domingo, 11 de enero de 2015

Rebajas 2015 - A bolsazo limpio

Después de unas intensas y ajetreadas fiestas navideñas llegan las rebajas. A primera hora de la mañana un remolino de clicks se apiñaban frente a las puertas del centro comercial. Todos deseaban encontrar prendas y complementos al mejor precio. Las unidades eran limitadas así que peleaban por ser los primeros en poner los pies en el establecimiento. 


Sabrina: ¡Maldición! Con tantas petardas delante no me llevaré ni una prenda de las que me gustan...Si me hubiese acostado antes no se me habrían pegado las sábanas...


Lilu dirigía al grupo de chicas al centro comercial. Ella era una veterana con experiencia en batallas en las rebajas. Sus múltiples éxitos la convertían en una de las mejores a la hora de encontrar prendas de buenas marcas a un precio de risa.

Lilu: ¡Oh my god! Esto está lleno de locas desesperadas...
Sus: Quizás deberíamos venir mañana...
Lilu: ¡De eso nada, nena! De aquí no me mueve ni el mismísimo Duque en ropa interior. 
Sus: He dejado a Diamante en casa con tos y mal de cuerpo...
Lilu: Cari, esa técnica militar de novios/maridos para librarse de ir a las rebajas está ya desfasada y muy vista.
Sus: ¿Que quieres decir?
Mary: Que Diamante te está tomando el pelo.
Lilu: Claro, darling. A mi Duque le duele el estómago y no me ha podido acompañar...¡y yo soy la Reina de Saba! Los hombres son así, cari. 


Alexia: Dicen ser tan hombres y no son capaces de soportar unas cuantas horas de compras.
Lulú: Son hombres, ¿que puedes esperar de ellos? Se agobian si les pides que les lleves las bolsas con la compra, ¡they are the worst!
Duclack: Pues habrá que esperar a que entre toda esa gente...y quizás no queden prendas de nuestra talla y que sean bonitas.
Lilu: ¡Do not cry, darling! Soy experta en encontrar cosas kuckis, cute y fashion. Debéis seguir todas mis instrucciones y os prometo que no saldremos con las manos vacías. Nuestras tarjetas de crédito ya pueden estar temblando, ¡van a echar chispas! Sus, Duclack, vosotras por el flanco izquierdo. Lulú, Mary, flanco derecho. Alexia, tú vendrás conmigo. A mi señal entramos a por todas. Si tenéis problemas me llamáis. La técnica del bolsazo volador nunca falla y no todas saben de su existencia.


Hermenegilda: Me duelen las piernas de estar tanto tiempo de pie. Las varices las tengo hinchadas como porras. Os dije que tendríamos que haber traído sillas.Recuerdo cuando me acompañaba mi primer marido, le decía  "Tú Cregorio, tira para casa y trae sillas de esas plegables de la playa que tengo las piernas apalancadas".
Vicenta: Gregorio tenía una buena retaguardia, ¡estaba de pan y moja!
Herminia: Vicenta, córtate un poco que la gente nos escucha.
Vicenta: Claro, como tú tienes a Onofre que te da  lo tuyo pues las demás te damos igual.
Herminia: Amiga mía, la envidia es muy mala.
Vicenta: Bah, a mi Onofre ni fú ni fá... 



Don Anacleto era el encargado de la seguridad del centro comercial. Obsesivo con su trabajo y fanático de las películas bélicas y los videojuegos militares y estratégicos. Se pasaba horas visionando vídeos en clicktube de soldados disparando y de análisis de pistolas nuevas que salían al mercado. Para él el día de las rebajas era igual a un día de guerra en un país conflictivo. Se escondía tras una columna mirando el reloj una y otra vez.

Anacleto: Esta es la calma que precede a la tormenta. Anacleto, sangre fría. 


Se arrastró por el suelo con sigilo. Intentando no ser visto por las desesperadas compradoras que aguardaban en las puertas. La dependienta de la tienda de bolsos lo miraba sorprendida. 

Odette: Anacleto, ¿que haces?
Anacleto: ¡Shhhh! No delates mi posición. Hay mucho en juego, preciosa. 
Odette: Ahh, entiendo...bueno, pues que te vaya bien...


Anacleto asomó la cabeza para ver el estado de la gran muchedumbre congregada a las puertas. Eran muchas clacks desesperadas por entrar.

