viernes, 30 de octubre de 2015

Halloween 2015: La muñeca maldita

Carolina y David salieron como cada Halloween a pedir chucherías casa por casa. Eran amigos, vecinos del barrio. Carolina era un niña cariñosa, tranquila y muy asustadiza. David sin embargo era atrevido, revoltoso y bromista. Él iba disfrazado de demonio, con su tridente, capa, cola, cuernos y una larga barba negra. Ella de hada, con sus alitas, corona y un vestido de colores. Era una noche algo fría y la luna llena brillaba con una luz azul mágica. Llegaron a la valla de la casa misteriosa, así la llamaban todos. Era una gran mansión en la que nadie había visto nunca a sus habitantes. Estaba claro que allí vivía alguien. El jardín abandonado, con sus árboles secos y malas hierbas contrastaba con las calabazas de Halloween que adornaban la entrada.


- ¿Para qué nos paramos aquí? - Preguntó Carolina asustada. Siempre que pasaba frente a esta casa, lo hacía corriendo sin parar. - Yo no pienso ir a pedir chucherías...
- ¿Tanto miedo tienes? - Quiso saber David sorprendido. - ¿No te creerás todas esas cosas que dicen por ahí? 
- Sí, me las creo - Contestó mirándole desafiante - Esta casa está encantada.


- ¿No te das cuenta? Eso lo dirán niños que saben que aquí dan muchas chucherías. Si han puesto calabazas en la entrada es que les gusta Halloween y quieren recibir visitas.
- David, prefiero que pasemos de esta y pidamos chuches en otras casas...tengo miedo - Entre el frío y el miedo comenzaba a temblar.


- No seas cría - Le reprochó riendo - ¡Son leyendas urbanas!
- ¡Mira! - Caroline le agarró de un brazo asustada - ¡Ahí hay alguien!
- ¿Dónde?
- ¡Ahí, en la ventana! ¡Nos está mirando! Vamos, no quiero estar aquí - Tiraba del brazo de su amigo pero este no se movía. - ¡David!
- Carol, estamos en Halloween. Es una noche de misterio y terror. ¿No te apetece vivir una aventura?
- La verdad es que no...



- ¡Hola! - Los dos se asustaron. Estaban tan centrados en la casa que no se percataron de que alguien se acercaba - No quería asustaros - Era una vecina del barrio. Se llamaba Laura y tenía la misma edad que ellos. Iba vestida de princesa y por supuesto, al igual que ellos, tenía su cesta para meter las chucherías.

- Hola, Laura. ¡Que guapa estás! - Alabó Carolina.
- Gracias. Tú también. David, estás terrorífico. Oye, ¿vais a pedir chucherías en la casa misteriosa? - Preguntó sorprendida.
- Pues claro. Estoy seguro de que aquí dan muchas chuches.- Contestó David. - Yo no me creo esas tonterías que dicen.
- ¿En serio? Dicen que en esta mansión habita un niño maldito. Todos los halloween espera a que otro niño entre en la casa y que así le pueda pasar la maldición y ser liberado - Les explicó casi susurrando - Yo no entraría en esa mansión por nada del mundo.
- ¿Y que hace para pasarte la maldición? - Le preguntó Carolina intrigada.
- Dicen que es una muñeca demoníaca. Ella te pasaría la maldición y liberaría al niño, pero estarías atrapado con la muñeca en la mansión hasta el próximo halloween. Si no encuentras a otro niño, estarías maldito año tras año hasta que finalmente un niño sufriese la maldición. 


- ¡Que tontería más grande! - Exclamó David - Menuda chorrada.
- Dicen que esa muñeca fue repudiada en su día. Estaba sucia, rota y vieja. No deseaba estar sola así que maldijo a los niños que la tocasen para que nunca más la pudiesen abandonar.
- No sé quién puede creerse semejante tontería...
- David, a mi no me parece una tontería - Intervino Carolina - Da miedo.
- Bueno, yo os dejo que tengo muchas casas que visitar. Tened cuidado si entráis en esa mansión...

Laura se marchó dispuesta a conseguir el máximo posible de chucherías. 

