martes, 5 de febrero de 2019

Mi vida ahora - Capítulo 01: Necesito ayuda

Capítulo 01: Necesito ayuda



Sus nunca habría imaginado que su vida sería así. Siempre había soñado con encontrar el amor y tener hijos, pero jamás pensó que aquel sueño tan deseado le cambiaría tanto la vida. Era muy feliz, amaba a su familia y daría la vida por ellos, pero a veces no se sentía con fuerzas para sobrellevar tantas responsabilidades. 

Sus: Cariño, ¿me puedes preparar un café? Necesito un chute de energía.
Diamante: Ahora mismo, princesa. Ay, no recuerdo bien cómo funcionaba la cafetera.

Sus cocinaba huevos con beicon para Diamante y calentaba en el horno una pata de cordero. Para los niños había preparado galletas con formas de animales. Suselle y Dante comían cereales en la leche y mordían las galletas con entusiasmo.

Suselle: ¡Qué ricas, mami!
Dante: ¡Toma, por pesada!¡Mamá, Dante me ha tirado un cereal a la cara!
Sus: Parad de pelearos, por favor. Diamante, ¿y ese café?
Diamante: Espera, es que no me aclaro con esta cafetera...


Dante: ¡Me he pasado otro nivel! ¡Toma yaaa!
Suselle: Deja de jugar y desayuna que Pradito está a punto de llamar a la puerta.
Dante: No pienso dejar la partida, voy por el nivel 29. Estoy superando a Karim.
Sus: Dante, te he dicho mil veces que no se juega con la tablet mientras se come.


Dante: Solamente un ratito más.
Diamante: ¿Esto irá así? Sus, no entiendo este aparato.
Sus: Es fácil, Diamante.
Diamante: Pues a mi no me sale.
Damte: ¡He conseguido el cañón de bombas! ¡Mamá, he conseguido el cañón de bombas!
Sus: Me alegro, hijo.


Sus: Pandy, cómete todo el bambú.
Pandy: ##### (Seeeeh, está rico rico. Me estoy asfixiando con el pestazo a beicon...)


Sus: Diamante, ya tienes los huevos. Te he frito cebolla, como a ti te gusta.
Diamante: ¡Eres la mejor! Necesito estar fuerte, hoy he quedado con Wen y Duque para descargar la mercancía del barco.


Sus: ¿También te vas a comer las salchichas y la hamburguesa? Es demasiado, ¿no?
Diamante: Trae pacá, que para un pirata como yo no es nada.
Sus: Pues esta noche cenarás verdura, que lo sepas.
Diamante: Eso ya lo veremos.


Diamante: Hijos míos, ¿tenéis mucho trabajo en el cole?
Dante: Demasiado, nos explotan. Los profesores se piensan que no tenemos vida.
Suselle: Eso no es verdad. Yo estoy encantada. Mi seño es la mejor.
Sus: Olga es un encanto. Te llevarás unas galletitas para ella, que sé que le gustan.
Suselle: Es la profe más enrollada del mundo. 
Dante: Es verdad, mola.
Diamante: Sí, a mi también me cae bien.


Pradito salió de su casa y fue corriendo hasta la casa de sus mejores amigos. Siempre iba a buscarlos  para ir juntos al colegio. La parada de autobús estaba cerca. Llamó al timbre deseosa de encontrarse con sus amigos.


Sabrina acompañaba a su hijo a la parada del autobús. Walter quería ir solo, pero Sabrina aprovechaba para pasear a Elvis y de paso, ir a desayunar a su cafetería preferida. 

Sabrina: Mira, la hija postiza de Duclack.
Walter: Mamá, se llama Pradito.
Sabrina: Se ve que es muy amiguita de los hijos de Sus y Diamante. Dios los cría y el viento los amontona.
Elvis: ¡Guau guau!
Sabrina: Elvis tiene ganas de hacer pipí.


Walter: Que se espere al descampado, mamá.
 Sabrina: De eso nada. Es malo aguantarse las ganas de orinar. Además, a él le gusta hacer pipí en la fachada de la casa de Sus.


