martes, 9 de abril de 2019

Mi vida ahora - Capítulo 13: A toda pastilla



Filomena se asomó al ventanal de la habitación y vio la gran manifestación frente a la comisaría. Leticia se quiso levantar, pero su madre se lo impidió.

Filomena: Debes descansar, hija.
Leticia: ¿Que está pasando fuera?
Bisbi: Una mani.
Filomena: Frente a la comisaría.
Leticia: Ahí debe estar Chris...


Agnes: ¿Se puede?
Artemisa: Hola, esperamos no molestar.
Leticia: ¡Agnes! Pasad, no molestáis.


Filomena: Buenas tardes, soy la madre de Leticia.
Agnes: Nosotras conocemos a Leticia de muy poco, pero al enterarnos de lo ocurrido, nos hemos querido pasar para saber como está.
Leticia: Sois muy amables. Son las encargadas de la nueva cafetería, madre.
Filomena: Es un placer.


Agnes se acercó hasta Leticia y le dio la mano.

Agnes: Sé que no nos conocemos mucho, pero sé que tienes un gran corazón. Suselle y Dante te adoran y sé que has luchado para que las cosas salgan bien.
Leticia: Gracias, Agnes.
Artemisa: Esperamos que te mejores pronto y puedas volver a casa.
Leticia: Muchas gracias. 
Agnes: Debes alejarte de Chris. Debería haberte avisado antes, pero no lo hice.
Leticia: ¿Lo conoces?
Agnes: Es cliente de la cafetería. Pensé que era buena persona, pero no lo es. Es problemático y te arrastrará al vacío si te dejas llevar.
Leticia: Sí...lo sé. Imagino que ahora pasará una buena temporada en prisión y eso me ayudará a rehacer mi vida. Será duro, le sigo queriendo a pesar de todo y ya no tengo trabajo, pero seguiré adelante.
Agnes: Pues en algo creo que te puedo ayudar. ¿Te gustaría trabajar en la cafetería?


Chris y El Petas entraron en el hospital. Preguntaron en recepción por la habitación de Leticia.

El Petas: Hay que darse prisa, colega.
Enfermera: habitación 201, segunda planta.
Chris: Gracias.


Al llegar al ascensor, coincidieron con Filomena y Bisbi. Habían bajado para comprar cafés. Filomena se lo quedó mirando. Llevaba gafas y una gorra, pero lo reconoció al instante.


Filomena: ¿Ya te han soltado? ¡No me lo puedo creer!
Chris: Sí, dicen que soy inocente. Siento lo ocurrido, señora. Deje que suba a hablar con Leti. Me la llevaré lejos y seremos felices.
Filomena: ¿Disculpa? ¡No digas tonterías! Vete ahora mismo de aquí.
Chris: No puede interponerse entre su hija y yo. Nos amamos.
Filomena: Mi hija ya no quiere verte. Vete ahora mismo o llamo a la policía. 


El Petas sacó su pistola y apuntó a la mujer.

El Petas: ¡Ya estoy hasta el gorro! Si no se quita le hago un agujero, señora.
Filomena: ¡Por el amor hermoso!
Bisbi: ¡Madre, no los cabree!
Filomena: No dispare, por favor.


El Petas: ¡Todo el mundo con las manos arribas!Quién se mueva, le pego un tiro.

Todos los presentes obedecieron sin rechistar. 

Chris: Señora, esto lo hago por Leti. No se preocupe por ella, será feliz conmigo.
Filomena: ¡No te acerques a mi hija! ¡Estás loco!
Chris: Loco de amor por ella.
El Petas: Yo retendré a esta gente. Sube a por ella, date prisa.


Subió por el ascensor y entró en la habitación. Encontró a Leticia hablando con Agnes y Artemisa. Parecía muy animada. Le dolió. Se la imaginaba llorando, triste porque le habían encarcelado.

Leticia: No sabes la ilusión que me haría trabajar en la cafetería.
Agnes: Hablaremos con Silvia, seguro que le parece bien.
Chris: ¿Interrumpo la fiesta?


Leticia dio un grito sorprendida. Agnes se dio la vuelta y el corazón le dio un vuelco. Sabía que algo terrible estaba a punto de suceder.

Leticia: ¿Te han soltado? Por favor, vete.
Chris: Veo que no estabas precisamente preocupada...
Leticia: ¿Te has escapado?
Chris: Sí, y quiero que te vengas conmigo.


Se acercó a la cama y la quiso levantar en brazos. Ella se resistió.

Leticia: ¡He dicho que me dejes en paz!
Chris: Leti, tienes que perdonarme. Me dejé llevar y metí la pata. No volverá a suceder. Ahora tienes que venirte conmigo.
Artemisa: ¡Te ha dicho que la dejes en paz!
Agnes: Chris, no empeores las cosas...
Chris: ¡Te amo y sé que tú también me amas! No lo entiendes, ¡serás muy feliz conmigo! Cumpliremos todos nuestros sueños.
Leticia: ¡Vete!


Chris sacó una pistola y la apuntó. Leticia palideció. No podía creer que el click al que más había amado en el mundo, la estuviese apuntando con un arma. 