- ¡Hasta luego! Ay, me gustaría ir con ella - Se quejó Carolina.
- ¿Me darías el plantón? - Puso cara de tristeza y ojitos de cordero degollado.
- No, tonto - Respondió arrepentida.



David abrió la la puerta de la valla y entró. Carolina se puso muy nerviosa y por más que llamaba a su amigo, este no le prestaba atención. Finalmente se dejó llevar, a pesar del miedo. El jardín estaba muy descuidado. Dos enormes calabazas con velas en su interior eran la única muestra de que allí había alguien. Telas de araña, ramas secas, suciedad...era un lugar tétrico y deprimente.


Un gato se deslizó con sigilo entre las ramas secas del jardín. Carolina lo miró entre temerosa y fascinada. El viento frío la hizo tiritar y se planteó dar media vuelta. 

- David, no quiero estar aquí...
- Pues vete, si es lo que quieres. Deberías superar tus miedos. Siempre temerosa de todo - Le dijo enfadado - Eres una miedica.
- ¡Eso es mentira! 


Algunos cuervos habitaban en aquel jardín marchitado. Los observaban atentos, extrañados de ver a dos inocentes niños en un lugar tan peligroso.

- Mira, hay cuervos - Dijo David - Son súper guapos.
- ¿De verdad crees que nos darán chucherías? - Preguntó dudosa - Esto está abandonado...
- ¡Pues claro! Hazme caso y no pienses más - Le aconsejó. 



David se detuvo ante la puerta y se dio la vuelta para mirar a su amiga. Vio al gato negro pasar tranquilamente y escabullirse entre ramas y maleza.

- Vamos a vivir una aventura emocionante. Estamos en hallloween - Puso voz de misterio para asustar más a Carolina - Veremos si alguien nos abre la puerta.


Golpeó a la puerta pero esta se abrió de par en par. David saludó pero allí no había nadie. Decidió entrar y Carolina lo siguió intrigada. Estaban en una vieja cocina. El polvo y las telarañas lo habían invadido todo. Una payaso de juguete estaba sentado sobre una mesa frente a la mesa. Le acompañaba un enorme oso de peluche marrón, también sentado sobre una silla. Frente a ellos tenían la mesa servida, con copas repletas de un líquido rojo, una calabaza y dos platos con comida podrida. El olor era muy desagradable.

- ¡Qué asco, tío! - Exclamó David tapándose la nariz.
- Huele fatal...¿Quién habrá puesto estos muñecos aquí? - Carolina no podía dejar de mirar al payaso. Siempre le habían provocado miedo, pero en aquella circunstancia ese pánico aumentó considerablemente. - Ese payaso me da miedo...


- Es sólo un muñeco, Carolina. No temas, yo te defenderé si te ataca - Aseguró despreocupado. - Puaj, mira que telaraña más grande...
- ¡Ahhhhhhh!
- ¿Qué pasa? - Preguntó alertado cuando la escuchó gritar.


- ¡Un ciervo! - El animal disecado estaba sucio y repleto de telaraña. - Es...
- ¡Guay! ¡Cómo mola! 


Escucharon un ruido y los dos miraron hacia una puerta. Un niño disfrazado de fantasma oscuro los estaba observando.

- ¡Ahhhhhhh! ¡Es el niño maldito! - Carolina casi se desmayó del susto.
- Hola, ¿vives en esta casa? - Le preguntó David sobresaltado. El niño disfrazado no contestó.


- David, por favor, quiero irme de aquí - Estaba tan nerviosa que temía orinarse encima.
- ¿No te das cuenta? ¡Quiere asustarnos! Ey, ¿es que no sabes hablar? - Le preguntó David desafiante.


El niño disfrazado salió corriendo y se escondió. Entraron en un comedor en el que la mayoría de los muebles estaban tapados con sábanas. Creaban formas extrañas. Carolina imaginaba que eran monstruos escondidos, esperando el momento para atacarles.Otros muebles estaban sin tapar, sucios y en muy mal estado. Olía a humedad y suciedad.

- ¿Hola? Me llamo David - Dijo en voz alta. - Queremos ser tus amigos.
- Deberíamos irnos de aquí, David. La leyenda es cierta - Le advirtió.
- ¡Bobadas!


