sábado, 10 de junio de 2023

La gran aventura: Capítulo 12: La feria

Era una de las ferias más grandes que se organizaban en la región. No faltaban las atracciones más emblemáticas y deseadas por los niños. Puestos de dulces y comida rápida para aquellos que prefiriesen darse un capricho y juegos de azar y habilidad para conseguir diversos premios. Todo el mundo acudía a esta enorme feria para pasar el día. Entre ellos, John y Rose, pero al contrario que los demás, ellos para trabajar. Patrullaban la zona para asegurarse que todo estuviese en orden.

Rose: Si no fuese por la dieta, me comería una manzana de esas con caramelo.
John: Date el capricho, Rose.
Rose: ¿Te imaginas deteniendo a un delincuente mientras me estoy comiendo una manzana de esas?
John: Seguro que más de uno se dejaría detener sin oponer resistencia.
Rose: ¡Jajaja! No sé yo.
John: Me preocupa los secuestros de los niños.
Rose: Sí, es por eso que debemos estar atentos a cualquier individuo sospechoso. 


Se formaban colas de personas esperando su turno para comprarse un dulce. 

    Luna: Quiero un batido de fresa y limón, gracias.
Hilary: ¿Tienen churros integrales?
Vendedor: ¿Eh?


Kim: ¿Me conseguirás el peluche del gatito? Me haría mucha ilusión. Seguro que Ariadna se muere de la envidia.
Renzo: Ya me he gastado 10 cleuros y no he conseguido tirar todas las latas...
Kim: Vamos Renzo, me hace mucha ilu...
Renzo: Vaaaale.
Kim: ¡Te quiero!
Jorgito: Ariadna, ¿te subes conmigo en la noria?
Ariadna: Qué pesado...No, montarse en atracciones es cosa de niños.
Jorgito: Ah, es verdad...lo decía de broma...


Pepota: ¡Me gusta esta mansión del terror!
Payaso Demonio: ¡Y a mi!
Calíope: Deberíamos entrar.
Pepota: Oye, dame tres entradas para la mansión del terror.
Vendedor: Lo siento, todavía permanecemos cerrados.


Pirateclick: Debería divertirme, pero me aburro.
Hércules: ¿Vamos a isla tortuga? Podríamos ir a la cantina y beber ron hasta perder el conocimiento.
Pirateclick: ¡Buen plan!


Aunque algunos no disfrutaban en la feria, muchos otros sí. Vicrogo y Félix se habían montado en las naves, una atracciones giratoria con luces y muy rápida.

Félix: ¡Vicente, no te sueltes! 
Vicrogo: ¡No me siento capaz!
Félix: ¡Debes agarrarte con fuerza para no caer! 
Vicrogo: ¡Me da miedo, Félix! ¡No puedo!
Félix: ¡Hazlo por mi! ¡No te rindas, por favor!
Wen: ¡Mira a Vicrogo y Félix! Parece que Vicrogo lo está pasando mal.
Estrella: ¡Vamos, Vicrogo! ¡Mucha fuerza!
Wen: ¡Estamos contigo!


Estrella: ¿Crees que está bien?
Wen: No está bien, pero espero que sepa que puede contar con todos nosotros. Lo queremos muchísimo.
Briana: ¡Yo ero montá!
Estrella: Lo siento, Briana. Eres demasiado pequeña para montarte en estas atracciones.
Briana: Jo...
Wen: Venga, a ver si puedo conseguirte un peluche.
Wenda: Chidi, tu madre no nos quita el ojo de encima...
Chidi: Lo sé. Al menos va hablando con tu madre y nos deja un poco a nuestro aire.
Wenda: ¿Cuándo le dirás que nos vamos a casar?
Chidi: Nunca encuentro el momento... 


Lilu: ¡Vamos, cari!

Duque había pagado tres cleuros por participar en un juego de puntería. Si derribaba las latas, conseguiría un premio.

Duque: ¿Quieres el peluche gigante!
Lilu: ¡Adoro ese pulpo enorme!
Duque: Será tuyo.
Alexia: Si no lo consigues lo intento yo. Tengo buena puntería.
Mary: Ay, pues yo quiero otro peluche de esos. ¿Me conseguirías uno para mi?
Alexia: Pues claro.
Lulú: ¡Yo quiero otro!
Roberto: Pues yo no quiero ninguno. Prefiero la máquina de coser portátil. 
Ambrosio: ¡Yo con unos churros me conformo!


Ximena y Valeria se habían montado en la noria junto al señor Agripino. 

Ximena: Al señor Agripino le da miedo las alturas.
Valeria: Pues es un buen momento para superar sus miedos.
Ximena: Dice que no lo soporta.
Valeria: Pues que se esconda. Ahora quiero besarte.
Ximena: Oh, Val...bésame. 


