viernes, 9 de octubre de 2015

Epidemia Zombie: Capítulo 10 - Sería capaz de comerme una vaca

John: ¡Eh, tú! 

Y-321 se giró al escuchar a John. Se encontraba a pocos centímetros de Sabrina. Disparó su arma y el zombie perdió el equilibrio. Las balas no le podían matar pero le costaba recomponerse. La Dra Ada usó su detector del virus Clickora y junto al Dr Marcus neutralizaron al zombie. Debían darse prisa antes de que el virus se regenerase. Tenían que asegurarse de que no hiriese a más inocentes ni volviese a escapar. 



Dr Marcus: ¡Por fin lo atrapamos! Podremos volver a investigar que es lo que falló.
Dra Ada: ¿Cree usted que es buena idea? Estoy harta de todo este asunto. 
Dr Marcus: ¿Harta? Piense en lo lejos que hemos llegado. Estamos a un paso de conseguir vencer a la muerte, acabar con ella para siempre. Ya no temeremos a la muerte. ¿Sabe cuantas vidas podremos salvar?
Dra Ada: ¿Y si eso no está bien? No podemos cambiar lo que la naturaleza nos impone, es el ciclo de la vida. No niego que me haga ilusión pero por el momento hemos causado sólo muerte y destrucción. Los muertos merecen descansar. Este ejemplar lo llamamos Y-321 pero tenía una vida, una familia que lo amaba. ¿Ve usted algo de él? ¿Algún rastro de humanidad?
Dr Marcus: ¡No podemos rendirnos! Trabajaré con o sin usted, Dra Ada.


Misty: La muerte me susurra al oído, con dulzura pero con preocupación. No conseguirán destruirla, la harán más fuerte, más poderosa. Ella arrasará el Playmundo, pero no por ansias de destrucción, ustedes la obligarán a actuar en el nombre de la ciencia, una causa injustificada. 
Dr Marcus: ¿¡Y quién es usted!? ¡Nadie le ha dado vela en este entierro!


Misty: ¡Silencio! Este es mi hogar y es mi deber cuidar de mi tierra y los seres que en ella habitan. No permitiré que sigáis causando dolor en más almas inocentes.
Dra Ada: ¿Es usted la dueña de todo esto?
Misty: ¡No se debe molestar a la muerte, jamás!


Dr Marcus: ¿Ha perdido la cabeza? ¡No se acerque! Esto es peligroso y puede infectarse. Deje que nosotros nos encarguemos de todo.
Misty: ¡No deben jugar a ser Dios!


Misty levantó los brazos y ella junto a Y-321 desaparecieron sin dejar rastro. Se habían esfumado en un abrir y cerrar de ojos. 

Dr Marcus: Pero, ¿dónde está? ¡Y-321 ha desaparecido!
Dra Ada: ¡No puedo creerlo!
Dr Marcus: ¡No es posible! ¡Tenemos que encontrarlo!
Dra Ada: No cuente con mi ayuda. Creo que es mejor dejar las cosas tal y como están.
Dr Marcus: ¡No han podido desaparecer, es imposible!


Dra Ada: Creemos que la ciencia lo explica todo, pero no es así...Esto es una señal, Dr Marcus...y debemos hacer caso de las señales.


David: ¡Hermano! ¿Estás bien?
El Perlita: ¡David! Sí, es sólo un rasguño. ¿Qué haces aquí?


David: Eso mismo te pregunto. ¿Te han mordido? 
Roula: Sí...una de esas cosas nos atacó.
David: ¡Te puedes convertir! Debemos ir al hospital.
Dr Marcus: No se preocupe. Nos los llevaremos al laboratorio y los trataremos. No se convertirán, puede estar tranquilo.



En otra localización del pantano...

Por fin, después de tanto tiempo, allí estaba. Su amada, el amor de su vida. Estaba viva y se sintió muy aliviado, aunque no por mucho tiempo. El zombie la acechaba y pretendía destruir a la clack que más amaba en el mundo.

Gallofa: ¡Ahí está!
Wen: ¡Deja en paz a mi novia!

Estrella pensó que estaba alucinando. No podía ser cierto, Wen estaba allí, plantando cara al zombie, dispuesto a salvar su vida.  

Estrella: Wen...¿Eres tú?
Wen: No te preocupes, no dejaré que esa cosa te haga daño.
Estrella: Wen...

