domingo, 5 de agosto de 2018

Vacaciones en el mar - Capítulo 20: Cuestión de supervivencia

Renzo y sus amigos subieron a cubierta para estar a solas. Habían cenado mucho y bailado hasta no poder más. Emma y Willy estaban sentados en el suelo, observando las gigantescas nubes que cada vez estaban más cerca. Muchísimos relámpagos lo iluminaban todo de vez en cuando. Kimberly se acostó sobre Renzo, que estaba tumbado sobre una hamaca.

Emma: Me gustan las nubes y las tormentas. ¿Crees que soy rara por eso?
Willy: Claro que no. A mi también me gusta la lluvia y las tormentas.
Emma: En mi pueblo no suele llover mucho. Es un poco secano. Por eso cuando llueve, es toda una fiesta para mi. A mi amiga Flavia sin embargo, no le gusta la lluvia. Aunque cuando llueve, siempre la convenzo para ir a saltar sobre los charcos. 
Willy: Algún día me gustaría conocer tu pueblo y tus amigos.
Emma: Flavia te caería genial. Es mi mejor amiga. Aunque últimamente nos vemos poco...
Willy: ¿Estáis enfadadas?


Emma: No...es que...no quiero ponerte triste.
Willy: No te preocupes, puedes contarme lo que quieras.
Emma: Hace un año enfermé. Estuve meses en el hospital, a punto de morir.
Willy: ¿Que te pasó?
Emma: Es mi corazón, Willy. Falla, no está bien. Ahora tengo un marcapasos, pero no debo hacer grandes esfuerzos. Mi abuela no quiere que haga prácticamente nada, me tiene confinada en casa sin salir y falto mucho al instituto. La Ramona, una de mi clase, dice que aproveche, que me queda muy poco de vida con un corazón tan débil como el mío.
Willy: ¡Eso es mentira! No te queda poco, no le hagas caso.


Emma: Yo quiero hacer cosas, pero me da un poco de miedo. Mi abuela siempre me regaña cuando monto a caballo o bailo en las fiestas de mi pueblo. Pero si no hago lo que me gusta, ¿merece la pena vivir? Pienso que si me voy a morir pronto, que por lo menos pueda disfrutar un poco.
Willy: No pienses así, no te vas a morir. Ahora tu corazón está controlado y no te pasará nada.
Emma: Entre la tonta de la Ramona y mi abuela, que no me deja hacer nada, estoy amargada y ya no sé que pensar. Mira tu tía, se va a casar siendo ya mayor, feliz...yo quiero eso, poder llegar a ser vieja y vivir cada momento.


Kimberly: Y por eso no quieres besar a Willy. Piensas que te vas a morir y no quieres tener novio.

Willy enrojeció y Emma la miró sorprendida.

Emma: Pues...
Kimberly: Vive la vida, Emma. Me puedo morir yo antes que tú, no hay nada escrito. ¡Willy es un buen chico, tonta!
Emma: Kim, mejor dejemos este tema...
Kimberly: Mira los carcas de antes, con perdón de tu tía, Willy. Pero son vejestorios que viven sus últimos momentos de vida dejándose llevar. Ellos saben que se van a morir pronto, son muy viejos, pero no les importa. Se casan igualmente.
Willy: No se van a morir pronto.
Kimberly: ¡Pues claro! ¿Cuantos años tienen? Por lo menos unos 95 años.
Willy: ¡No tienen tantos!
Kimberly: Da igual. Lo que quiero decir, es que si unos viejos que les da igual hacer el ridículo delante de todo el mundo viven cada instante de sus vidas, tú también puedes.


Renzo se levantó y se sentó un poco a parte. Las palabras de Kimberly no le habían gustado nada. No veía las cosas de la misma forma.