Walter: Mamá, otra vez no...
Sabrina: No te preocupes, si la fachada es de color amarillo,no se nota nada. Venga, Elvis. Haz pipí, pequeño.
Elvis: ¡Guau!

Elvis levantó su patita e hizo sus necesidades.Era un perro pequeño, negro y peludo, pero no por ello ensuciaba menos.

Walter: Mamá, me da vergüenza. Es la casa de Suselle...
Sabrina: Da igual, Walter. Si de todas formas la casa debe oler fatal con el oso panda tan gordo que tienen dentro. 


Sabrina: ¿Ya has terminado?
Elvis: ¡Guau!
Sabrina: Buen perro.


Walter: Mamá, no hace falta que me acompañes siempre a la parada. Ya soy mayor.
Sabrina: Todavía te haces pipí en la cama.
Walter: Mamá, no lo digas tan fuerte...
Sabrina: Venga, que te compraré un cruasán de choco de los que te gustan.
Walter: ¡Yupi! ¿Y un batido de vainilla?
Sabrina: También.
Walter: ¡Guay!


¡Diiing dooong!

Suselle y Dante se levantaron corriendo y fueron a por sus mochilas.

Suselle: ¡Pradito ya está aquí!
Diamante: No os olvidéis nada.
Dante: Me llevo la tablet.
Sus: De eso nada, que la rompes. 
Dante: ¡Joooo!
Sus: No la necesitas para estudiar.
Sante: ¡Mamá!
Diamante: Haz caso a tu madre, renacuajo. 


Suselle: ¡Nos vamooos!

Salieron corriendo a toda pastilla de la cocina.

Sus: ¡Os olvidáis el beso!
Suselle: ¡Luego os lo damos!
Dante: ¡Llegamos tarde!


Sus se asomó por la ventana y los vio alejarse junto a Pradito. Adoraba a Pradito y le gustaba que fuesen tan amigos. Al verles caminar calle abajo, sintió una tristeza repentina. Se hacían mayores y eran menos cariñosos. Esperaba que no se convirtiesen en los típicos adolescentes repelentes que odian a sus padres y al mundo entero. Vio a Junior, Jorgito y Manolete de camino al instituto. Eran adolescentes, pero no parecían tan rebeldes como otros.


Pradito: ¿Habéis estudiado para el examen de mates?
Suselle: Mucho. Anoche me dormí con el libro en la cama. Don Pimpón explica bien, pero es que es muy difícil.
Pradito: A mi me ayudó Rita. Gracias a ella al menos lo entiendo todo. 
Dante: Yo me lo sé de memoria, no me hacía falta estudiar.
Suselle: Sacarás otro cero patatero.
Dante: Pues no.


Junior: ¿Dónde está Renzo?
Jorgito: Me ha dicho por Wahtsaclick que ha ido a comprarle el desayuno a Kim.
Junior: Parece su leal súbdito. 
Manolete: Con una novia así, yo también lo haría.
Junior: Pues si yo alguna vez tengo novia, cosa poco probable, el desayuno se lo tendrá que comprar ella. Yo no soy esclavo de ninguna chica.
Jorgito: Pues a mi tampoco me importaría. Kim es la chica más sexy del insti.
 Junior: Vamos a buscar a Willy, que nos espera en su casa.


El camino a la parada del autobús pasaba por la casa de Duclack. Una enorme mansión rosa que no pasaba desapercibida. Sabrina se detuvo al pasar junto a ella. No tragaba a Duclack y odiaba todo lo referente a ella. Envidiaba su mansión, a pesar de vivir en una gran casa cerca del bosque. 

Sabrina: Una casa rosa, menudos gusto tiene la pirata. Me duele la vista con este color tan chillón...
Walter: Pero si antes de saber que era de ella te encantaba...
Sabrina: He cambiado de opinión. ¿Quién es ese?

El prometido de Duclack pasaba justo en ese momento. Venía del kiosko de comprar una revista. Era alto, castaño, con una piel bronceada y suave, pelo corto y castaño y muy guapo. Vestía ropa de sport, así que Sabrina se recreó mirando sus músculos.


