasar, ya me imagino la cantidad de secretos que encontrarán en esa casa de la tía Ágatha. Para otro cualquiera, la historia habría sido algo sencillo, dejan la casa vieja por la nueva y ya está, pero tú Dani siempre le sacas partido a las cosas y sabes ver donde los demás pasamos de largo, la mudanza es una ocasión estupenda para que colabore todo el mundo, mientras echa una a mano aprovechan para curiosear un poco y hacer una aparición divertida, y si no ahí están Fatumata, Estrella, Lilu... ¿y qué decir de Atalanta? No sé si alguna vez te has cambiado de casa, yo sí, cuando era pequeño, y me ha llegado directamente al corazón todo lo que dicen Sus y Diamante cuando están abandonando su antigua casa; por una parte se alegran porque todo indica que irán a mejor, y serán más felices en su nuevo hogar (que, por cierto, es preciosísimo, siempre me ha parecido un sueño esa mansión), pero por otra parte dejar su nidito es como abandonar un lugar que funcionaba... por suerte la señora Hermenegilda y su cocido han puesto la nota humorística, menuda la que les cae ahora encima a Sinéad y Eros, que me da a mí que mucho no van a aguantar en tan "grata" compañía aunque... cambiándose tampoco se van a librar de esta buena señora, pues menuda es. Es un capítulo muy entretenido, no sé si la casa guarda algún secreto de la misteriosa tía Ágatha, ¿habría novedades ocultas entre sus muros?
    Te felicito de verdad por la historia, y por tener un casa "parisina" tan bonita, se lo merecen tus clicks, y te lo mereces tú.

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