viernes, 4 de octubre de 2013

Venganza en el pantano: Capítulo 9

Capítulo 9


Uma pretendía asesinar a Wenda. La quería ofrecer a Hatima como ofrenda. Los planes le habían salido mal. Si intención era sacrificar a una gran cantidad de clicks para obtener todo el poder de Hatima, pero por el momento se tendría que conformar con uno.

Wenda: ¡Maldita lunática!
Uma: No entiendes nada, ¡comienza una nueva era! ¡Lo puedo sentir en mi piel! ¡Oh Hatima, recibe este sacrificio como muestra de mi lealtad!


La energía del antiguo dios recorría todo su cuerpo. Wenda tenía miedo. Temía morir a manos de esa loca…



Mercedes empujaba la silla de ruedas de Ernesto.  Escucharon gritos y se acercaron. Encontraron a Uma y Wenda.

Ernesto: ¡Están allí!
Mercedes: Caballero, ¿está seguro de lo que va a hacer? Esto es peligroso… ¿Y si esperamos la ayuda de la policía?
Ernesto: No tengo tiempo… la vida de mi hija está en juego. ¡Uma! ¡Estoy aquí!



Uma: ¿Ernesto?
Ernesto: ¡Deja a mi hija en paz! Esto es algo entre nosotros. Libera a mi hija y haz conmigo lo que te plazca…
Uma: ¡Que conmovedor! ¡Eres un viejo muy valiente!
Ernesto: Te lo ruego, no le hagas daño a mi hija. Aquí me tienes, soy todo tuyo.
Uma: ¿Para qué elegir si lo puedo tener todo?

De su brazo lanzó un rayo que impactó sobre Ernesto. Un dolor muy intenso recorrió todo su cuerpo…

Ernesto: ¡Ahhhhh!
Mercedes: ¡Noo! ¡bastaa!



Los rayos que salían de sus dedos recorrían el cuerpo de Ernesto sin piedad. Con su poder, arrastró al anciano por el suelo y todo su cuerpo se iluminó como un adorno navideño.

Ernesto:  ¡Ahhhh!
Uma: ¡Te haré sufrir lo que no está escrito!
Mercedes: ¡Lo va a matar!
Cámara: ¡Esto es algo paranormal! ¡Tenemos que irnos de aquí!


Uma tiró a Ernesto al suelo. El hombre gritaba dolorido. Le dolía cada uno de sus músculos.

Uma: Mi venganza será implacable, viejo. Pagarás por todo lo que me has hecho. ¡Yo quería tu dinero y que te murieras! ¿Era pedir tanto?
Ernesto: ¡Ve-te al in-fi-er-no!

El cámara de Mercedes salió huyendo aterrorizado…





Mercedes: ¡Vuelve!
Cámara: ¡Estoy harto! ¡No quiero morir aquí!
Mercedes: ¡Debemos ayudar e informar! ¡Es nuestra obligación!
Cámara: ¡Pues graba tú!
Mercedes: ¡¡¡Estás despedido!!! ¡¡No vuelvas más!!


Uma: La gente como tú se piensa que tiene el mundo a sus pies. Has nacido con suerte, sin saber que significa pasar hambre. Dejé que me besaras… todos los días veía tu espantosa cara de viejo repugnante y en vez de vomitar te sonreía… ¡Me merezco toda tu fortuna y mucho más!
Ernesto: U-ma… a mi na-di-e me ha regalado na-da… 
Uma: ¡Mentira!
Wenda: Ya nos has hecho mucho daño. Vete y déjanos vivir en paz.
Uma: ¡Eso jamás!



Mercedes: Maldito incompetente… ya vendrá a pedirme perdón… esta vez no le será tan fácil que le perdone. Para que las cosas salgan bien se tiene que ocupar una misma de todo. ¿Dónde estará el botón para grabar? ¡Está aquí! Hola, soy Mercedes. Esta loca fugitiva pretende asesinar a esos dos ciudadanos. Voy a intentar intervenir y salvarle la vida a esos dos. Si muero en el intento, quiero que me hagan un homenaje en la televisión por todo lo alto.



Rex: ¡Guau! ¡Grrrr!
John: ¡Muy bien Rex! Los has encontrado.