No pudo evitar emocionarse y ponerse a llorar. Por un lado se alegraba mucho de verle, eso significaba que todavía sentía algo por ella, pero por otro lado le preocupaba que se enfrentase al zombie.


Wen corrió hasta el zombie y lo arrolló tirándolo al suelo. Le golpeó con todas sus fuerzas, muy enfadado. 

Wen: ¡Nadie toca a mi Estrella!
Estrella: Wen...
Gallofa: ¡Ten cuidado!


Agarró una enorme piedra y la tiró con todas sus fuerzas sobre la cabeza del zombie. El golpe fue mortal y acabó definitivamente con él. Esperó unos segundos, para cerciorarse de que en realidad había acabado con su no vida.



No se movía. Le golpeó un par de veces y lo pateó esperando hacerle reaccionar, pero ya no quedaba nada de aquel ser infernal. 


Había salvado a Estrella. Se acercó hasta ella, que le observaba asombrada. Intentó leer su mirada, averiguar que sentía, si todavía lo amaba. Las lágrimas resbalaban por sus mejillas enrojecidas. Estaba más bella de lo que recordaba.

Wen: No llores...el peligro ya pasó.
Estrella: No lloro por eso...Gracias por salvarme la vida, Wen. ¿Cómo sabías que estaba aquí?
Wen: Mi corazón me guió.


Estrella: Has dicho al zombie que me dejase en paz y te has referido a mi como tu novia...
Wen: Para mi eres y serás siempre mi novia, el amor de mi vida.
Estrella: Wen...pero, ¿y Sinéad? En tu diario...
Wen: En mi diario escribo muchas cosas, y no todas son ciertas. Sinéad es sólo una buena amiga, no hay nada entre nosotros. Te amo, te amo con locura. Debes perdonarme...te lo ruego.
Estrella: Wen...
Wen: ¿Ya no me amas?
Estrella: Te amo con toda mi alma. Estás más que perdonado. Debes ser tú el que me perdone a mi, fui impulsiva y me dejé llevar por mi inseguridad.


Se fundieron en un abrazo y en un eterno beso.

Wen: Te he echado tanto de menos. No vuelvas a dejarme nunca más, por favor.
Estrella: Jamás me alejaré de ti. Lo he pasado tan mal...te he añorado cada segundo de todos estos días.
Wen: Y yo. Mi vida sin ti no tiene sentido. Estrella, no esperemos más, no alarguemos más lo inevitable.
Estrella: ¿A qué te refieres?
Wen: Estrella, ¿quieres casarte conmigo?


Estrella enmudeció, parecía estar tan sorprendida que no podía pronunciar una sola palabra. Gallofa observaba atento, mordiéndose las uñas.

Estrella: ¡Sí, quiero! ¡Quiero casarme contigo!
Wen: ¡Viva! ¡Me has hecho el click más feliz del mundo! Esto parece un sueño del que no quiero despertar.
Gallofa: ¡Viva los novios!
Estrella: Casémonos aquí mismo. Este es nuestro lugar, es mágico, especial. No quiero una boda a bombo y platillo. Quiero que este lugar nos de la bendición. 
Wen: Me parece maravilloso. Tendremos que enfrentarnos a mi madre, pero eso no importa. Nos casaremos aquí.

Se besaron y abrazaron sellando de esa forma su amor para siempre.




Mientras tanto...

Sabrina: ¡No, no puede ser! ¡Está viva! ¡Yo la mate!
John: Sabrina, tranquilízate, por favor.
Donna: Sabrina...¿Qué quieres decir con eso?
Sabrina: ¡Lo siento, no quise acabar con tu vida!


Donna se tocó la cabeza. Recordar todo aquello la mareó pero se mantuvo en pie. Cada uno de los detalles se reproducían en su mente. Lloró de decepción y tristeza.

Donna: Ahora lo recuerdo todo...¿Tan poco me quieres? No dudaste en asesinarme...sólo por ocultar tus repugnantes errores. Te he defendido toda la vida, estando a tu lado a pesar de tus desprecios, pero ya no puedo aguantar más, Sabrina.
Sabrina: ¡Lo siento, Donna!


Rose tuvo que agarrar a Donna, que estaba totalmente fuera de si, muy enfadada. Lloraba ahogándose de la angustia. Algo se había destruido en su corazón y los pedazos no podrían volverse a unir nunca más.