Leticia: Desde aquí arriba se puede ver toda la ciudad. Es precioso.
Bruno: Tú si que eres bonita.
Leticia: Me voy a poner colorada...
Bruno: Te amo.
Leticia: Y yo a ti.
Bruno: Leticia, casémonos. 
Leticia: ¿¡Qué!?
Bruno: Sí, no tiene sentido esperar más. Quiero pasar el resto de mi vida contigo. ¿Quieres casarte conmigo?
Leticia: ¡Sí, quiero!


Hafida necesitaba alejarse un poco de la rutina. Decidió cogerse unos días y viajar desde Egipto a Wensuland. Se llevó consigo a Swity, un mono que consideraba su mejor amigo.

Hafida: Necesitaba desconectar, Swity. Estos días me están viniendo muy bien para reorganizar mi mente. Estaba muy agobiada con los niños y todas las obligaciones. 


Hafida: Nunca había montado en algo así, me gusta muchísimo. 
Swity: ¡Oh oh oh! (¡Y a mi! Esto es más alto que una palmera).


Sinéad: Este protector solar es impresionante, Eros.
Eros: Leonard los ha perfeccionado mucho. 
Sinéad: Mi padre se ha convertido en todo un científico. Gracias a él podemos disfrutar de un día en la feria. La noria me parece una atracción muy entrañable.
Eros: Aunque desde aquí huele maravillosamente. Estos humanos desprenden un olor delicioso.
Sinéad: Sí...¡Mira, allí está la señora Hermenegilda con sus nietos!
Eros: ¡Oh no! Que no nos vea, hoy no tengo paciencia para escuchar su parloteo. 
Sinéad: Yo tampoco. No te preocupes, la despistaremos.


Junior: ¡Yuhuuuuu! ¡Qué divertido!
Leticia: ¡No te muevas tanto, Junior! Ten cuidado no te vayas a caer.
Junior: ¡Es como si estuviese volando!


Ben también se había subido a la noria con una chica llamada Kim (no es la novia de Renzo). La había conocido días atrás y se gustaban. Todo iba bien hasta que Ben vio a Hafida, su ex. Verla le recordó todo lo que vivió con ella y se deprimió un poco.

Kim: ¿Estás bien?
Ben: Sí, no te preocupes.
Kim: Te has puesto triste al ver a esa mujer y su mono.
Ben: Viejos recuerdos.
Kim: Ahhh... (parece que siente todavía algo por ella. En cuanto bajemos de la noria le pongo una excusa y me voy. Paso de estas movidas raras).


Leandra: Desde la muerte de papá no había vuelto a sonreír. Gracias amor.
Ricardo: Debes empezar a hacerlo, cariño. Mira las niñas, lo felices que se ven. Nos necesitan y debemos estar fuertes para ellas.
Leandra: Lo sé. Prometo que lo intentaré.


La caseta dónde vendían las fichas para la noria estaba a tope. La gente hacía cola pacientemente esperando su turno. Fatumata, Othello, sus hermanos y sus hijos llegaron al fin a la ventanilla de venta. 

Othello: Deme seis fichas.
Karim: ¡Quiero subir ya!
Othello: Paciencia.
Fatumata: Compra cinco, yo no pienso subir en esa cosa. Tened cuidado, por favor. Estas máquinas me dan miedo.
Vendedor: Es totalmente seguro, señora.
Fatumata: Es seguro hasta que no lo es.


Paula se había montado en el tío vivo. Donna, la hermana de Sabrina, también disfrutaba de esta atracción.

Paula: ¡Molaaaaaaa!
Donna: ¡Boby, mírame!
Boby: ¡Te veo mi amor!


La feria disponía de dos trenecitos que te podían transportar de un lado al otro por muy poco precio. Rojillo y su mujer Carmen habían montado en el trenecito rojo mientras disfrutaban de un batido de frutos rojos.

Carmen: ¡Mira, por ahí va tu madre y Onofre!
Rojillo: ¡Madre!
Herminia: ¡Hola! Mira Onofre, ¿no montamos en uno de esos?
Onofre: Vale, pero en el tren rojo no, prefiero el otro.
Vicenta: Yo no que me mareo.


En el tren multicolor, Mercedes Clická y su cámara/ayudante/novio, estaban disfrutando del paseo. Mercedes estaba enfadada. Paco se había dejado a propósito la cámara de vídeo en casa. A Mercedes le gustaba llevarla siempre encima por si ocurría algo y podía conseguir una suculenta exclusiva.