Renzo: Declarar su amor y casarse no es hacer el ridículo.
Kimberly: Un poco sí, cariño. Que se declaren su amor, pero no delante de todo el mundo. Si son mis abuelos, me daría vergüenza. 
Emma: A mi me parece bonito. No estoy de acuerdo contigo, Kim. El amor nunca es ridículo, ni a los veinte  ni a los cuarenta.
Willy: Ni tampoco declararse ante todo el mundo. 
Kimberly: Ay, pues a mi no me gusta ver a los viejos haciendo esas cosas.
Renzo: Algún día seremos viejos.
Kimberly: Puff, para eso quedan siglos.


Mientras, Lucía encontró a Renzo asomado por una barandilla. Miraba las olas moverse de un lado para otro.


El viento era cada vez más intenso y las olas movían  el barco con fuerza. Lucía se acercaba a Elliot con delicadeza.

Lucía: ¿Podemos hablar?
Elliot: Tú no eres mi madre.
Lucía: Ni pretendo serlo, pequeño. Sé lo mucho que amas a tu madre y que la echas de menos. Yo no voy a sustituirla, Elliot.


Elliot: Mi padre está traicionando a mi madre contigo. ¡Ella estará llorando en el cielo!
Lucía: Tu mamá no estará triste, todo lo contrario. Ella querría que tu padre fuese feliz, y que encontrase a alguien que lo quiera de verdad. No le gustaría la idea de que tu padre esté solo para siempre.
Elliot: No está solo, me tiene a mi.
Lucía: Pues claro, pero tú crecerás y encontrarás el amor. Tu padre estará solo para siempre, sin que nadie le quiera y lo cuide. Eso no es justo, ¿no te parece?
Elliot: No...


Elliot se puso a llorar desesperadamente. Miraba al cielo enfadado.

Elliot: ¡Mamá! ¿¡Porqué me has abandonado!? ¡¡Yo quiero estar contigo!!
Lucía: Elliot, cuidado.


El barco dio una sacudida con una ola muy grande y Elliot perdió el equilibrio. Se agarró a la barandilla, pero estaba a punto de caer al agua.

Elliot: ¡Ahhhh! ¡Socorroo! ¡Que me caigo, que me caigo!
Lucía: ¡Aguanta! ¡Dame la mano!
Elliot: ¡Me estoy cayendo! ¡Ahhhh!


Elliot cayó al agua sin que Lucía pudiese evitarlo. Las olas lo engulleron y desapareció.

Lucía: ¡¡Ellioooooooot!!


Beatriz estaba decidida. Tenía que separarse, alejarse de Ignacio. Su prioridad era su hija, que no sufriese con todo esto. Lo primero que tenía que hacer era tirar todas las cosas de su marido fuera del camarote o directamente a la basura. Seguía llorando pero una fuerza que desconocía que tenía, le daba las energías necesarias para seguir luchando.


El hombre misterioso la vio pasar y se detuvo. Beatriz llevaba el mismo peinado que Carlota y las dos vestían de una forma parecida. 

Hombre Misterioso: ¡Ahí estás!


Corrió tras ella para darle alcance. Beatriz corría, pero no estaba huyendo de él. Corría para llegar cuanto antes al camarote, deshacerse de todo lo que perteneciese a su marido y encerrarse para poder llorar.

Hombre Misterioso: ¡No huyas más!


Disparó y una bala la alcanzó. Beatriz sintió un dolor intenso en el brazo y cayó al suelo dolorida. No entendía que le estaba ocurriendo.

Hombre Misterioso: Por fin te tengo, vieja.

Carlota estaba escondida y vio toda la escena. La había confundido y estaba a punto de asesinar a una clack inocente. Tenía que impedirlo.


Beatriz: ¡Elliooot! ¡Socorro!
Emma: Huy, ¿de dónde vienen esos gritos?
Renzo: Provienen de aquella zona.
Willy: Alguien está pidiendo ayuda.
Renzo: ¡Vamos!


Lucía sabía que cada segundo era vital para poder salvar a Elliot. Sin dudarlo, se lanzó al agua para intentar rescatarlo.


El agua estaba tan fría que le dolía todas las articulaciones. Sentía como si le estuviesen clavando miles de agujas en la cabeza. Pudo ver a Elliot no muy lejos de ella, intentando mantenerse a flote.