Donna: ¡Para mi estás muerta, Sabrina! ¡Ya no eres mi hermana! No puedo creer que me hayas tratado así...mi propia hermana. Me has destruido, no sé cómo podré superar este dolor pero lo haré sin ti, olvidándote para siempre.
Rose: Donna, tranquilízate, por favor.
Donna: ¿Sabéis cual fue la razón por la que me quiso matar? La pillé acostándose con un click. No quería destruir su falso amor por John. ¡Eres la peor persona que conozco!
Sabrina: ¡No digas eso, por favor!


John: Sabrina, ¿es eso cierto?

Sabrina no le podía mirar a los ojos. Sabía que no podía seguir mintiendo, era el momento de decir la verdad. John merecía saber la verdad.

Sabrina: Yo...tiene razón. Te he sido infiel con un excursionista, pero...
John: No...
Sabrina: ¡No significó nada para mi! Te quiero a ti, John. ¡Quiero casarme contigo!
John: ¿Y este click del gimnasio? ¿Tampoco significó nada para ti?


Cuando vio la cámara el mundo se le vino encima. Podría intentar justificar una infidelidad pero no sabía cómo justificar una más.

Sabrina: Yo...
John: Nunca me has amado. Debía hacer caso a todos, no eres trigo limpio. Me has destrozado el corazón...y encima intentar matar a tu hermana, ¡para que me pediste los 20.000 cleuros para su enfermedad si la querías matar! Debería detenerte.
Donna: ¿Qué enfermedad? Yo no estoy enferma.


Sabrina se lanzó a los pies de John rogando su perdón. Él la miraba lloroso y al borde de perder la compostura.

Sabrina: John, por favor...perdóname. He sido tonta, muy tonta. Te amo, es todo lo que sé. ¡Debes perdonarme! 
John: ¿Dónde está el dinero?


Ray: Se lo quedó. Lo quería para sus caprichos.
Sabrina: ¡Eso es mentira! ¡Me hizo chantaje! Si no le daba el dinero te lo diría...
John: ¿Y no pensaste que lo mejor era decirme la verdad?


John: Llamaré a Payaso Demonio, él vendrá a por ti y te llevará a la ciudad. Cuando llegues a casa tendrás tus cosas en la puerta. Quiero que te largues de mi vida para siempre. 


Sabrina corría tras John, Donna y Rose. Les rogaba perdón y les aseguraba estar arrepentida. Los tres caminaban sin mirar atrás.


Sabrina se lanzó sobre John y le agarró de una pierna, impidiendo que siguiese caminando.

Sabrina: ¡No me dejes, John! ¡Por favor, amor mío!
John: Suéltame, Sabrina. ¡No puedo perdonarte! No sigas haciéndome daño, por favor...
Rose: Sabrina, para por favor...


Rose consiguió que soltase a John.

Rose: Sabrina, has cometido errores difíciles de perdonar. Te aconsejo que dejes pasar el tiempo y que se curen las heridas.
Sabrina: Yo le amo...

Se puso a llorar desesperada. Rose la miraba y se compadeció de ella. 

Rose: Hazme caso, deja que John piense. Demuestra que mereces su perdón y lo recuperarás. Vamos, espera que venga a buscarte Payaso Demonio. Date un ducha, recapacita y cambia.

Rose se fue y dejó a Sabrina llorando sentada en el suelo. 



Ray: Vaya, veo que las cosas te han salido al final un poco mal. Me alegro, te mereces lo peor.
Sabrina: ¡Eres un asqueroso engendro de click!


Lo empujó y Ray cayó por el precipicio. Se agarró como pudo a las rocas y consiguió salvarse.

Ray: ¡Loca! ¡Estás loca!
Sabrina: Y tú eres despreciable. No eres mejor que yo.



Corrió en busca de John al escuchar un coche arrancar. Era su última oportunidad de pedirle perdón. Llegó justo a tiempo. Ya había arrancado el motor y se disponían a marcharse. La puerta del coche estaba abierta y fue hasta John desesperada. Le sorprendió encontrarle llorando y eso le rompió el alma. Nunca había visto a John llorar.

Sabrina: ¡John! Vamos, tienes que perdonarme, amor mío. ¡Sé que me amas!
John: ¡Vete!


Sabrina: Te prometo que cambiaré. ¡No puedes dejarme, John!
John: Estás empeñada en destruirme, ¿verdad?
Sabrina: Sin ti no soy nada, no puedo vivir sin ti.
John: Encontrarás a otro al que ponerle los cuernos y sacarle el dinero, no te preocupes. Eres una gran actriz.