Paco: ¡Pero nos merecemos descansar!
Mercedes: Un periodista nunca descansa. Estamos en una feria, ¿y si se cae una atracción? ¡Podríamos cubrir la noticia en primicia!
Paco: Pues usaremos el móvil.
Mercedes: Los móviles son para periodistas de segunda. Me has decepcionado.
Paco: Solamente quiero que te relajes. Venga, inténtalo. 
Mercedes: Está bien, pero que sea la última vez que te dejas la cámara en casa.


Chino Juan: Peldona, ¿con quién debo hablal pala complal la felia?
Feriante: ¿Comprar la feria completa?
Chino Juan: Sí, la quielo toda. Soy emplesalio y me gusta tenel mucho negocios que den beneficios.


Adolfina: Nos merecemos este descanso, Rita. Los niños dan mucho trabajo y las mansiones en las que servimos hay mucho por hacer.
Rita: Así es. Aunque nos tratan de maravilla, necesitamos desconectar.
Adolfina: ¿Te apetecen unas patatas con mucho ketchup?
Rita: Sí, hoy me atrevo a hacer locuras.
Adolfina: Y quizás una coca click, o una fantaclick.
Rita: ¡Seeeh!


Era un día agradable para todos, o al menos para casi todos. Fune y Pinhead estaban muy nerviosos. Llevaban consigo a las niñas secuestradas y el maletín con los diamantes. Habían conseguido salir del bosque gracias al alboroto y sonido producido por la feria. 


Temían que Katy y los demás los encontrasen. La vida de esas dos niñas era lo más importante para ellos. 

Pinhead: ¡Mira! ¡Dos maderos!
Fune: Son John y Rose. No me hace mucha gracia tratar con la pasma, pero no nos queda otra. Tenemos que dejar a estas dos niñas en buen recaudo.


Pinhead: ¡Agentes!
John: Vaya vaya, Fune y Pinhead. ¿Estáis tramando alguna nueva fechoría? 
Fune: Todo lo contrario.
Rose: Me extraña que hayáis venido a una feria a montaros en la noria.
Pinhead: Hemos encontrado a estas dos niñas. Unos tipos las habían secuestrado en el bosque.
John: ¿Qué?


Rose: ¡Es la niña influencer desaparecida!
Tamara: ¡Quiero volver a casa! ¡Prometo que seré buena!
Rose: Tranquila, ya estáis a salvo.
John: ¿Eres Gabriela?
Gabriela: Sí...yo también quiero volver a casa.
John: Estáis a salvo, tranquila.

Fune le susurró a Pinhead en el oído...

Fune: Ya hemos cumplido. Las niñas están a salvo. Nada nos impide salir de aquí a toda pastilla con los diamantes. 
Pinhead: Con la pasta que sacaremos seremos ricos.


Mientras Rose y John tranquilizaban a las niñas, aprovecharon para escabullirse. Se alejaron entre la gente sin que se percataran.

Tamara: Ellos nos salvaron.
Rose: Me resulta sorprendente, pero me alegra. ¿Estáis bien?
Tamara: Sí...aunque lo que más deseo ahora es...
Rose: ¿Volver a casa? ¿Comer?
Tamara: No, recupera mi móvil. Hace muchas horas que no subo contenido y mis followers estarán muy preocupados. ¡Estoy totalmente desconectada de las redes! 
Rose: Oh...


John: Chicos, gracias por...
Rose: ¿Dónde están?
John: Se han ido.
Rose: Bueno, lo importante es que las niñas están a salvo.


Tamara: ¡Esos son los hombres malos! 
John. ¿Quienes? Tranquila, no os ocurrirá nada malo.
Tamara: Los que van en esa furgoneta negra. La mujer y ese hombre con barba.
Rose: Tranquilas, nosotros nos ocupamos.


Katy Whisky conducían lentamente, buscando a las niñas entre la gente. Fueron sorprendidos por John y Rose, que les apuntaban con sus armas.

John: ¡Abajo!
Katy: ¡Maldición!

Al bajar, les ordenaron que mantuviesen los brazos en alto y sin hacer ningún movimiento brusco. 

Katy: Agentes, ¿a qué viene todo esto? No hemos hecho nada malo.
Whisky: Venimos a montarnos en las atracciones de la feria.

Cuando vieron a Tamara y Gabriela, supieron que su carrera delictiva había terminado.

John: Ni un solo movimiento en falso o disparamos.


Rose los registró y seguido los esposaron. Resignados, sabían que pasarían los próximos años de su vida entre rejas.


Continuará...

 

1 comentario:

  1. Siento que hay una calma tensa. ¡El castillo del terror parece la casa del ser extraño! ¡Qué miedo! ¿Qué sucederá ahora?
    La feria te ha quedado preciosa y sobre todo, me gusta ver a tantísimos personajes. Muchos de ellos no salían desde hace bastante tiempo.

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