Lucía: ¡Elliot!
Elliot: ¡Lucía! ¡Ayúdame! 


Renzo y sus amigos llegaron justo en el momento en el que Lucía se lanzaba al agua. Al ver la escena, se pusieron muy nerviosos.

Renzo: ¡Es Elliot! ¡Ha caído al agua!
Kimberly: ¡Y alguien más!
Willy: ¡Tenemos que pedir ayuda!


Renzo: ¡No hay tiempo! Yo sé nadar perfectamente.
Kimberly: ¿Estás loco? ¡Que se tire otro al agua!
Renzo: ¡Tengo que ayudarle! Se lo debo.
Kimberly: ¡No lo hagas!


Willy: ¡Es peligroso, Renzo!
Kimberly: Si de verdad te importo, no te tirarás. Deja que lo rescate otro. ¡Puedes morir!
Renzo: Se está ahogando, Kim. No pienso quedarme de brazos cruzados.
Emma: ¡Ya nos los veo! ¡Han desparecido!


Renzo se lanzó al agua entre las protestas de Kimberly y sus amigos. Willy cogió un salvavidas y se preparó para lanzárselo a su amigo.

Kimberly: ¡Renzooo!
Emma: ¡Cada vez hay más olas!


Willy: ¡Mira, está ahí! ¡Renzooo!
Kimberly: ¡Si se muere no voy al entierro!
Emma: ¡Voy a buscar ayuda!

Renzo era un excelente nadador, así que conseguía mantenerse a flote.  El mar estaba cada vez más bravo y sus fuerzas estaban empezando a flojear. Recordó todas las clases de natación que le impartió su padre y las aplicó. Vio a Elliot no muy lejos y nadó en su busca.


Renzo: ¡Aguantaaa!

Elliot se estaba ahogando y ya no tenía fuerzas para seguir luchando.


En la sala de fiestas, Wenda y Duclón bailaban pegados.

Wenda: Tengo un mal presentimiento.
Duclón: ¿Qué ocurre?
Wenda: ¿Dónde están los niños?
Duclón: No lo sé...
Wenda: Mira el tiempo que hace. Parece que se acerca una tormenta. 


Emma trajo al Capitán y a Leire. Miraban aterrorizados a Renzo nadando hacia el salvavidas y Elliot agarrado a su cuello.

Capitán Miller: ¡Es mi hijo! ¡Agarra el salvavidas, muchacho!
Willy: ¡Vamos, Renzo! ¡Tú puedes!


Renzo consiguió agarrar el salvavidas. Colocó a Elliot en su interior y le pidió que se agarrase fuerte.

Elliot: ¡Renzo! Me has salvado...
Renzo: Sí...creo que sí...
Capitán Miller: ¡Aguantad, ahora mismo os subimos! 


Elliot: Gracias, amigo.
Renzo: Hasta que no estemos a bordo, no me des las gracias.


Sinéad caminaba nerviosa por los pasillos. Eros intentaba tranquilizarla, pero le estaba costando. Vieron a Blas y Caitlyn juntos, muy acaramelados. 

Sinéad: Necesito tomar aire. Me comería a ese click sin pensármelo dos veces. Su aura es oscura como el carbón.
Eros: Vamos a la cubierta, allí te encontrarás mejor.


Sinéad: Parezco una neófita. 
Eros: Eso me gusta.
Sinéad: A mi no...
Eros: Vamos, que me parece que se avecina una tormenta. Con lo que te gustan, seguro que te relaja.
Sinéad: Vale.


Blas empujó a Caitlyn sobre la cama y se tiró encima. Ella le sonreía sorprendida, aunque también un poco preocupada.

Caitlyn: Vas muy rápido, guapo.
Blas: No aguanto más, te deseo.

Blas le besaba en el cuello y le lamía la oreja.