Chris: Levántate ahora mismo. He dicho que te vendrás conmigo. Ahora no lo entiendes, estás confundida, pero sé lo quieres.
Agnes: No le hagas daño, Chris...
Chris: No pasará nada si todo el mundo me hace caso. Dejad ya de tocarme las narices. He dicho que te levantes...por favor, cariño.
Leticia: Sí...


Apuntó a Agnes y Artemisa. Agnes agarró la mano a Artemisa y cerró los ojos. Si tenía que morir, que fuese agarrada a su mano. Rezó para que no hiriese a Artemisa.

Chris: Tranquilas, si no hacéis el tonto, no os ocurrirá anda.
Artemisa: Esto es una locura. Tienes que detener todo esto.
Agnes: Chris, sabes que esto no está bien.
Chris: Te has portado bien comigo, Agnes. Siempre me has inspirado confianza y eres inteligente. Quiero que te vengas con nosotros. Seguro que mi amigo el Petas te gusta, es buen click y creo que hacéis buena pareja.
Artemisa: ¡Ella no se va a ningún sitio!
Chris: ¿Prefieres que dispare?


Artemisa enmudeció. Obligó a Leticia y Agnes a caminar mientras apuntaba a Artemisa.

Chris: Un solo movimiento en falso, y disparo. No te preocupes, Agnes estará bien con nosotros.
Artemisa: Por favor, llévame a mi. Deja que Agnes se marche...te lo ruego.
Chris: Lo siento. De verdad, estará bien. Cuidaré de ella. Ahora quédate ahí quieta si quieres vivir. 


Artemisa se quedó inmóvil. Chris bajó en el ascensor junto a Agnes y Leticia. Salieron a la sala de espera. El Petas los estaba esperando, apuntando a todo el mundo.

El Petas: ¡Por fin, tío!
Chris: ¡He ido lo más rápido posible! Venga, nos vamos.
El Petas: ¿Y esa?
Chris: Agnes, tu futura novia.
El Petas: ¡Me mola!
Filomena: ¡Déjalas en paz! ¡Leticia!
Leticia: ¡Madre!


Salieron a la calle. El bullicio montado por la manifestación les vino bien.

Chris: ¿Y ahora? Necesitamos un coche.
El Petas: ¡La ambulancia!


Leticia: Chris, por favor...
Chris: Princesa, todo esto lo hago por ti. Por fin estarás lejos de tu madre.


Chris apuntó al conductor de la ambulancia y le exigió las llaves. El hombre se las entregó sin oponer resistencia. 

El Petas: ¡Conduzco yo!


Chris y Leticia montaron en la parte de atrás. La obligó a sentarse mientras la apuntaba con el arma.

Leticia: Has perdido la cabeza.
Chris: Sí, pero de amor por ti. Tú me has obligado a tomar medidas drásticas. Estás influenciada por la bruja de tu madre y la gente para la que trabajas. ¿No te das cuenta? ¡Nos quieren separar!
Leticia: Estás paranoico. Ellos no tienen nada que ver. Confié en ti, y me traicionaste.


Chris: Eso no es verdad. Robé por ti.
Leticia: ¡Yo no te lo pedí! Deja de arruinar mi vida.


El Petas: Abróchate bien el cinturón, nena. ¡Nos vamos de aquí a toda pastilla!
Agnes: Esto no acabará bien. Deja que Leticia y yo nos marchemos y entrégate. 
El Petas: Ni de coña.


El Petas arrancó la ambulancia y salió a toda velocidad de allí. Artemisa, Filomena y Bisbi salieron corriendo tras el vehículo, pero se alejó rápidamente. 


Artemisa: ¡Agnes! 
Filomena: ¡Se lleva a mi hija! ¡Vuelve!
Bisbi: ¡Hermanaaa!


John abrió la celda y la encontró vacía. Su corazón dio un vuelco al ver los barrotes serrados. Corrió en dirección a la ventana y se asomó. Hacía ya rato que se habían escapado.


John: ¡Maldita sea! Con esta manifestación será más difícil encontrarlos...


Rose: ¡John!
John: Se han escapado, Rose. ¡Tenemos que encontrarlos!
Rose: Han llamado del hospital. Dicen que Chris y otro delincuente han raptado a la novia y otra clack. También han robado una ambulancia y se han escapado.
John: Las cosas no podrían ir peor. ¡Seguro que cogen la interestatal! ¡Vamos!


El Petas conducía a toda velocidad. Agnes estaba mareada y muy asustada. Odiaba ir en coche y mucho menos a esa velocidad. El Petas disfrutaba apretando el acelerador y viendo la cara de terror de Agnes.

El Petas: Soy Fernando Clicklonso.
Agnes: Nos vamos a matar...
El Petas: Tranqui, nena. Yo controlo.
Agnes: Me llamo Agnes, no me llames nena.


Leticia: ¿Crees que esto acabará bien? Me has secuestrado y también a Agnes. Has robado una ambulancia y te estás fugando de la justicia.
Chris: No me pillarán, tranquila. Además, tengo un plan. Iremos al puerto y robaremos un barco. Nos iremos a otro país y empezaremos de cero.
Leticia: Eso no sucederá, Chris. La época en la que te lo perdonaba todo terminó. Lo que estás haciendo no tiene perdón.