Anacleto: ¡Objetivo localizado! Procedemos a iniciar la misión.


Mina era la dependienta y propietaria de la tienda de novias. Observaba por el escaparate lo que se le venía encima.

Mina: Hoy debería cobrar el doble, ¡cuanta gente! Menos mal que me he tomado una infusión relajante.


Odette: ¿Estás preparada para el primer día de rebajas?
Mina: No, pero que remedio. Espero que no nos encontremos muchas locas.
Odette: He visto algunas caras conocidas, así que prepárate. Por cierto, ¿te has percatado de lo que hace el de seguridad?
Mina: ¿Anacleto?
Odettte: Sí, mira.


Mina: ¿Para qué se arrastra por el suelo? ¡Uy! Ahora brinca y da volteretas...
Odette: Creo que le falta un tornillo...
Mina: No me extraña, con esos meneos que se pega.


Anacleto: ¡Todo el mundo a sus puestos! ¡Ya son las diez!
Mina: ¡Suerte, Odette!
Odette: ¡Igualmente! ¡Nos vemos para almorzar!


Anacleto quitó la cinta y las clacks entraron en estampida. Aunque intentó apartarse, acabó aplastado por la multitud. Los tacones de las desesperadas compradoras se le clavaron por todo el cuerpo. Gritaba dolorido pero estaban concentradas en ser las primeras.

Anacleto: ¡Capitán, emboscada! ¡Arrrrg!


Sus y Duclack se dirigieron a la tienda de bolsos de Odette. Sus vio un bolso de mano azul marino, su color preferido. Estaba al 40% de descuento y a Sus se le abrieron los ojos como platos.

Sus: ¡Que bonito!
Odette: Está al 40 % de descuento, ¡una ganga!
Duclack: Es precioso, Sus. Es de tu estilo y te pega.
Sus: ¿Verdad? ¡Me encanta!


Sabrina había seguido a Sus y Duclack para ver que compraban y al ver que Sus se llevaba un bolso precioso no lo dudó dos veces.

Sabrina: ¡Ese bolso es para mi, que me encanta!


Se dirigió hasta ellas y le quitó el bolso a Sus de las manos. La dependienta no dio crédito. 

Sus: ¡Ey, oye!
Sabrina: Este bolso lo había visto yo antes.
Sus: ¡Eso es mentira! ¡Devuélvemelo!
Sabrina: ¿Perdona? ¡No tiene tu nombre!
Duclack: Sabrina, pensaba que habrías cambiado.Te invité a mi fiesta de nochevieja, ¿así nos lo agradeces?
Sabrina: Pero si fui por lástima. Tu fiesta habría sido un fracaso sin mi presencia y necesitabas que asistiese. ¡Te hice un favor! Además, no cambies de tema. Este bolso lo he visto yo antes y es de mi estilo. Este es mi color preferido y me queda divino.
Sus: ¡Y un cuerno! ¡Es mío!



Algo apareció volando peligrosamente hacia la cabeza de Sabrina. El bolso de Lilu golpeó a Sabrina y esta perdió el equilibrio. Otro golpe en toda la cara la desestabilizó por completo y quedó aturdida en el suelo. Lilu aprovechó para arrebatarle el bolso de mano que le gustaba a Sus.


Sabrina: ¡Ahhh! ¡¿Que haces?!
Lilu: Años de experiencia, querida. Mi bolso es un arma letal. Perdona pero este bolso lo había visto mi prima, así que mueve tu cucu y desaparece.
Sabrina: ¡Grrrrr!


Jacinta apaleaba a una mujer. Había visto unas mancuernas preciosas y no estaba dispuesta a que otra se las llevase. Las quería para fortalecer bíceps y lucir cuerpazo.

Jacinta: ¡Esas mancuernas son mías! 


Hermenegilda llevaba tiempo detrás de una boa. Había ido varias veces a los bailes de la tercera edad y se moría de la envidia cuando veía a las demás lucir uno. Cuando vio esa boa rebajada, corrió con sus piernas apalancadas para hacerse con ella. Samantha acudía muchas veces al centro comercial, era lo que más le gustaba hacer en su tiempo libre. Siempre miraba el precio prohibitivo de la boa y la volvía a dejar en su sitio prometiéndose que algún día la compraría. Al ver que estaba rebajada corrió a por ella. 