Cerró la puerta y la dejó fuera suplicando perdón.



Pensé en su hermana, así que fue hasta la caravana. Encontró a su hermana asomada a la ventana. También lloraba y temblaba. 

Sabrina: Donna, ¡no te vayas! No quise hacerte daño, ¡te lo juro!

Le giró la cara y se la tapó con las manos para que no la viese llorar. Sabrina no podía permitir que siguiese pensando que la había querido matar.


Se dirigió a la puerta de la caravana y golpeó con fuerza para intentar abrirla. Cual fue su sorpresa cuando se abrió de golpe y se asomó Cloti, la madre de John.


Cloti: ¡Vete al carajo! Maldita clack del demonio, ya sabía yo que eres mala, muy mala. Sabía que harías daño a mi niño y al final le has destrozado el corazón. Él no te denunciará por el dinero que le has sacado pero como nos sigas molestando seré yo la que te denuncie por acoso. ¡No vuelvas a molestar más a mi hijo o te las verás conmigo! No tienes corazón maldita degenerada, ni siquiera quieres a tu propia hermana. ¡En la cárcel deberías estar!


Sabrina: ¡Déjeme hablar con ella!
Cloti: No quiere verte, ¿es que no lo entiendes? Eres una auténtica asesina loca y degenerada. Deja a tu pobre hermana en paz y vete al infierno. 


Cerró la puerta y John apretó el acelerador. El coche se alejó rápidamente. Sabrina corría tras ellos, intentando darles alcance y gritando desesperada.

Sabrina: ¡John! ¡Donna! ¡Nooooo!


Sabrina: ¡Lo sientoooo! ¡No me podéis dejar aquí!


Ya no tenía más fuerzas para seguir corriendo y cayó al suelo exhausta. No podía dejar de llorar, de recordar cada una de las duras palabras que le habían dedicado. Se sentía el monstruo más terrorífico y malvado del universo click.



Miró alrededor, esperando encontrar a Payaso Demonio. John le había dicho que él se ocuparía de llevarla a casa, aunque no sabía muy bien cual era su casa en esos momentos. De pronto vio cientos de zombies ir hacia ella. John observaba sin hacer nada. Eran tantos que no sabía a dónde ir, no tenía escapatoria. Su hermana lloraba y Cloti ordenaba a los zombies que atacasen a Sabrina.Entre los zombies se encontraban Gerard.

Gerard: ¡Quédate conmigo, Sabrina! ¡Prometo disfrutar con tu cuerpo!
Sabrina: No...¡Socorro!

Un demonio le agarró del pelo y le estiraba divertido.

Demonio: Bienvenida al infierno, querida. 
Sabrina: ¡Ahhhhh!


Pasado el rato, Payaso Demonio y Junior fueron a buscar a Sabrina. 

Junior: ¡Papá, está allí!
PD: ¿Qué le ocurre?


Al acercarse, la encontraron gritando. Estaba tirada en el suelo, dando manotazos al aire y llorando desesperada.

PD: ¡Sabrina! ¿Qué te ocurre?
Sabrina: No, jamás seré tuya. ¡Socorro! ¡No quiero estar aquí! ¡Me quemo!
PD: ¡Sabrina! ¿Qué tienes?
Junior: ¿Qué le pasa, papá?
Sabrina: Gerard, no malo. Dejarme. Estás podrido. Portarme, eso. Debo ser buena, muy buena...soy buena. ¿Quién eres?
PD: Soy Payaso Demonio, ¿estás bien?
Sabrina: ¡Demonio! ¡Noooooo! ¡Ahhhhhhh! ¡Ahhhhhhhh!
Junior: Papá, tengo miedo...


PD: ¡Sabrina, debes tranquilizarte! Soy amigo, no debes temer. Me manda John para que te lleva a casa.
Sabrina: ¡Ahhhhhhh!

Golpeó a Payaso Demonio en varias ocasiones hasta hacerle numerosas heridas.

PD: ¡Sabrina, reacciona!
Sabrina: ¡Ahhhhhhhhhhhhh!


Sabrina ya no era capaz de atender a nada ni a nadie. Su mente se había perdido para siempre en un universo de locura y autodestrucción. Ya no comprendía la realidad. Veía cosas por todas partes y su mente estaba siendo torturada duramente hasta límites insospechados. Sabrína había enloquecido. No lo sabía y aunque se lo explicasen no lograría entenderlo pero estaba embarazada.  


