domingo, 4 de septiembre de 2016

Una boda en el Pantano - Capítulo 03 - Calla y lucha de una vez

Capítulo 03

El tuerto recordaba vagamente su vida humana. Junto a su inseparable camarada "El calvo", buscaban el tesoro del pantano. Eran dos piratas de poca monta, desconocidos y repudiados por sus propios compañeros. Nunca imaginaron que el pantano los atraparía para siempre. Estaban muertos pero se movían con mucha agilidad. No se cansaban, no se rendían. Durante algunas décadas habían segado algunas vidas, pero hacía ya demasiado que no sentían la presencia de intrusos por su zona.

El calvo: ¡Siento a muchos intrusos cerca!

Corrían desesperados buscando el rastro de los clicks incautos que se habían atrevido a pisar sus tierras. Aunque percibían su presencia, todavía no tenían claro la dirección que debían tomar.


El Tuerto: Sé que están cerca, pero no sé por dónde seguir.
El Calvo: Llevamos años esperando un momento así, camarada. No les podemos dejar escapar.
El Tuerto: No lo haremos. 


Se tiró al suelo y pegó su oreja. Permaneció unos minutos escuchando, en silencio. Cerró los ojos para concentrarse y entonces escuchó las voces, los pasos.

El Tuerto: ¡Los tengo!
El Calvo: Magnífico. 


El Tuerto se incorporó y señaló en una dirección.

El Tuerto: Están por ahí, no muy lejos.


Duclack y Diamante se escondieron al ver a los dos engendros pirata. Escucharon toda la conversación y supieron que tramaban atacar la boda. Eran piratas no muertos, pero piratas. Se enfrentarían a ellos sin dudarlo.

Duclack: Debemos intervenir, Diamante. 
Diamante: A sus órdenes, mi capitana. 


Duclack: ¡Alto!

Los dos piratas engendro se dieron media vuelta al escuchar el alto de Duclack. Se sorprendieron al descubrir a dos piratas vivos dispuestos a luchar contra ellos. Los dos blandían sus espadas dispuestos a defender a sus amigos y familiares. 

El Tuerto: ¡Que me aspen! Dos piratas vivos que quieren pelea. Vaya, tú eres preciosa. Me aprovecharé de ti antes de...
Duclack: ¡Silencio, engendro! Ya puedes ir borrando esa sonrisa lasciva de tu espantoso rostro. Vais a morir, los dos.
El Tuerto: Tienes agallas, mujer. Está bien, demuéstrame de que plástico estás hecha. 


El Tuerto desenvainó su espada y chocaron sus espadas.

El Tuerto: Prepárate a morir.
Duclack: Calla y lucha de una vez. 


El Calvo sacó su puñal y se dirigió a Diamante.

El Calvo: Calvo contra calvo. Me quedaré ese pañuelo amarillo que tienes y con tu piel me haré una nueva funda para el puñal.
Diamante: Pues yo con tu piel me haré...nada, que me da mucho asco.
El Calvo: ¡Pirata de agua dulce!
Diamante: ¡Eso lo serás tú!


Pronto empezó el enfrentamiento entre muertos y vivos. Duclack blandía su espada con gran maestría pero El Tuerto no era precisamente un principiante. 

El Tuerto: ¡Vas a morir!
Duclack: Para estar muerto hablas demasiado.


Con un golpe sorprendente Duclack consiguió que cayese al suelo perdiendo su espada. El Tuerto no podía creer lo que estaba ocurriendo.

El Tuerto: ¡Maldita!
Duclack: Los muertos no deberían hablar y mucho menos insultar.

Diamante se defendía como podía de los ataques de El Calvo. 

El Calvo: ¡Acabaré contigo, pirata con faldita!
Diamante: ¿Tienes algo que decir de mi falda? ¡Pues bien chula que es!


El Tuerto: ¡Ven aquí!
Diamante: ¡Ahhh!

