jueves, 18 de septiembre de 2014

Historias del pantano: Capítulo 04 - Sus almas eran iguales

Kinele y Wyther caminaron sin cesar durante horas. Tenían que encontrar a la bruja antes de que fuese demasiado tarde. Con el poder del cuerno podría dejar al descubierto todas las entradas ocultas que conducen al mundo de las hadas. Si eso llegase ha ocurrir, todos los seres malignos entrarían. Kinele estaba asustada y se sentía responsable de lo que había ocurrido pero al mismo tiempo estaba viviendo un sueño.  Wyther era ahora un hada que la amaba. Descubrir que siempre le había amado fue toda una sorpresa para ella. Ese amor por su unicornio se había transformado en algo más profundo con gran rapidez. 


Los dos volaron alto para tener una visión más amplia de la zona y localizar con más facilidad a la bruja. Se sentaron en unas rocas sobresalientes de una montaña. 

Wyther: Kinele, deseo estar toda la eternidad a tu lado. Quiero amarte hasta el fin de mis días.
Kinele: Wyther, eso que dices es hermoso. No puedo negar que mis sentimientos por ti aumentan a una velocidad asombrosa. Si antes te quería, ahora todavía más. Yo tampoco deseo estar lejos de ti. ¿Te duele la pérdida del cuerno?
Wyther: En el momento que la bruja me lo arrancó sentí un gran dolor pero ahora ya no. Ser un unicornio tiene sus ventajas pero con este cuerpo puedo comunicarme mejor contigo y nos podemos amar sin ningún tipo de inconveniente. 


Kinele: Tu amor por mi me emociona. Eres muy hermoso, Wyther. No creía que un amor podía crecer dentro de mi con tanta rapidez. 
Wyther: Eso es porque eres pura y buena. 

Unos ruidos interrumpieron su conversación. 

Kinele: ¿Has escuchado eso?
Wyther: Sí, hay alguien ahí. 


Con mucho sigilo se asomaron para averiguar cual era la procedencia de ese ruido. Descubrieron a Violice preparando un ritual con el cuerno de Wyther.

Kinele: ¡Es ella! Está a punto de iniciar el ritual...
Wyther: Debemos impedírselo. Ten cuidado, esa bruja es muy peligrosa.


Violice estaba preparada para iniciar el ritual. Todas las criaturas oscuras y seres malignos se postrarían ante ella. Muchos lo habían intentado pero solo ella conseguiría entregar el mundo mágico de las hadas a todos ellos. Sin más demora inicio el ritual.

Bruja Violice: Soy poseedora del poder del unicornio, la llave al mundo de las hadas y seres de luz. Que la oscuridad se abra paso y destruya las barreras que ocultan la luz de... 



Kinele: ¡Alto ahí! ¡No permitiré que lo hagas!
Bruja Violice: ¿¡Tú!? ¡Debí matarte! No importa, lo haré ahora mismo.
Kinele: ¡Esta vez no pienso acobardarme! 




Kinele utilizó su cetro contra la bruja. Esta pudo esquivar su magia y contraatacó con el suyo. Su magia negra impactó sobre Kinele que cayó al suelo malherida.

Kinele: ¡Ahhh!
Bruja Violice: ¡Muere maldita!
Wyther: ¡Kinele, nooo!



A Wyther le dominó una furia incontrolable. Se lanzó contra la bruja cuando esta se regocijaba observando a Kinele tendida en el suelo. 

Bruja Violice: ¡Eh! ¿Quién eres tú?
Wyther: ¡Vengo a recuperar algo que me pertenece!

Wyther le arrebató el cuerno a la bruja y se lo clavó en el pecho. Esta gritó sorprendida. La muerte le había llegado de una forma tan inesperada que no la podía aceptar. Había sido derrotada.

Bruja Violice: No...no puede ser...esto no es lo que debía suceder...
Wyther: Acéptalo, bruja. Estás muerta.

Violice murió. Su cetro cayó al suelo y se perdió entre la seca maleza del lugar. Wyther fue en busca de su amada y se la llevó a toda velocidad ante Bhanet.   



Bhanet: ¡Habéis vuelto! ¡Kinele! ¿Que le ocurre?
Wyther: Está malherida. No reacciona...
Bhanet: ¿Que ha sucedido?
Wyther: Hemos derrotado a la bruja y nuestro mundo está a salvo. Yo mismo maté a esa bruja.
Bhanet: ¡Esa es una gran noticia!
Wyther: Pero esa bruja hirió con su cetro a Kinele...