- Más animales disecados - Dijo señalando una mofeta - Pobrecita...
- ¡Ey, niño! Sal de tu escondite, que no te tenemos miedo - David buscaba al niño mirando tras los muebles. 


El silencio reinaba en aquella casa. Sólo la respiración agitada de Carolina y su propio pulso lo rompían. 

- Ayuda - La voz provenía de la cocina. 

Al darse la vuelta, vieron al niño mirándoles con algo en la mano.

- ¿Necesitas ayuda? - Le preguntó Carolina ahora preocupada.


- Tú me gustas. Debe ayudarme él - Respondió el niño señalando a David. Seguidamente subió las escaleras a toda prisa hacia el primer piso.
- ¡Espera! - Era demasiado tarde para salir de allí. Estaban intrigados y deseosos de averiguar lo que estaba ocurriendo.


Al llegar a las escaleras que daban al primer piso, encontraron un esqueleto enganchado a la pared. David estaba asustado, pero no estaba dispuesto a dejar que Carolina se percatase de ello.

- Es de mentira - le dijo dudoso. - No tengas miedo.
- No lo puedo evitar. Debemos ayudar a ese niño, dice que necesita ayuda.
- También es posible que nos esté tomando el pelo, Carolina.
- ¿Tú crees?


- ¡Ayúdame, David! - El niño los observaba desde el primer piso. David no pudo evitar asustarse.
- ¿Esto es un broma?

El niño salió corriendo sin responder a la pregunta. Los dos subieron las escaleras hasta llegar al primer piso.


Entraron en el cuarto de baño. Su estado era lamentable. Toda aquella mansión era un desastre. El olor era espantoso, a agua podrida y suciedad.


La siguiente estancia era un dormitorio infantil. Habían muchos juguetes viejos y entre ellos, una espantosa muñeca. Había sido reparada en innumerables ocasiones. También lucía manchas de suciedad en su vestido y su pelo negro estaba enmarañado y muy descuidado. 

- ¿Has visto eso? ¡Es espantosa! - Exclamó David asombrado.
- David...¿y si esa es la muñeca maldita? Laura nos contó su historia... - Estaba a punto de salir corriendo, dejando a David allí plantado - Tenemos que salir de aquí, por favor.


- ¡No seas miedica! Es una simple muñeca. Es fea, pero no puede hacernos daño - Aseguró agachándose ante la muñeca.
- No deseo que sufras esta maldición - Dijo el niño disfrazado de fantasma al salir de su escondite - Pero no puedo más. ¡Ayúdame, te lo ruego! Tifanny es mala, muy mala...
- ¿Te burlas de mi? ¿Quién es Tifanny? Te has equivocado de chico, yo no creo en estas tonterías - Le advirtió David enojado.
- Tifanny es la muñeca - Aclaró el extraño niño.
- David, no toques esa muñeca - Le pidió Carolina.


- No tienes miedo, ¿verdad? Pues toca a Tifanny y demuéstralo - El niño hablaba cada vez más fuerte y en sus palabras se advertía nerviosismo.
- ¡No lo hagas! - Carolina no dudaba en absoluto de la leyenda.

David cogió la muñeca con una mano y la meneó en el aire sin el menor miramiento. Sonrió a Carolina satisfecho y miró al niño disfrazado de fantasma.

- ¿Pensabas que no lo haría? ¡Pues te has equivocado! ¿Has visto, Carolina? ¡Estaba tomándonos el pelo! - Sacó la lengua al niño - Un fiasco de broma, chaval.  


De pronto, David comenzó a sentirse mal. Todo le daba vueltas y le quemaba la piel. Se comenzó a marear y sentía que la piel se le caía a tiras. Carolina gritó espantada cuando David se transformó en un ser sobrenatural. Su piel era oscura y sus ojos grandes y amarillos. 

- ¡David! - Su amiga no podía dejar de llorar. - ¡Que te está pasando!
- Me encuentro muy mal... - Los dolores desaparecieron y de nuevo se sintió bien. No era consciente del cambio físico que había experimentado. - ¿Por qué me miras así?
- Tú-tú...cara... - A Carolina no le salían las palabras. Ese aspecto siniestro nada tenía que ver con el de su querido amigo David - Has cambiado...
- ¡Me has liberado! - Gritó eufórico el niño.