El Tuerto, en un arrebato de ira se lanzó sobre Duclack. Perdieron el equilibrio y forcejearon en el suelo. Duclack seguía con la espada en su poder así que la interpuso entre ella y los dientes del ser. 

El Tuerto: ¡Te arrancaré esa preciosa cara de un bocado!
Duclack: ¡Gracias por el piropo pero no eres mi tipo!


Con un movimiento rápido, le cortó la cabeza. Salió rodando y quedó ladeada alejada de su cuerpo, que yacía en el suelo inmóvil.

El Tuerto: ¡Me has arrancado la cabeza!
Duclack: Veo que te has percatado.


Diamante hizo lo mismo con El Calvo en el último momento. Al igual que su compañero, empezó a gritar y proferir improperios a Diamante.

Diamante: Por poco no lo cuento...
Duclack: Bien hecho, Diamante.  


Enterraron sus cuerpos bajo tierra y clavaron sus cabezas en la superficie, a ras de suelo. Un montón de gaviotas y cuervos volaban alrededor esperando el momento adecuado para lanzarse sobre ellos.

Duclack: Espero que no os sepa mal, pero debemos marcharnos ya. Ha sido divertido, señores. No se preocupen, creo que pronto recibirán más de una visita. ¿Nos vamos, Diamante?
Diamante: Sí, vamos.
El Tuerto: ¡Ehhhh! ¡Luchemos a ver quién gana más tiempo con los ojos abiertos o a decir palabrotas!
El Calvo: ¡Ehhh! ¡No podéis dejarnos así!
El Tuerto: ¡¡Ya vienen los pájaros!! ¡Ahhhh!


Mientras tanto...

Estaba acostumbrado a esperar. La paciencia era una de sus múltiples virtudes. BadLuck sabía que debía esperar el momento oportuno para atacar, adelantarse podría ser un error fatal. Aquella cosa se estaba acercando lentamente. Cuando lo pudo ver mejor, un escalofrío recorrió todo su cuerpo.

BadLuck: Qué narices es esa cosa...

No podía dar crédito. Un esqueleto de click con algunos restos de sangre y masa maloliente caminaba en su dirección. En un principio pensaba que no lo había visto, estaba agazapado y bien oculto, pero aquel ser se guiaba por un instinto desconocido. No necesitaba verlo para saber que estaba ahí.



Su rifle era su más leal compañero. Nunca le había fallado. Le había salvado de situaciones muy comprometidas y le debía la vida. Muchos decían que era una prolongación de su cuerpo.

BadLuck: Acabaré con tu miserable existencia. 

El primer disparo lo erró, pero eso le sirvió para calcular cuanto se desviaba la bala por el viento.


El ser miró en dirección a BadLuck. Antes intuía su posición, ahora la sabía. Necesitaba saborear plástico vivo, era una necesidad que no podía reprimir.


¡Bang!

Aceleró su paso pero un certero disparo de BadLuck le hizo perder un brazo, haciéndole retroceder unos pasos. No le dolió, ni tan siquiera le molestó. Estaba demasiado centrado en llegar a su objetivo.



¡Bang!

Otro certero disparo le destrozó el brazo izquierdo. El zombie  miró un momento a su brazo inerte en el suelo pero reanudó su camino sin titubear. 

BadLuck: Vaya, veo que no te rindes fácilmente. 


Se concentró todavía más, ajeno a todo lo que le rodeaba. El zombie se estaba aproximando a su posición peligrosamente y debía acertar el tiro. No se percató de la presencia de otro zombie, que caminaba ansioso con ganas de clavarle el diente. Era una clack, con un vestido rojo y bañada en sangre. Su pelo rubio antaño debió ser espectacular. Se llamaba Claudia, una famosa modelo muy prestigiosa. Se convirtió en zombie un año atrás y llevaba desde entonces dando vueltas por el pantano, en busca de víctimas. 


¡Bang!