Caitlyn: Quizás esto es un error...
Blas: Esto no es un error, Caitlyn. Eres lo único bueno que me a pasado en este barco. Ni mis amigos son ya de fiar.


Caitlyn: ¿Estás seguro de querer hacer esto?
Blas: Completamente seguro. ¿Y tú?
Caitlyn: Te deseo, pero quizás...sea demasiado precipitado.
Blas: Dejemos de hablar y que nuestros cuerpos decidan por nosotros.


Caitlyn: Un momento, fiera. Deja que primero me arregle un poquito. Ponte cómodo, en seguida vuelvo.
Blas: No tardes o me dará algo.


Blas se desnudó a la velocidad de la luz y se metió entre las suaves sábanas de seda. Caitlyn no tardó en aparecer. Llevaba puestas unas braguitas negras de encaje y nada más. Sus pechos al descubierto, enloquecieron a Blas.

Blas: Estás tremenda.

Caitlyn le sonrió coqueta.


Subió a la cama y se acercó a él. Blas no tardó en pegarse a ella como una lapa y disfrutar de su cuerpo. Caitlyn se dejaba llevar por el deseo y las ansias por ser amada.

Blas: ¡Eres perfecta!


Blas envolvió a Caitlyn con las sábanas y se tumbó sobre ella. La besaba por todas partes, disfrutando su cuerpo como si de un manjar se tratase. Ella había perdido el control sobre si misma, solamente quería disfrutar y olvidarse de todo.


De pronto, Blas pegó un grito y se alejó de ella asustado. Parecía como si hubiese visto un fantasma. Tenía la cara pálida y los ojos muy abiertos. Caitlyn lo miraba preocupada.

Blas: Eres un tío.
Caitlyn: Blas, no soy un hombre. Soy transexual, aunque de momento no quiero terminar el proceso. Pensaba que lo sabías, la canción que canté en mi show era una pista que pensaba habías captado.


Blas: ¡Eres un tío!
Caitlyn: Sabía que todo esto era un error. Debí seguir mi instinto. Pensaba que eras diferente, que lo entendías y lo aceptabas.
Blas: ¡Yo no soy mariquita!
Caitlyn: Yo no he dicho eso. Será mejor que te marches inmediatamente. 


Blas: ¡Me has engañado, mariquita!
Caitlyn: ¡Vete de mi camarote!

Blas la abofeteó y Caitlyn cayó contra el suelo. Se golpeó la cabeza contra la madera de la cama y gritó de dolor.

Caitlyn: ¡Ahhh!
Blas: Voy a darte una paliza, pervertido. 


Blas le empezó a dar patadas y puñetazos. Caitlyn intentaba protegerse pero los golpes llegaban de todas partes. Las costillas, la cara, el cuello, las piernas...Blas le golpeaba en todas partes.

Caitlyn: ¡Bastaaa!
Blas: ¡De mi no se ríe nadie!


En los pasillos, Ignacio se encontró al Hombre Misterioso, que estaba apuntando a Beatriz, que yacía en el suelo herida.

Ignacio: ¡Ey, amigo! ¡No me dispares!
Beatriz: Ignacio...
Ignacio: ¿Estás bien?
Hombre Misterioso: ¿La conoces?
Ignacio: Es mi mujer.


El asesino le apuntó con el arma. Ignacio levantó los brazos en señal de rendición. No se había vestido, por lo que solamente llevaba puestos sus ridículos calzoncillos.

Ignacio: ¡No me mates, por favor!
Hombre Misterioso: Mientes, esta mujer no está casada.

Carlota observaba la escena aterrorizada. No podía permitir que matase a más inocentes.

Ignacio: Mira, podemos hacer un trato. Yo me marcho y hago como si no hubiese visto nada. Te la puedes cargar, me ha pillado con mi amante y el divorcio me iba a salir muy caro.
Hombre Misterioso: Lo siento, pero ya eres un testigo.


Carlota: ¡Detente! Te has confundido. 
Hombre Misterioso: ¡Maldita sea! Entonces, ¿quién es esa?
Carlota: Te has confundido...Deja que se marchen, me quieres a mi.
Beatriz: Me duele el brazo...