La agarró y se la puso ante los ojos estupefactos de Hermenegilda, que veía como le arrebataban su ansiada boa.

Hermenegilda: Suelta esa boa inmediatamente, es mía.
Samantha: Lo siento señora, he llegado antes. Quizás encuentre otra por ahí.
Hermenegilda: Tengo dolores por todo el cuerpo, hija mía. No soy capaz de dar un paso más. Tú sin embargo eres joven y guapa...aunque un poco fresca con esa mini falda pero sana para recorrer todo el centro comercial y encontrar otra. Yo soy una anciana desvalida que no llega a fin de mes y siempre tengo que pedir un adelanto al banco.
Samantha: Escriba un libro, seguro que consigue conmover a la gente. No cuela, esa técnica de dar pena la conozco.
Hermenegilda: ¡Fresca y descarada! Si fuese tu madre te daría un par de azotes en ese culo cochino que tienes. Quién avisa no es traidor, si no me das esa boa te arrepentirás.


Samantha: Llevo meses tras esta boa, loca por conseguirla. He soñado miles de veces con este momento y no pienso renunciar a ella. Señora, no me importa su vida ni sus problemas, lo siento.
Hermenegilda: ¡Pues atente a las consecuencias!


Hermenegilda movió su brazo de una forma casi sobrenatural y le dio un bolsazo a Samantha. Esta conocía esa técnica, había asistido a muchas clases de Chino Juan de defensa personal en las rebajas. Alzó su bolso y paró el golpe.

Samantha: ¡Ha ido a clases de Chino Juan!
Hermenegilda: ¡Tú también! ¡Maldición!


La lucha entra las dos contrincantes era cada vez más salvaje. 

Vicenta: ¡Pelea, pelea!
Herminia: ¡Vamos Herme, que tú puedes!
Vicenta: ¡Acaba con esa guarrilla!
Samantha: ¡Señora, yo no soy ninguna guarrilla!
Vicenta: ¡Aprovecha ahora que la he despistado!


Mientras unas se peleaban, otras se probaban ropa. Duclack, Mary, Lilu y Sus pasaron horas cambiándose de ropa y pidiendo consejo a sus amigas, Al final compraron muchas prendas.


Sinéad tenía el capricho de un vestido elegante. Su padre daba una fiesta especial en su castillo. Ahora que Scarlya y Leonard volvían a estar juntos querían celebrarlo por todo lo alto y de paso, enseñar algunas reformas que habían hecho en el castillo. Se suponía que Sinéad tocaría su arpa y cantaría algo especial para todos. Se sorprendió al descubrir que a esa fiesta asistirían vampiros que no conocía. Al parecer Scarlya los había conocido en uno de sus paseos nocturnos por el bosque y aseguraba que eran fabulosos. Así que quería dar una buena impresión y estrenar un vestido bonito para la ocasión.

Sinéad: ¿Aquí venden vestidos bonitos?
Eros: Claro que sí, Shiny. Hay muchas tiendas dónde podrás elegir el que más te guste. Aunque ya sabes, a mi me gustas con un vestido corto o unos pantalones tejanos bien apretados.
Sinéad: Eros, eso no es elegante y...adoro los vestidos largos.


Sabrina entró en la tienda de vestidos y complementos de novia. Mina se acercó sonriente para intentar captarle y venderle cualquier cosa.

Mina: Hola. buenas tardes. ¿Puedo ayudarle en algo?
Sabrina: Pues...sí. Quiero que me ayudes. Me voy a casar con un rico empresario que desea que gaste su dinero como a mi me plazca. 


Mina: Enhorabuena, señorita. ¿Busca un vestido de novia?
Sabrina: Sí, quiero probarme todos los vestidos que tengas. Tengo mucho dinero y ganas de gastar, así que trátame bien, hazme la pelota y te haré una buena compra.

Mina se quedó boquiabierta. Sin duda era una chica descarada y no le gustó su actitud pero tenía que pensar en el negocio y sonrió.

Mina: ¡Por supuesto, querida! 
Sabrina: Querida suena frío, llámame guapa.
Mina: ¿Que estilo de vestido tienes en mente, guapa?
Sabrina: No sé...el más caro y bonito.

Aunque John no le había pedido matrimonio estaba segura que se lo pediría en cualquier momento. No estaba segura pero intuía que podía estar embarazada. Compraría el vestido y lo guardaría en casa. 