John: No debería estar aquí.
Mercedes: ¡Agente! Esa mujer está loca. Me disponía a intervenir… quizá con la palabra consiga hacerle entrar en razón…
John: Lo dudo mucho. Deje que sea yo el que me encargue. Póngase a cubierto.
Mercedes: A sus órdenes, agente. Este click es muy interesante...


John: ¡No se mueva! Queda detenida por el secuestro e intento de asesinato de todas estas personas.
Uma: ¿Qué piensa hacer? ¿Me disparará?
John: No lo dude. Si me obliga a hacerlo, lo haré. 


Uma: ¡Su estúpida pistola no puede hacerme ningún daño!

El agente de policía corrió la misma suerte que Ernesto. Se retorcía de dolor en el suelo a causa de los potentes rayos que Uma le había lanzado. Su cuerpo brillaba a causa de ello.

John: ¡Ahhh!
Uma: Soy invencible.


Cuando Rex vio a John en peligro, se lanzó sobre Uma. Le mordía en el brazo y la cara pero su piel era dura como una piedra.

Uma: ¡Chucho maldito! ¡Déjame en paz!



Mercedes aprovechó el momento para ayudar a Wenda y Ernesto…

Mercedes: ¿Se encuentra bien?
Wenda: Mi padre, ayude a mi padre. 



Uma agarró a Rex y lo lanzó contra la pared. El perro se golpeó con fuerza y después de emitir un grito de dolor quedó inconsciente en el suelo.

Uma: ¡Muere!


Reunió a Mercedes, Wenda, Ernesto, John y Rex en el mismo lugar…

Mercedes: Recapacite, señorita. Si se rinde, le prometo hacerle famosa. Le haré entrevistas y en un corto periodo de tiempo estará en libertad…

La periodista mentía desesperada. No sabía que inventar para aplacar la locura de Uma.

Uma: Eso ya no me basta. ¡Con el poder de Hatima podré dominar el mundo!
Mercedes: Esa es mucha responsabilidad… esos cargos envejecen… con lo guapa que es usted, no debería tomar ese tipo de…
Uma: ¡Silencio! Todos vosotros seréis mi sacrificio a Hatima.


Lara no se lo pensó dos veces. Cogió mucha carrerilla y con su moto a toda velocidad se dispuso a terminar con esa situación.

Lara: ¡No harás daño a nadie más!



Saltó de su moto cuando estaba en el aire y esta cayó sobre Uma. La moto la tumbó y la desorientó. Lara supo que era el momento. Debía actuar de prisa o sería el fin de todos ellos. Era su última oportunidad.
Uma se quitó la moto con facilidad y cuando se incorporó, Lara ya tenía a Hatima en su poder.



Lara: ¡Dame tu poder! ¡Yo soy la elegida! ¡Evita que el mal reine en el mundo!
Uma: ¡Hatima es mío!
Lara: ¡Ahora yo tengo el poder de Hatima! ¡No volverás a hacer el mal con su poder nunca más!

Lara lanzó los rayos de Hatima sobre Uma y esta gritó rabiosa. Experimentó el mismo dolor que habían sufrido Ernesto y John.


Uma se retorcía en el suelo dolorida y humillada.

Lara: El poder de Hatima podría destruir el mundo. Noto su poder recorriendo mi interior y sé que si me dejo seducir por él, corrompería mi corazón. Hatima debe estar en un lugar seguro lejos de manos como las tuyas.
Uma: ¡Mal-di-ta!
Lara: El poder requiere responsabilidad. 



Mercedes: Agente, ¿se encuentra bien?
John: Sí, estoy bien…

John agarró a Uma para que no escapara. Lara se llevaría a Hatima a un lugar seguro. Wenda y Ernesto hablaban aliviados…

Wenda: Papá, ¿estás bien?
Ernesto: Sí, hija mía…
Wenda: Pretendías sacrificarte por mi… Papá, te quiero.
Ernesto: Yo también, hija mía. No podría soportar perderte. 

Mercedes se aseguró que Rex estuviese bien. El animal parecía dolorido pero sobreviviría.