Carlota ayudó a Beatriz a sentarse.

Hombre Misterioso: Tiene narices, sois como dos gotas de agua.
Carlota: ¿Se encuentra bien?
Beatriz: Creo que sí.
Hombre Misterioso: Tengo que mataros a los tres. Esto es por tu culpa, Carlota. Deberías haberte entregado hace mucho tiempo. Todos esos policías y las personas que te han querido ayudar han muerto por tu culpa. Ahora, estos dos morirán también.
Ignacio: Por favor, deja que me marche. No diré nada.
Beatriz: Desgraciado...
Carlota: Deja que se marchen, por favor.
Hombre Misterioso: Lo siento, es cuestión de supervivencia.

El asesino, apretó el gatillo de su arma, y disparó.


Continuará...

2 comentarios:

  1. ¡Vaya capitulazo! ¡Cada capítulo es más emocionante que el anterior! Lo peor del capítulo sin duda se lo ha llevado Kaytling. Ay, ¡pero qué lástima que me ha dado cuando el imbécil asqueroso ése empieza a golpearla de esa manera! ¡No es justo! Si le tenía asco a ese tío, ahora le tengo ya un asco impresionante. Yo no me esperaba para nada que fuese transexual, pero ahora entiendo por qué le asignaste la canción de Dana Internacional. Era una gran indirecta que yo tampoco capté. Me encantaría que Sinéad se comiese de una vez al asquerosísimo ése que no tiene más motivos para que lo dejen con vida, ¡qué asquerosidad de persona!
    Luego pensaba que el pobre Elliot se moriría y pensaba que era su madre quien quería llevárselo con ella, pero Renzo ha sido muy valiente y lo ha salvado. Kimberline sigue sin caerme bien. Algo muy fuerte tiene que hacer esa chica para que se gane mi confianza. No me gusta que esté con Renzo. Él vale más que ella quinientas mil veces. Sí me gusta Emma y además me da mucha pena su historia. Menos mal que al final se han salvado todos, pero me temo que esa tormenta... La verdad es que me da mucho miedo que estalle. Por cierto, cómo me he reído cuando Elliot empieza a decir: aaah, me estoy cayendo aaaah, jajajajajaja. ¡Sé perfectamente por qué lo has puesto!
    ¡Y luego la escena en la que el hombre misterioso confunde a Beatriz también es muy emocionante! ¡Y encima terminas el capítulo justo antes de saber quién ha resultado disparado! Sinéad también tendría que aparecer de repente y comerse al hombre misterioso a bocados, jajajajajajaja.
    ¡Está súper emocionante! Y presiento que cada vez será más y más emocionante. ¡Enhorabuena por esta historia! ¡Está encantándome!

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  2. ¡Qué capitulazo! Lo último que esperaba era que el niño cayera al agua. Me he quedado muy sorprendida al verlo. Yo también pensé que se lo iba a llevar su madre con ella y aunque me daba pena, pensé: bueno, va a estar mejor con su madre y así el padre tiene más posibilidades con Caitlyn. Pero al final Renzo muy valiente se tira y lo salva. ¿Pero qué ha pasado con Lucía? ¿Se ha ahogado? No la he visto ya. Kimberly a veces es insoportable. Me gustaría que esta niña reciba una lección de vida y cambie. Me he reído mucho cuando expresa su punto de vista sobre la vida, la juventud y el aprovechar el momento a Emma y los otros y ella encima de Renzo. ¡Si es que no lo deja ni respirar!
    Muy triste me ha parecido por cierto lo de Emma y su corazón. Pobrecita... Y me ha gustado mucho la referencia a su pueblo. Me encantan estas cosas.
    En cuanto a Caitlyn, la escena con Blas ha sido muy triste. ¡Menudo idiota! ¡Se pone a pegarle! Me parece asqueroso ese click.
    A ver cómo sigue todo. Estoy deseando de ver la continuación.

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