Se probó unos cuantos hasta que se decidió por el más caro. Le gustaba como estilizaba su cuerpo y era elegante y sencillo.

Sabrina: Mucho más bonito que el que llevaba Sus.
Mina: Es precioso y su precio fantástico, sólo 12.000 cleuros. Estás muy guapa.
Sabrina: Ahora quiero que me llames preciosa. 
Mina: Me dijo que la llamase guapa.
Sabrina: También quiero que me llames preciosa o me largo a la competencia.
Mina: Preciosa, está muy preciosa...
Sabrina: ¡Oh gracias, que exagerada eres! Al final me lo voy ha creer. 



Sinéad y Eros entraron a la tienda. Sabrina miró a Sinéad con desprecio. La odió nada más verla. Su piel era tan perfecta y tersa. Era bella y lo que más le repateaba es que no parecía creérselo. Sinéad sin embargo se emocionó al verla. Ver una novia siempre le emocionaba y le recordaba viejos tiempos. Para ella una novia era algo así como un ángel.

Mina: Buenas noches, en seguida estoy con ustedes.
Sabrina: ¡Me estás atendiendo a mi!
Mina: Sí, no te preocupes.
Sabrina: Sí, no te preocupes, ¿y que más?
Mina: Ah sí, guapa y preciosa...
Sinéad: No se preocupen, no tenemos prisa.


Sabrina: Pues yo sí, bonita. Así que no distraigas a la empleada que me está atendiendo a mí. 
Sinéad: Oh...no se preocupe, esperaré.

No podía dar crédito. Sabrina había destruido su forma de ver a las novias. Su rostro enfadado y sus malos modos le habían perturbado. En seguida sintió repulsión por ella y deseó alejarse cuanto antes.


Eros: Shiny, ¿ocurre algo?

El cielo se abrió y un arco iris de colores iluminó el rostro de Sabrina. Sintió placer tan solo mirando a Eros. Tenía ganas de lanzarse sobre él y lamer su boca varonil, besar sus labios, oler su perfume y descubrir sus encantos escondidos.


Corrió hasta él y lo miró a la cara intentando seducirle. Eros la miraba sin comprender que pretendía y Sinéad estaba petrificada sin saber que hacer.

Sabrina: Perdona, guapo. Quiero hacer algunas pruebas para mi boda...bueno, que ya veremos si me caso, la vida da tantas vueltas...¿Te gustaría darme consejo y ayudarme a elegir vestidos? Prometo ser buena.


Eros se apartó de ella y abrazó a Sinéad.

Eros: Lo siento pero estoy paseando con mi prometida. Nosotros sí estamos seguros de querer casarnos y te aconsejo que no lo hagas si no estás segura. ¿Verdad, Shiny?
Sinéad: Sí, nuestro amor es verdadero y para toda la vida.
Sabrina: ¡Bah, chorradas!

Si antes odiaba a Sinéad, ahora todavía más. Encima su prometido era un dios perfecto y sensual por el que sentía una atracción fatal.

Eros: Vamos, iremos a pasear y que esta señorita aclare sus ideas.


Sabrina se quitó el vestido y le dijo a Mina que se lo llevaba. Al menos se llevaría un caprichito a casa. Estaba disgustada al ver la felicidad de Sinéad junto a un hombre que quería para ella. Le dio su tarjeta de crédito y Mina la pasó por el lector.


Samantha: ¿Sabri?
Sabrina: ¿Te conozco?
Samantha: ¡Soy Samantha! ¿No te acuerdas de mi? 
Sabrina: No.
Samantha: Trabajamos juntas en la playa de Dayana hace ya unos cuantos veranos.
Sabrina: Ah, sí...
Samantha: Me despidieron y ya perdimos el contacto. Podríamos haber sido buenas amigas.

Recordaba a Samantha. Iba de perfecta y atraía la atención de todos los chicos. Sospechaba que se burlaba de ella y que manipulaba a los jefes para que le diesen a ella los peores horarios. Urdió un plan para que la despidiesen y lo consiguió, aunque ella nunca supo la razón.

Sabrina: Me alegra verte, Samantha. Has cambiado mucho, ¿estás más gorda? No me lo digas, ¿embarazada?