Se quitó el disfraz de fantasma y dejó ver su nuevo aspecto. Era un niño sano, de pelo moreno y ojos negros. Saltaba feliz tocándose el cuerpo y la cara sorprendido.

- ¡Soy libre! 
- ¡Qué le has hecho a mi amigo! - Exigió Carolina al niño - ¡Tú le has hecho eso!
- ¡Quiero recuperar mi cuerpo!
- Es la muñeca...ella es la responsable - Aclaró más tranquilo.

"¡Tengo un nuevo amigo!" Una voz de ultratumba se escuchó en la habitación. "Bienvenido, David. Tranquilo, tendremos tiempo de conocernos". Esa voz provenía de la muñeca, que reía con malicia y satisfacción.

- ¡Corre, Tifanny es peligrosa! - El niño salió corriendo de la habitación.
- ¡No puedo dejar a David aquí!
- ¡Ya no puedes hacer nada por él! ¡Está poseído por ella!


"Mata a esos dos niños y usemos sus huesos para adornar la casa", ordenó la muñeca a David. Le pareció una barbaridad en un principio, pero luego la idea le pareció divertida. 

- ¡Juguemos con sus huesos! - Gritó divertido.

Carolina huyó asustada sin mirar atrás.


David los seguía muy de cerca. La muñeca se removía en sus manos, deseosa de poder cumplir sus fantasías más perversas.

"¡No huyáis! ¡Estamos en Halloween!" les decía mientras bajaban las escaleras. "¡Rápido! Si no los atrapas te martirizaré hasta límites inimaginables". David corría todavía más deprisa. 

- ¡Carolina, no puedes abandonarme! ¡Quiero jugar contigo! - No se detuvo ni por un momento. Sabía que su amigo estaba bajo la influencia de la muñeca.


Por fin consiguieron salir al jardín sin ser alcanzados. David se detuvo en el umbral de la puerta. La maldición no le permitía salir de la mansión.

- ¡Carolina! - Gritó desesperado. 


"¡Por todos los demonios! ¡Los has dejado escapar!" Se quejó Tifanny. David observaba a su amiga, ya fuera de peligro. Aunque una sensación extraña le invadía, se alegró por ella.


- ¡Tenemos que ayudarle! - Le pidió Carolina al niño.
- Me llamo Rafael. Lo siento, pero no podemos hacer nada. En el fondo yo no le quería pasar la maldición, pero llevo demasiados años maldito...y Tiffany es una compañía terrible. Ahora tendrá que esperar al próximo Halloween y atrapar a otro niño incauto que ignore las advertencias.
- David...- Carolina lloraba triste por su amigo, al que no sabía si volvería a ver.


David quedó atrapado en aquella mansión infernal. Pasaban los años y ningún niño se atrevía a entrar en la casa. Tiffany se convirtió en su única compañía y con ella esperaría el ansiado día de Halloween en el que un niño se atreviese a entrar en la casa.



- Y colorín colorado, este cuento se ha acabado - Anunció Calabazo. 

Elvira estaba sentada en su regazo. Había escuchado atentamente el relato sin interrumpir.

- Es un final triste...me da pena David - Le confesó.
- ¡Ohhh, dulce niña! No debes preocuparte por David. Recuerdo que tus abuelos te regalaron un oso de peluche, ¿no es cierto?


- Sí, pero lo perdí...
- Pues aquí tienes a una nueva amiga, Tiffany.¿Te gusta? - Le mostró la horrenda muñeca.


- ¿Es la misma Tiffany que la del cuento? - Preguntó asustada.
- ¡Es una pobre muñeca que no tiene con quién jugar! Está sola, igual que tú. Ella será tu amiga - Le dio la muñeca y ella la agarró ilusionada.


- Está sucia, pobrecita - Elvira intentaba limpiar las manchas del vestido de la muñeca.
- Es el momento de despedirnos, Elvira.


La niña se marchó con la muñeca y junto a Yan, que vigilaba atento la muñeca. Calabazo se acercó a la ventana y se despidió de la niña y su amigo.