Me parece que Elvis tiene más ganas de hacer pipí. Venga, en la fachada de Duclack.

Walter: Mamá, ¡es la cada de Pradito!
Sabrina: ¿Y? Las necesidades de Elvis son más importantes que esa niña malcriada. 


Sabrina escuchó un potente gruñido. Se dio media vuelta y desde una de las ventanas, estaba Tinger asomado. El enorme leopardo estaba dispuesto a defender el honor de Duclack y de su hogar.


Tinger: ¡Grrrrrrrrrrr!
Sabrina: Tranquilo, gatito bueno...


Tinger: ¡Grrrrrr!
Sabrina: ¡Corre, hijo!
Walter: ¡Espera, mamá!
Sebastián: ¿De que corre esa mujer?


Diamante mordía la pata de cabrito y sorbía ron de la botella. Estaba disfrutando de un desayuno por todo lo alto.

Sus: He visto a Sabrina y su hijo desde el balcón. Al parecer Tinger le ha dado un buen susto.
Diamante: Seguro que estaría tramando alguna cosa.
Sus: Sí, con lo malintencionada que es no me extrañaría. Diamante, ¿me ayudas a limpiar la cocina? Tengo que abrir la juguetería y no sé si me dará tiempo.
Diamante: ¡Pero si ya es muy tarde! ¡Me estarán esperando!


Sus: ¿Ya te esperan?
Diamante: Tu hermano y Duque me van a matar. Hemos quedado en el restaurante de Carmelo y hace diez minutos que debería estar allí. Lo siento Sus, te compensaré.
Sus: No te preocupes. Corre y no les hagas esperar más.
Diamante: ¡Te quiero!


Se quedó sola, mirando el desastre de cocina que le tocaba limpiar. Suspiró agotada y se puso manos a la obra. Cuanto antes se pusiese, antes terminaría. 


Dante se había dejado la tablet sobre una de las sillas de la cocina. Cuando terminó de ordenar, la cogió para llevarla a su habitación. Estaba cansada de ordenar las cosas de Dante, a pesar de las múltiples charlas, era todo un desastre y muy desorganizado. Todo lo contrario que Suselle, que mantenía su cuarto muy ordenado. 


Al entrar en el cuarto de Dante, se le cayó el alma a los pies. Estaban todos los juguetes esparcidos por todas partes. No pensaba recogerlos, tendría que ser él quién se encargase de ello.

Sus: Ya no sé cómo decirle que ordene su cuarto. Estoy agotada.

Cochecitos,trenes, animales, figuras, casas, aviones de papel...no había casi espacio para poder pisar.


La cabeza de un dragón se le clavó en la suela de la zapatilla. Un dolor agudo recorrió toda su pierna y al dar otro paso, resbaló con un cochecito. Se dio un buen golpe contra el suelo y gritó dolorida. 

Sus:¡Ayyyy! 


Se asustó mucho. Estaba embarazada y temía que un golpe así pudiese perjudicar al niño. Se le escaparon unas lágrimas de impotencia y de dolor.

Sus: Necesito ayuda.


Se vistió y fue cojeando a casa de Duclack. La pilló en pijama, ordenando mapas del tesoro. Subieron a la guardilla y se sentaron en unos cómodos sillones rojos. Tinger los acompañaba,tumbado sobre el suelo. Rita les sirvió dos tazas de té de frutas del bosque y dos donuts de chocolate.

Sus: ¡Qué rico! Con tantas cosas por hacer, no he desayunado...
Duclack: Te he visto cojear, ¿estás bien?
Sus: He tropezado con uno de los juguetes de Dante. Es tan desordenado. Cuando venga del cole, le cantaré las cuarenta.  Me he hecho un poco de daño, pero no es nada. Duclack, estoy tan agotada...Son demasiadas cosas y siento que explotaré. Necesito estar un poco más relajada con el embarazo.
Duclack: ¿No te gustaría contratar a alguien?
Sus: Eso estaba pensando...