Samantha: ¡No, por Dios! ¿Tan gorda me veo? Es que ya se sabe, en las fiestas siempre se come más de lo debido. Por el momento no estoy embarazada. Oye, ¿y tú? ¡Te has comprado un vestido de novia!
Sabrina: Me caso con un rico empresario. Las cosas no me pueden ir mejor.
Samantha: ¡Pero que suerte! Yo me he peleado con una mujer por una boa pero nada he podido hacer contra sus ataques, todo por ahorrar unos cleuros.¿Sigues trabajando?
Sabrina: ¿Para qué? Me sobra el dinero. Si se le puede llamar trabajo ir de compras, pues estoy trabajando.
Samantha: ¡Que suerte! Yo estoy trabajando en una agencia de modelos. El lunes tengo sesión de fotos.
Sabrina: Ah, que bien...
Samantha: El problema es que pagan muy poco. Tenemos que quedar, me tienes que contar todo lo de tu novio millonario. Apunta mi número, 67845934540.
Sabrina: Apuntado. No sé si podré, es que ando tan liada...
Samantha: Anda ya, si acabas de decir que tu trabajo es ir de compras. Yo te acompaño, que me encanta salir de shoping.



Mina: Disculpa, guapa. Esta tarjeta no tiene fondos.
Sabrina: No puede ser...

Probaron varias veces y al final Mina llamó al banco tras las exigencias de Sabrina.  Entonces recordó lo que le había dicho John la noche anterior "tenemos que apretarnos el cinturón, cariño. Con la casa hemos gastado prácticamente todo y la tarjeta está a cero" . Se ruborizó y no supo cómo reaccionar.

Sabrina: ¿Y bien?
Mina: Lo que sospechaba, no tiene fondos.
Sabrina: Se trata de un error.
Mina: Ya veo de que vas. Me lo olía pero me daba miedo equivocarme. Me has hecho perder el tiempo probándote todos los vestidos, he perdido clientes y me has tratado como a una basura. Toma tu tarjeta sin fondos y desaparece.
Sabrina: Pero...yo...


Sabrina: Es un error. A los del banco se les caerá el pelo.
Samantha: A veces ocurren estas cosas...
Sabrina: Bueno, es tarde. ¡Me tengo que ir!


Samantha: ¡¡Llámame!
Mina:  No haga caso a su amiga. Es una muerta de hambre y dudo siquiera que tenga novio. Yo de usted no me acercaría mucho a ella...
Samantha: Siempre ha sido una chica un tanto especial...


Don Anacleto puso todos sus sentidos alerta cuando vio entrar al centro comercial a La Fune y Pinhead. Sabía que eran dos delincuentes incidentes de la peor calaña.  Entraban mientras Sabrina salía llorando por lo ocurrido. Se sentía humillada.

Anacleto: ¡Peligro inminente! Estos dos delincuentes son capaces de hacer de las suyas si no estoy atento. Vamos Anacleto, llevas años preparándote y viendo vídeos para esto. ¡Es el momento de demostrar al mundo entero quién es Anacleto Croqueto Manopla! 

Pinhead: ¿De que te ríes, nena?
Fune: De que tenemos la suerte de nuestro lado.


Pinhead: ¿En serio? ¡Si las cosas no nos podrían ir peor!
Fune: Tranquilo, tienes a tu lado una tía que vale su peso en oro. Tu novia es la caña.
Pinhead: Eso no lo dudo, nena.
Fune: ¡Mira, helados! Quiero uno de fresa.
Pinhead:¿Y cómo piensas pagarlo? Estamos en bancarrota y los 5 cleuros que nos dio mi madre nos los hemos gastado en las cervezas y las olivas en el bar Mariano.
Fune: Tú deja que yo me encargue. 


El heladero los miró temeroso al ver las pintas que llevaban pero disimuló con una sonrisa forzada.

Marc: ¿Desean un helado?
Fune: No, una hamburguesa, ¡pues claro!
Pinhead: ¿Te piensas que mi novia es tonta?
Marc: En absoluto...¿de que sabor lo quiere?
Fune: Pues no sé...lo quería de fresa pero hay tantos sabores...¿ese de que es?
Marc: De chocolate:
Fune: ¿Y ese?
Marc: De caramelo.
Fune: ¿Y ese?
Marc: De nata.
Fune: ¿Y ese?
Marc: De menta con chocolate.
Fune: ¿Y ese?