Bhanet se acercó hasta su gran amiga y alumna. La oscuridad había penetrado en ella hiriendo sus órganos más vitales. La muerte se había apoderado de ella .

Bhanet: Kinele...¿Puedes oírme? Oh no...
Wyther: ¿Que ocurre? Por favor, debes curarla inmediatamente.
Bhanet: Eso no es posible...
Wyther: ¿Que quieres decir? ¡Algo se podrá hacer!
Bhanet: No... Su cuerpo está muy dañado por la oscuridad. Siento como sus órganos se debilitan por momentos y pierden su luz natural...No sé puede hacer nada...



Wyther se arrodilló ante Bhanet totalmente desesperado. Le suplicaba entre sollozos alguna solución. Ella lo observaba entre lágrimas.

Wyther: Te lo ruego, Bhanet...no dejes que muera...te lo suplico...
Bhanet: Yo también deseo que viva pero no existe solución, su cuerpo está perdido. Aunque...
Wyther: ¿Aunque? ¿Puedes hacer algo por ella? ¡Responde!
Bhanet: Podría hacer algo por ella pero dudo que te guste esta solución...aunque al menos estará viva.
Wyther: Haz lo que sea para que no muera, ¡lo que sea!
Bhanet: Está bien, necesito una de tus lágrimas. 


Tumbaron a Kinele y sobre su pecho colocaron el cuerno de Wyther. Bhanet abrió el libro mágico de las hadas. 

Bhanet: No estoy segura de hacer esto...
Wyther: No permitas que muera, te lo ruego...
Bhanet: Está bien, allá vamos. 


Bhanet mojó el cuerno con lágrimas de Wyther y pronunció unas palabras. Kinele tenía convulsiones y sudaba a raudales. Bhanet aumentó el tono de su voz y se puso a gritar. 


Unas estrellas rojas invadieron el enfermo cuerpo de Kinele y este desapareció convirtiéndose en un hermoso unicornio. Era lila, como el pelo de Kinele. Su imponente aspecto sorprendió a Wyther. 


La oscuridad había desaparecido con su anterior cuerpo y ahora estaba totalmente recuperada, aunque había perdido para siempre su cuerpo hada y se había convertido en un unicornio.


Kinele observó a Wyther y Bhanet sin comprender que había ocurrido. 

Wyther: ¡Estás viva! Kinele, era esto o dejarte morir...y eso no lo podía permitir. Sigues siendo hermosa. No te preocupes,  te demostraré que ser un unicornio no es ninguna desgracia...

Kinele lo miró asustada. Estaba agradecida...pero no sabía si con un cuerpo así podrá ser feliz. 


Ambos vivieron siempre juntos, amándose de una forma distinta, incomprendida por la mayoría de los seres que los rodeaban. Sus cuerpos eran muy distintos pero sus almas eran iguales. Superaron todas las barreras que la vida les puso en el camino y vivieron su amor hasta el fin de sus días. Ellos fueron un claro ejemplo que demuestra que  para el amor no existen fronteras. No importa color, raza, sexo o creencia, si es de verdad, será capaz de superar cualquier tipo adversidad. 



2 comentarios:

  1. Es muy bonito el final aunque un poco triste pero lo importante es como has dicho, que siguen amándose, aunque otros no lo comprendan. El amor no tiene límites. Es preciosa la historia. Me pregunto si aún andarán por el pantano los dos...
    Las fotos son fantásticas aprovechando perfectamente el medio natural y el sol. Eres un artista.
    ¡Ya quiero leer la siguiente historia!

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  2. Que hayas escrito una historia tan bonita y luminosa demuestra que tu alma está más llena de magia de lo que posiblemente creas. Me ha encantado la reflexión final, ese guiño al verdadero amor sin fronteras; pero lo he pasado muy mal cuando Kinele estaba moribunda. Qué bonito que ahora ella sea un unicornio, invirtiéndose así los papeles entre ella y Wither. Me parece muy entrañable que hayan podido vencer la oscuridad y que, pese a las diferencias físicas, Kinele y Wither puedan estar juntos. Me imaginaba que vencerían la oscuridad, pero no me he figurado ese final en ningún momento. Sin duda, las fotos son preciosas. Tienen un color mágico que concuerda especialmente con la historia. Gracias por compartir con nosotros un pedacito de tu mundo.

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