Nocturna fue hasta Calabazo y este la acarició. Sabía que estaba triste.

- Mi pequeña y dulce Nocturna. Lo sé, tenemos que despedirnos hasta el año que viene...Halloween llega a su fin. No te preocupes, volveremos el año que viene con nuevas historias terroríficas - La loba aulló en respuesta.


- Queridos amigos, seres del más allá, fantasmas, espíritus, demonio, monstruos...ha llegado el momento de despedirnos. Os deseo un feliz Halloween. Nos vemos el próximo año con nuevas y escalofriantes historias. Me retiro a mi alcoba a descansar. ¡Hasta el año que viene! Sed malos, queridos. Quizás el año que viene cuente vuestra propia historia. ¡Jajajajaja! 


De esta forma termina nuestro viaje. Habéis sabido guardar la compostura y estoy orgulloso de vosotros. No habéis sufrido daño alguno, observando tras de mi y guardando silencio. No os aseguro que algún ser malvado no se haya quedado con vuestra cara, quizás aparezca en mitad de la noche para perturbar vuestro sueño. Podría aparecer en vuestras peores pesadillas o convertir vuestras vidas en un auténtico infierno. Crucemos los dedos por que esto no ocurra. Este es el fin de nuestro largo viaje. Nos veremos el próximo año, amigos. ¡Feliz Halloween!


Fin

2 comentarios:

  1. ¡Qué emocionante! La historia de Tifanny es de película, ¡me encanta! Además has conseguido recrear muy bien el ambiente: la casa, el jardín... No me costaba nada imaginarme todo lo que ibas describiendo. ¡Por nada del mundo querría hallarme en esa mansión maldita! Es cierto que David me da mucha pena, pero también es verdad que se lo ha buscado. A veces no tenemos que ser tan valientes, no es necesario, y tampoco tenemos que ignorar todo lo que se cuenta de un lugar. Carolina ha hecho muy bien creyendo continuamente en la leyenda, por eso se ha salvado.
    Ahora solamente hay que esperar al año que viene para seguir disfrutando de las historias de Calabazo. Me gustaría que en alguna época del año que no fuese Halloween saliese de su alcoba y nos contase alguna de sus historias. ¡Este año me ha encantado! ¡Enhorabuena!

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  2. ¡Qué historia más terroríficamente buena! Me ha gustado mucho esta otra historieta de Calabazo.
    La descripción, como ya ha dicho Sinéad, es excelente y ayuda mucho a imaginarse la escena, sin la necesidad de las fotos. Aunque las fotos son un regalo precioso, con esa luna y esos decorados con telarañas, cuervos, gatos, payasos... y tantos detallitos en cada habitación, que consiguen infundir ese aire de misterio y terror ante lo desconocido.
    Al principio me ha sorprendido ver que desvelabas el misterio de la casa mediante el personaje de la otra niña que se encuentra a los dos amigos. Pensé: ¿Y ahora cómo va dar miedo esto si ya sabemos el secreto de la casa? Pero he podido comprobar a medida que avanzaba en la lectura de la historia que lo realmente importante no era la anécdota del argumento, si no, el misterio que envuelve a la propia casa, he podido sentir cierto escalofrío con cada instancia que los niños recorrían, los peculiares objetos que encontraban y ese niño que pedía ayuda tan lastimosamente. He sentido nervios ante la actitud del incrédulo David y me he compadecido de él al ver el terrible castigo por su imprudencia. Al final la historia tiene cierto mensaje moral, la niña temerosa y cauta se salva y el arriesgado y temerario niño recibe su castigo.
    Pero lo que me produce más placer de este Halloween, como del otro es el personaje de Calabazo. Su presentación y cierre de las historias es simplemente delicioso. Cada palabra, cada gesto (como el de darle la muñeca a Elvira) y cada guiño al espectador hace que este narrador/personaje (pues luego a su vez hay otro narrador, como unas muñecas rusas, nos encontramos ante la historia dentro de la historia por dos veces, recurso metalingüístico que da más calidad y hace aún más interesante esta historia) tenga un encanto único y muy especial.
    Un 10 por las historias de Halloween.

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