Anacleto se arrastró hasta un lugar más estratégico en el que tener vigilada a la pareja. Aunque aparentemente se estaban comportando sabía que las cosas podían cambiar en cualquier momento.

Anacleto: Vamos Anacleto, tú puedes. Tantos meses de vídeos y películas de acción me han ayudado a ser invencible. 


Fune: ¿Y ese?
Marc: Vainilla con chocolate.
Fune: Bah, pues lo quiero de fresa.
Marc: Aquí lo tiene.
Fune: Toma, pago con tarjeta.
Pinhead: ¿Tarjeta?
Fune: Pues claro.
Marc: Muy bien.


Pinhead: ¿De dónde has sacado esa tarjeta?
Fune: Shhhhh. Le he quitado el monedero a Sabrina mientras salía. La muy tonta lleva el pin apuntado en un papelito, ¡se puede ser más burra!
Pinhead: Es que eres la caña, la piva más cañón y lista del Playmundo. ¡Vamos a comprar lo que nos dé la gana!
Marc: Uy, no se parece en nada a la foto del carnet...
Fune: Cambio radical, tío. ¿A que ahora estoy mejor? 
Marc: Sí, claro...


Pinhead: Me voy a comprar una chupa nueva. También quiero otro tatuaje en el brazo y un MC Menú grande en el Burguer Click.
Fune: Yo quiero un par de mancuernas, un móvil de esos flipantes con Internet y una guitarra eléctrica.


Marc: Disculpe pero me da error. Parece que no tiene fondos.
Fune: Oye, ¿te estás quedando conmigo? ¡Tengo mucha pasta!
Marc: Deberá hablar con su banco...el helado lo tendrá que pagar en metálico.
Fune: ¡Maldita Sabrina! ¡Sigue siendo una muerta de hambre! Pues el helado me lo regalas, por el disgusto.
Marc: Oiga, yo no puedo regalar nada...solo soy un trabajador...


Fune subió al expositor de helados y los pisoteó todos enfurecida. Pinehad aplaudía a su novia entusiasmado.
Fune: ¡¡Maldito heladero!! ¡¡Me quieres humillar!!
Marc: ¡Socorro, seguridad!
Pinhead: ¡Queremos la pasta de la caja fuerte, ahora!


Fune agarró al heladero por el cuello y le aplastó su helado de fresa en toda la cara, restregándoselo por ojos, nariz y boca.

Fune: ¡Pues traga helado! ¡Todo para ti maldito egoísta!
Marc: ¡Arggg!

Anacleto salió de su escondite preparado para detener a los dos delincuentes. Saltó sobre Pinhead igual que lo hacía Silvestre Stallone en la película "Rambo 3" cuando detenía a un enemigo. Copió todos los movimientos con exactitud para no errar en su intervención. Pinhead le agarró de los pelos y le dio una bofetada que por poco no se le cae el bigote.

Pinhead: Dónde vas, julai.


Mientras Fune vaciaba la caja fuerte de billetes Pinhead pateaba a Anacleto en el suelo. Este, nervioso por su poca eficacia hizo un nuevo intento. Sabía que esta vez no fallaría. Igual que hizo Bruce Willis en la película "Jungla de Cristal 2", se hizo el remolino en el suelo y levantó una pierna para dar una patada a Pinhead. No calculó bien y le dio la patada al mostrador escuchándose un crujido de huesos rotos en su pie derecho. 

Anacleto: ¡Ahhhhhhhhh! ¡Herida de guerraaaaaa!

Pinhead le estiró de las orejas hasta ponérselas rojas como tomates y le agarró de la nariz con fuerza.

Pinhead: ¡Pringao!


Salieron corriendo con el dinero de la caja fuerte mientras Anacleto se retorcía en el suelo de dolor.

Anacleto: ¡Ahhhhh! ¡Me duele, me duele! ¡Mamaaaaaaaaaa!
Valeria: Señor, ¿se encuentra bien?
Anacleto: Mi técnica ha fallado, ¡ha fallado! ¡Ahhhhh! ¡Dolor, mucho dolor! Quizás debería dedicarme a otra cosa. ¡ayyyyy!