Por allí pasó Wen conduciendo su 4x4. A su lado estaba sentada Estrella, feliz. En la parte de atrás Gallofa, Duclack y David conversaban animadamente. 


Duclack: ¿Qué ocurre allí?
David: No lo sé, pero no soy capaz de soportar ni un solo problema más. Estoy agotado.
Duclack: Me alegra haberte conocido, David.


David: Si, aunque haya sido en estas circunstancias. No puedo creer que Gerard esté muerto...¿Dónde estará Will?
Duclack: Boby lo está buscando. No te preocupes, darán con él.
David: ¿Te apetece un refresco? Te invito.
Duclack: Vale, tengo una sed que me muero.
Gallofa: Yo también acepto la invitación.
David: Ah...vale, te invito también.




Lejos de allí...

Will caminaba agotado pero más tranquilo. Nadie le había perseguido reclamando el dinero. Estaba decidido a salir de allí con vida y guardar el dinero en un lugar seguro.


Claudia: ¡Socrro! ¡Auxilio! 

Will vio la figura a lo lejos de Claudia. Agitaba los brazos pidiendo ayuda. Saltaba y su cuerpo se contoneaba sensualmente, aunque ella no fuese consciente de ellos.

Will: No puedo creer lo que mis ojos ven. Una clack hermosa, llamándome, a mi, al desapercibido Will, al que todas las clacks ignoran.  



Corrió hasta ella hasta que la tuvo muy cerca. Era bella, muy bella. Su rostro angelical, su rubio cabello y su despampanante cuerpo le hipnotizaron. "Primero un maletín de dinero y ahora una clack hermosa" pensó incrédulo. 

Claudia: ¡Eres mi salvador! ¡Te debo la vida!
Will: Soy Will...
Claudia: Will, ¿puedo abrazarte?
Will: Pues...¡Por supuesto!


Claudia lo abrazó apretando su cuerpo contra el suyo. Will creía estar en el cielo.

Claudia: ¡Qué músculos! Contigo me siento segura. Will, ¿quieres ser mi protector? Necesito un hombre como tú. He pasado un infierno y necesito volver a casa. 


Will: Puedo ser lo que tú quieres, guapa. Dame tu mano y sígueme, juntos saldremos de aquí.
Claudia: ¡Maravilloso!


Will agarró la mano de Claudia y ella lo seguía contenta. Will estaba eufórico. Una clack bella se había fijado en él y creía que tenía muchas posibilidades. Definitivamente, la suerte estaba de su parte.

Will: Tienes suerte de que pasara por aquí. No te preocupes, sé por dónde debemos ir.

Claudia lo escuchaba relajada. Aunque le sudaba el cuerpo y le dolía la cabeza, estaba contenta. Recordar lo sucedido a sus compañeros la atormentaba pero prefería pensar positivo y mirar con esperanza el futuro. 

Will: ¡Te suda mucho la mano! No me extraña, con este calor.


Claudia sentía que su cuerpo convulsionaba, pero se resistía a detenerse. De pronto ya no se sentía tan alegre y esperanzada. Empezó a sentir desprecio por Will, un odio tan grande que la invadió por completo.

Will: No hace falta que me agarres la mano con tanta fuerza.

Ahora  también tenía hambre. De su boca salía sangre de las múltiples hemorragias que sufría. Su rostro dejó de ser angelical y se convirtió en el rostro de un ser infernal, un zombie. 


Will: Tengo unas ganas de comer tremendas. Sería capaz de comerme una vaca, ¿y tú?


FIN


3 comentarios:

  1. ¡Qué gran final! Sabía que te esconderías algun as bajo la manga. ¡Qué pena por una vez que le iban bien las cosas a Will! Al final es gafe de por vida.
    Lo de Sabrina me ha conmovido mucho. Esa escena en que se siente atacada por los zombies, donde su razón ya está fuera de sí me ha impresionado mucho. Ya tengo unas cuantas ideas para la continuación que hemos empezado a tramar. Me encanta cruzar historias contigo. Eres un genio y todo lo que haces es de una calidad impresionante.
    Duclack parece que se ha hecho muy amiga de David. Pero creo que será un amor más de verano.
    Me ha sorprendido la dureza de John acelerando el coche y Rose al acercarse a Sabrina y compadecerla. Esa chica es oro molido. Ahora se abre una posibilidad para ella con John y en vez de aprovecharla, se le ocurre animar a Sabrina.
    Una historia magnífica digna de la saga ya clásica de historias del pantano.
    Gracias por compartirla con nosotros y hacernos disfrutar.
    Un besote