Chris: Me perdonarás, lo sé. Siempre lo haces. 
Leticia: Quiero que detengas la ambulancia y dejes que Agnes y yo nos bajemos.
Chris: No pienso hacerlo. Eres mía, estás destinada a ser mi clack.


Se escuchaba una sirena acercarse. Agnes miró hacia atrás y vio un coche de policía acercarse a toda velocidad.

El petas: ¡La pasma!

Un rayo de esperanza iluminó a Agnes. Quizás las cosas saldrían mejor de lo que había intuido. A lo mejor se equivocaba y conseguían salir todos con vida.


El Petas: No te hagas ilusiones, no podrán detenernos.
Agnes: No he dicho nada.
El Petas: Pero seguro que lo piensas. Ya verás lo bien que lo vamos a pasar tú y yo juntitos.


John: ¡Objetivo localizado!
Rose: A esa velocidad se estrellarán.
John: Me da miedo que atropellen a ciclistas o colisionen contra otro vehículo.
Rose: Pediré que corten la carretera.


John: Rose, tenemos que salvar a las rehenes como sea.
Rose: A ver si consigues acercarte más a ellos.
John: ¡Agárrate!


Chris se asomó por las puertas traseras de la ambulancia.

Chris: ¡Es la policía!
Leticia: ¡Os han pillado! Por favor, si hay algo de verdad en lo que dices, si me sigues queriendo, entrégate y deja que nos marchemos.
Chris: ¡Y un cuerno!


Leticia: Chris, hazlo por tu abuela. Ella lo da todo por ti. Debe estar muy preocupada y...
Chris: ¡Silencio! Me da igual, no pienso renunciar a ti.

Leticia se acercó a él, intentando hacerle entrar en razón. Chris sacó su arma enfadado.

Chris: ¡Quieta en tu sitio!


Abrió las puertas traseras y apuntó al coche de policia. Disparó un par de veces sin dudarlo.

Leticia: ¡Nooo!
Rose: ¡Nos está disparando!


John: ¡Definitivamente ha perdido el juicio!
Rose: ¡Cuidado, John!

John conducía haciendo eses para intentar esquivar las balas.


Leticia se armó de valor y se lanzó a por Chris. Empezaron a forcejear. Intentaba arrebatarle el arma, pero Chris era mucho más fuerte.


Eso dio a John un respiro y pudo acelerar hasta colocarse al lado de la ambulancia. El Petas conducía con una pistola en la mano. 

Agnes: ¡Estoy farta de todo esto! ¡No quiero acabar na pataqueira!
El Petas: ¡No hables raro!
Agnes: ¡No hablo raro, cara de toxo! ¡Es gallego!


El Petas embistió al coche de policía y con el golpe, lo mandó a la cuneta.


Por muy poco no atropella a una ciclista, que se cayó de la bicicleta. Por suerte, John consiguió controlar el coche y pudo seguir con la persecución. 


Unos tejones cruzaban la carretera. Era una madre con sus dos crías. Ellas la seguían, ajenos al peligro que se avecinaba.


Agnes los vio, cruzando con tranquilidad. 

Agnes: ¡Cuidado con los tejones!
El Petas: ¡Haremos papilla de tejón!
Agnes: ¡Noooo!


No lo pudo evitar. Agnes agarró el volante de la ambulancia y lo giró bruscamente. Aquello pilló por sorpresa a El Petas. Salvó a los tejones, que se detuvieron asustados cuando la ambulancia casi los atropella. El Petas perdió el control de la ambulancia y se estrelló.


Continuará

1 comentario:

  1. ¡Es muy tarde pero me da totalmente igual! Voy a leerme enseguidísima el siguiente y último capítulo. ¡Está muy emocionante! No puedo creerme que Chris esté tan loco. Y que hayan raptado a la pobre Agnes, que no tenía nada que ver con esa historia; pero tengo la esperanza de que las cosas no les sigan saliendo bien a esos asquerosos tíos. Sabía que Chris estaba fatal, pero no me imaginaba que lo estuviese tanto. Está loco de remate. Eso ya no es amor. Desde el principio, Leticia tendría que haberse dado cuenta de que no la quería bien, pero el amor nos nubla el juicio y nos hace ver como un ángel a la persona que amamos o de la que estamos enamoradas. Estoy seguura de que, si ella hubiese visto la historia desde fuera, se habría dado cuenta enseguida de que ese tío era una asquerosidad, pero muchas veces ya ocurre eso, que vemos desde fuera lo que no veríamos si estuviésemos dentro de la historia.
    Lo que más me gusta de tus historias es que dan giros inesperados de repente, sin que puedas ni intuirlo. Por nada del mundo me habría imaginado que Chris y el Petas harían algo así. Qué bonito me ha parecido el gesto de Agnes de girar de pronto el volante para salvar a los tejones.
    ¡Voy a seguir leyendo para saber cómo sigue! ¡Yo no puedo irme a dormir sin saber cómo termina! ¡Gracias por tanta emoción!

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