Ernesto: No podré comprender nunca como alguien puede albergar en su interior tanto odio y maldad…
Wenda: Espero no volver a ver esa mujer nunca más… la próxima vez que te eches novia, acepta mis consejos.
Ernesto: Lo haré, hija mía.


Uma vio el arma del agente en el suelo. Empujó a John y agarró la pistola. Dispararía y mataría a todo el mundo. Todavía tenía una oportunidad para vengarse, matar a ese viejo y su hija y conseguir de una vez por todas el poder de Hatima.

Uma: ¡Vas a morir, viejo decrepito!

Apuntó a Ernesto y este cerró los ojos.

Wenda: ¡Noooo!




La punta de un paraguas aterrizó sobre la cabeza de Uma. No aterrizó de forma suave ni mucho menos. El golpe fue tan fuerte que Uma se desplomó en el suelo en el acto. Todos los presentes observaron la escena completamente atónitos.

Desconocida: ¡Deja ya de fastidiar maldita loca!
Mercedes: ¡Magnifico! ¿De dónde sale usted?
Lara: Buen golpe, señora.
Desconocida: Gracias, querida.
Ernesto: Hija… ¿estoy muerto?
Wenda: Papá, estás vivo. Esa mujer te ha salvado.



Desconocida: Llevo todo el día caminando y ya estoy sudada. Eso me pone de mal humor. Después de tantos años nadie va a impedir que me reencuentre con los míos… Agente, llévese esto a prisión y hagan bien su trabajo y no vuelvan a dejar en libertad semejante elemento. Pagamos nuestros impuestos para algo, digo yo.
John: Eso está hecho, señora.
Mercedes: ¡Deje que le grabe! ¡Es usted una heroína!




Ernesto: Esto no puede ser real… no puedes ser tú… no puedo creerlo…
Wenda: ¿La conoces, papá?
Ernesto: No puedo creerlo… esto debe ser un sueño.
Wenda: ¿Quién eres?
Susanne: Yo soy tu madre…hija mía. 


Susanne perdía su mirada en el horizonte. Después de tantos años… volvía a ver a su familia. Se sentía feliz, se habían reencontrado pero una distancia abismal separaba sus vidas. No reconocía a su marido, al que vio por última vez joven y fuerte. Su pelo y su barba eran blancos…nada quedaba de aquel pelo negro que le caracterizaba. Su hija ya tan mayor…se había perdido tantos años que sentía vértigo. ¿Cómo podría recuperar el tiempo perdido? ¿Qué podría hacer con el dolor que le oprimía el corazón?
Wenda empujaba la silla de ruedas. Había llorando tanto que ya no le quedaban lágrimas. Volvía a ver a su madre… después de tantos años. Ernesto había llorado e incluso se mareó. Todo aquello le parecía un sueño, una alucinación.





Ernesto: Amor mío… te busqué. Dios sabe que pasé años buscando tu cuerpo… no esperaba encontrarte con vida, pero no quería que tu cuerpo fuese devorado por los peces… te busqué hasta desesperarme.  Lloré tu pérdida durante años y quise morir para reunirme contigo… mi amor, no puedo creer que estés aquí… dime que no es un sueño, que no desaparecerás otra vez…
Susanne: Ernesto… si quieres, estaremos juntos para siempre…
Ernesto: ¿Me abandonaste? ¿Qué ocurrió? Pensamos que las profundidades del océano te engulleron para siempre…
Susanne: Es una larga historia… pero no te abandoné… te amé, te amo y siempre te amaré. No sé… cómo compensarte… tantos años… estamos en la última etapa de nuestras vidas…daría lo que fuese por recuperar el tiempo perdido…el tiempo que nos han robado…



Se abrazaron llorando. Estaban juntos, era lo que importaba. Cuando la esperanza había desaparecido de sus vidas, una nueva resurgió de las cenizas.

Susanne: Prometo contarte todo lo que ocurrió…mereces una explicación.
Ernesto: No me importa. Solo quiero estar junto a ti…esto debe ser un sueño del que no deseo despertar. Estás conmigo… jamás te he dejado de querer…
Susanne: Mi Ernesto…



Wenda: Madre…ha sido duro vivir sin ti…
Susanne: Mi dulce Wenda… lo siento tanto…me habría gustado estar a tu lado todos estos años…espero poder compensar mi ausencia de alguna forma.
Wenda: Que estés aquí es ya un regalo venido del cielo… madre, tenemos muchas cosas que contarte.
Susanne: Lo sé. Yo también os debo una explicación.
Ernesto: Iremos a un hotel de mi propiedad que no está muy lejos de aquí. Allí nos podremos recuperar de todo lo ocurrido y hablaremos con tranquilidad.