Sus: ¿Crees que Rita conocerá a alguien de confianza?
Duclack: ¿Quieres que le pregunte?
Sus: Si no te importa...Duclack, es que no puedo más. Diamante el pobre hace lo que puede, pero ya sabes que es un desastre y es como un niño grande. Suselle se comporta bien, pero también tengo que estar encima de ella. Dante me trae por la calle de la amargura, aunque luego es muy cariñoso conmigo y se preocupa mucho por mi. Pandy está gordo y tengo que cuidarle más. Le obligo a hacer ejercicio para que pierda kilos y salir a correr. Luego la casa, que es enorme y el trabajo, que cada vez lo tengo más descuidado. Al final tendré que cerrar la juguetería.
Duclack: A ver si Rita conoce a alguien.


Duclack llamó Rita, que acudió al momento.

Duclack: Rita, mi amiga Sus está pensando en contratar a alguien para que le ayude en casa y con los niños. Me preguntaba si conoces a alguien de confianza.
Rita: Conozco a unas cuantas personas de una agencia. Tengo una amiga que trabaja junto a su hija y hacen muy buen equipo.Son dos, pero no son caras. La madre se ocupa de ayudar a los niños con los estudios, organizar las comidas y ordenar. Es estricta, pero muy eficaz. La hija se dedica a todas las tareas del hogar y de entretener a los niños. Es muy dulce y los niños la adoran.


Duclack: ¿Crees que aceptarían trabajar para Sus?
Rita: Por supuesto. Ahora mismo se han quedado sin trabajo. Estaban trabajando en una casa en el centro pero la pareja se ha divorciado y han vendido la casa.


Sus: ¡Llámalas ahora mismo! ¡Oh, Rita, muchas gracias! No sabes el favor que me haces.
Rita: No tiene que darme las gracias. Es un placer poderle ayudar.

Sus la abrazó y Rita sonrió sorprendida.

Sus: Muchas gracias.
Rita: Ahora mismo las llamo.


Coninuará

1 comentario:

  1. ¡Por fin tenemos ya otra historia tuya! Tenía muchas ganas de que publicases otra historia. Me la he leído muy relajada, disfrutando de cada escena. Me ha gustado mucho. Me dijiste que no pasaban grandes cosas y es cierto, no hay ningún terremoto ni tampoco es una historia de misterio, pero a mí me gustan mucho este tipo de historias, tan relajadas, que muestran la vida de los personajes. Siempre he sentido mucho interés por la vida de los personajes, no sólo por las experiencias que van viviendo de vez en cuando, y recrear la vida de ellos es algo que me apasiona, así que esta historia me interesa mucho. Me da mucha pena Sus, con todo acumulado y encima es que nadie la ayuda nada. Suselle es una niña muy responsable y buena, pero todavía es demasiado joven para darse cuenta de que su madre necesita ayuda con las tareas domésticas. Diamante responde al prototipo de hombre torpe en la cocina y, encima, ¡vaya carnívoro que está hecho! En eso, Sus y él son totalmente opuestos. Luego, Dante es también el típico niño cercano a la adolescencia, desordenado, parece que ha heredado la actitud de su padre; pero todo esto es muy divertido, de verdad, y me encantan las fotografías porque todas responden a lo que quieres plasmar. Me gusta mucho cómo reflejas el carácter de cada personaje y tengo que confesarte que me da mucha pena que Sabrina aún, después de todo, siga teniendo tanta envidia y rencor cuando ella también tiene una casa preciosa, tiene un hijo que no sé si se merece y además es que la vida le sonríe, pero lo peor es que no sabe apreciarlo. Esas personas no podrán ser felices nunca. Estoy deseando saber cómo serán las personas que contratará Sus y, por favor, no tardes nada en publicar la continuación. Estoy deseando que aparezcan mis queridiñas Agnes y Artemisa. Me encanta y me hace muy feliz que hagas historias con ellas, de verdad. ¡Qué ilusión! Y además este tipo de historias en las que se mezclan nuestros mundos creo que son las mejores, las más divertidas, las más interesantes, de verdad. ¡Muchas gracias por volver!

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