FIN

3 comentarios:

  1. ¡Ay, es increíble cómo me he reído con esta entrada! ¡Es genial! De verdad, ahora mismo estoy llorando de risa. No quiero comentar las cosas desordenadamente, pero es que no puedo evitarlo. Terminar la entrada con el fracaso de Anacleto Croqueto Manopla (¡anda que vaya nombre más bonito le has puesto) y con el triunfo de Pinhead y Fune es un acierto! Es una entrada llena de momentos divertidos, pero, sin duda, también de tensión porque está visto que nadie respeta a nadie en cuestión de rebajas y de dinero. ¡Incluso la señora Hermenegilda está ahí metida dando bolsazos! Pero ¿esto qué eees? ¡La señora Hermenegilda peleándose por una boa! Ay, ¡qué risa! Pero empecemos por el principio. Me encanta la complicidad entre todas: Sus, Lilu... Lilu es genial, tan pijita, pero tan buena y fiel y tan buena también en cuestión de rebajas. Más de una querría ir de compras con alguien así; pero no puedo dejar de citar las magníficas palabras de la señora Hermenegilda con las que me he reído muchísimo: «Las varices las tengo hinchadas como porras. [...]Recuerdo cuando me acompañaba mi primer marido, le decía "Tú Cregorio, tira para casa y trae sillas de esas plegables de la playa que tengo las piernas apalancadas»; pero ¿cómo se te ocurren esas cosas? Y después lo que me ha hecho reír hasta llorar de risa es la descripción del genial Anacleto, que «se pasaba horas visionando vídeos en clicktube de soldados disparando y de análisis de pistolas nuevas que salían al mercado». ¿A quién me recordará eso? Pero ¡qué personaje! ¡No se puede estar más loco! Me ha encantado también ese momento en el que la lista, egoísta y envidiosa de Sabrina quiere quitarle el bolso a Sus y de repente se choca contra su cabeza el bolso de Lilu. ¡Es genial! Y luego... tengo que confesarte algo muy importante: se me ha helado la sangre cuando he leído que a la fiesta que preparan Scarlya y Leonard iban a asistir vampiros que Sinéad no conocía, pues llevo días cavilando acerca de introducir un vampiro nuevo. ¡Me has leído el pensamiento! ¡Y no puedo negártelo! Me ha encantado la intervención de Sinéad y Eros. Me hace gracia Shiny preguntando: ¿aquí venden vestidos bonitos? Me la imagino con su vocecita y su inocencia, entrando en ese lugar donde todo el mundo se pelea sin remedio. Es que nadie más podría preguntar algo así de esa forma. También me he reído cuando dices que Sabrina odia a Sinéad nada más verla y que ella, por el contrario, se pone feliz al verla vestida de novia. ¡Tan inocente como siempre! Además me encanta cómo salen Eros y Sinéad airosos ante Sabrina, que, menos mal, ¡le salen las cosas mal! Pero sobre todo sorprende la intervención de Fune y Pinhead. Por un momento me he temido que se encontrasen con Sinéad y con Eros... ¿Qué habría pasado? Pero eso ya será para otra ocasión. Enhorabuena por esta entrada. La verdad es que necesitaba leer algo que me hiciese reír. Muchas gracias.


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  2. Me ha encantado esta entrada, ¡es perfecta! Me ha hecho reír, admirar cómo estaba todo montado, recordar personajes... Me ha gustado mucho pero que mucho, de verdad. Ha sido muy cómica y no he parado de reírme. ¡Gracias por la entrada, me ha alegrado el día! Saludosss. :D

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  3. ¡Qué buena la foto del principio! Con todas como locas a punto de pasar al centro comercial. Hay personajes nuevos muy graciosos. Bien aprovechada la del sobre sorpresa para ser la dependienta de la tienda de novias le pega. Odette es una keka que me parece guapísima. Y Anacleto muy particular...
    Me hizo reír también ver que Sabrina precisamente quería el bolso azul marino y encima dice que es su color preferido. Si la envidia fuera tiña, Sabrina estaría tiñosa perdida.
    Muy gracioso también es lo de Jacinta. No esperaba verla ahí, ¡qué risa al verla apalenado a la pobre mujer por la mancuernas para lucir tipazo!
    Y mientras tanto Hermenegilda y Vicenta con la "guarrilla" a bolsazo limpio.
    También estuvo muy bien lo de Pinhead y la Fune. Esos no pierden oportunidad de delinquir.
    Una entrada muy divertida. Un abrazo

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