Mercedes: ¡Precioso final para esta terrible historia! Me comprometo a investigar a fondo este caso y contarles que es lo que ocurrió con esa mujer. Según me cuentan, desapareció hace muchos años en un naufragio y la daban por muerta. ¿Dónde habrá estado todos estos años?



Cámara: Mercedes… vengo a disculparme. Siento haberme marchado de esa forma…
Mercedes: Mira quien se digna a aparecer… ¿Con esa disculpa tan patatera piensas que olvidaré lo que has hecho?
Cámara: Tenía miedo… eso de que estoy despedido… era broma, ¿no?


Mercedes: ¿Broma? ¡¿Tengo cara de estar de broma?!
Cámara: Mercedes… he estado en las duras y las maduras durante muchos años… un error lo tiene cualquiera…vamos, si sabes que no puedes vivir sin mí. Los dos formamos un gran equipo.
Mercedes: ¿No hablo lo suficientemente claro? ¡Estás despedido! No te necesito para nada. ¡Cobarde!
Cámara: ¡Mercheee! ¡Porfi! ¡No me puedes despedir! ¡Dame otra oportunidad!



Continuará...

1 comentario:

  1. ¡AHHHHHHHH! ¡Después de escribir un pedazo comentario en vez de publicarlo le he dado a salir! Grrrrrrrrrr...
    Bueno, empiezo de nuevo... Ainsss... Pues decía que el de hoy es un capitulazo, lleno de emociones, tensión, momentos cómicos... Por fin se ha desenredado el tema de la locática de Uma y esta ya está fuera de lugar.
    La aparición de Lara Click ha sido fantástica. Es espectacular como entra en escena saltando de la moto y dejando a Uma atontada. No le ha costado mucho hacerse con la estatuilla de Hatima. E incluso ha tenido el autocontrol suficiente, como para no dejarse influenciar por la atracción fatal de la diosa Hatima y el lado oscuro. Seguro que la entierra en algún lugar, donde nadie la pueda encontrar jamás.
    La pareja Mercedes y su cámara ponen un punto de humor a la historia. Mercedes sigue a lo suyo, grabar exclusivas y echar el ojo a clicks guapos, que para eso tiene un ojo clínico... como ha hecho la radiografía de John... Y el pobre cámara no gana para sustos y encima que luego ha ido de buenas a pedirle perdón por haberse marchado y ella ha insistido en su idea de que está despedido. Ya lo echará de menos...
    En cuanto a la aparición de la abuela Susanne, ha dejado a todos boquiabiertos. ¿Quién se iba a esperar a estas alturas de la película que la abuela estuviera viva? Su hija Wenda era una niña cuando murió, por eso ni la ha reconocido. Pero Ernesto no ha dudado. Y parece que el amor de ambos sigue intacto y vivo. Es un milagro y algo muy hermoso ver a una pareja de ancianos que se han amado tanto y que aún se aman. Nunca es tarde para recuperar el tiempo perdido y estoy segura de que sabrán aprovechar los años dorados de su vida juntos. Pero antes, Susanne tiene muchas preguntas que responder. ¿Dónde ha estado todos estos años? ¿Por qué no buscó a su familia antes? ¿Por qué ahora? ¿Y cómo ha dado con ellos? Parece que el pantano de PD es un lugar tan mágico que en él todo puede hacerse realidad, incluso que los muertos no estén muertos... Me alegro tanto por el abuelo. También tengo ganas de que la conozcan sus nietos: Wen, Sus, Lilu, Willy... y ¡sus biznietos!
    El abuelo ha tenido una gran idea. Ir todos a descansar a un hotel de su propiedad por la zona. Se lo merecen... Ya han tenido bastantes sustos este verano. Estoy deseando leer el siguiente capítulo.
    Un abrazoooooo

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