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  2. ¡Vaya final! Todo lo que ha pasado es impresionante, empezando por el precioso reencuentro entre Wen y Estrella y acabando por la malograda suerte del pobre Will. Me ha encantado el reencuentro de Wen y Estrella. Me ha parecido muy emotivo. Se nota que entre ellos dos sí hay amor de verdad, un amor envidiable y eterno que nunca se desvanecerá. ¡Estoy deseando que se casen! ¿Sinéad asistirá a su boda? ¡Que le pidiese matrimonio me ha parecido tan bonito...! Me alegro muchísimo de que al final hayan podido reconciliarse. ¡El amor sí puede triunfar! Aunque solamente sea en la literatura... Después, con Sabrina he sentido cosas extrañas. Por un lado no puedo negar que me alegra que todas sus mentiras se hayan descubierto y que todos le hayan dado de lado. Se lo merece; pero por el otro lado me ha dado un poco de pena cuando se vuelve loca. Eso no me lo esperaba. ¿Ahora qué va a pasar con ella? No ha muerto, te creía incapaz de matarla, pero creo que le ha pasado algo mucho peor. No sé qué es peor, si la muerte por la finitud del cuerpo o la muerte en vida por la locura, porque perder el juicio también es horrible. Estoy intrigada por saber qué será ahora de todos esos personajes. También, por un momento, en el capítulo anterior, pensaba que El Perlita también iba a morir... pero al final acaban bien todos los que se lo merecen. Te doy la enhorabuena por esta historia que me ha mantenido intrigadísima desde el principio. Los últimos capítulos, sobre todo, han sido espectaculares. Has cuidado plenamente tanto las fotos como el texto y eso se merece una profunda admiración. Además los diálogos están muy bien construidos, hay muchísimos detalles que arrancan sonrisas y otros que hacen reír hasta las lágrimas. Me ha encantado cuando Cloti se enfrenta a Sabrina y también cuando Ray y ella al final acaban discutiendo también. Me he reído mucho con las palabras que se dicen. Muchas gracias por ofrecernos la posibilidad de leer una historia tan emocionante. ¡Enhorabuena!

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  3. Leí en su momento este grandioso final pero dejé sin poner el comentario, y desde luego se lo merece, hay que ver qué forma de acabar todas las historias. Sin duda la de Estrella y Wen es la que me deja más contento, los dos se querían y ella se había hecho mucho daño, es verdad que Wen tonteó con Sinéad, pero no había verdadera razón para alejarse, ahora parece que finalmente tendrán un futuro dichoso juntos, y eso es algo que me encanta. La otra historia protagonista, aunque no la única, es la Sabrina, que se ha llevado todo el castigo de golpe; por una vez parece que su arrepentimiento es realmente sincero, pero tantas veces va el cántaro a la fuente que termina por romperse, y es que, al fin y al cabo, si consiguiera ser perdonada, ¿no podría caer en unos meses en alguna nueva tentación? Siempre he pensado que Sabrina se merecía una oportunidad, es una clack optimista y dicharachera, y sabe hacer feliz a cualquier click, pero lo que le hizo a su hermana es pasarse de la raya; sí, Jonh lo está pasando mal de verdad, se lo dio todo, arriesgó su futuro por ella varias veces, y solo encuentra un desengaño detrás de otro... por otra parte la historia se presta a continuar de varios modos, hay que ver la paciencia que ha tenido Payaso Demonio, veremos qué pasa en un futuro, pero las cosas no le pintan bien a Sabrina. Claro que pero es lo de Will, eso si que es estrellarse en el último momento, para una vez que le salían las cosas... pero bueno, ya se sabe que en las películas emocionantes siempre tiene que morir algún secundario. Es muy divertida la aparición en plan "coche escoba" de Duclack y los demás, al final todo ha sido una aventura y no han salido mal parados. Ah, y también los doctores y su advertencia personificada para que no jueguen con la muerte... ¿realmente algún día veremos algo así? Una historia enormemente emocionante y con un final que no podía ser mejor, ¡nada mejor que tus historias del pantano!

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