BadLuck disparó al zombie esqueleto en toda la cabeza. Eso hizo que se detuviese para esta vez morir definitivamente. Se acercó hasta el cuerpo y lo miró sorprendido. Era algo totalmente repugnante. Claudia estaba ya muy cerca, a pocos metros de él.


Escuchó un ruido y se giró justo a tiempo. Claudia se disponía a desgarrar de un bocado el hombro del valiente click. La agarró de los brazos impidiendo que lo arañase. Claudia lanzaba mordiscos al aire, en un intento desesperado de alcanzar a su presa. 



La empujó y eso le dio unos segundos para escabullirse. Aunque se movía rápido, Claudia le agarró por las piernas impidiendo que escapase. 

BadLuck: ¡Suéltame, ser infernal!


Agarró uno de los brazos del zombie que había matado y le aporreó en la cara. El golpe la aturdió y se pudo liberar. Se disponía a golpear nuevamente cuando Claudia habló.

Claudia: Por favor...no me mates.
BadLuck: ¿Puedes hablar?
Claudia: No me mates...debes ayudarme...


Agarró su rifle por precaución y se acercó a ella. Parecía tener conciencia. La zombie lo miraba desde el suelo, aparentemente frágil e inocente.

BadLuck: Me has atacado. Tenía que defenderme. ¿Qué eres?
Claudia: Necesito tu ayuda...
BadLuck: ¿En que puedo ayudarte?


Claudia: ¡Dame tu cuerpo!

Se levantó sorprendentemente rápido, dispuesta a saciar su hambre. Aunque consiguió asustar a BadLuck, este ya estaba preparado. Levantó su fusil y disparó.


Esta vez había muerto para siempre. La observó un instante, pensativo. En el fondo sentía lástima por aquel ser, pero no le había dado otra alternativa.

BadLuck: Descansa en paz, seas lo que seas.


Allison estaba muy desanimada. Llevaba trabajando en el Zooparque 2 años y jamás había tenido ningún tipo de problema. Le gustaba mucho su trabajo y era muy feliz. Ahora temía por su puesto de trabajo y por a un animalito al que quería muchísimo. Cuidaba de muchas aves pero Chispa le había robado el corazón. A los pocos días de conocerse, se convirtieron en inseparables. Un día, hizo una locura. Quiso llevarse a Chispa la cacatúa a casa, para que conociese a su familia y amigos. La cacatúa se fue encantada con ella y disfrutó mucho junto a su familia. Estando en el coche de camino al Zooparque, se escapó por una de las ventanillas. Tuvo que informar a Vicrogo y desde entonces la está buscando. 


Unos testigos afirmaron ver volar a una cacatúa blanca por el pantano así que se fue hasta allí. Llevaba unas horas buscando sin parar bajo el sol abrasador. 

Allison: ¡Chispa!


Cuando estaba a punto de desistir, la vio. Estaba posada sobre una rama seca. Temía que se escapase así que se acercó muy lentamente.


Chispa la vio pero no alzó el vuelo. Miró a Allison muy atenta.

Allison: Chispa, te he estado buscando por todas partes...
Chispa: ¡Allison!
Allison: Estaba muy preocupada por ti, Chispa. ¿Por qué te has escapado?
Chispa: Libertad, Allison.
Allison: Pero...yo te cuido muy bien y no te falta de nada. ¿Es que no me quieres?


Chispa: Chispa quiere, pero desea aventuras. Volar, sentir viento. 
Allison: Lo comprendo...¿No deseas volver al Zooparque?
Chispa: Sí.Yo volar y ya no saber volver. Ser libre, pero no saber dónde estar.
Allison: Entonces, ¿volvemos a casa?
Chispa: Sí, volver contigo, Allison. Yo echar de menos. 


Allison: ¡Bieeen! Chispa, no sabes lo preocupada que estaba. Tus amigos te están esperando. Si lo que deseas es vivir aventuras, se lo propondremos a Vicrogo.
Chispa: Chispa ser feliz. 


Pepota Demonio observaba la escena asqueada.

Pepota: Por una porquería de pájaro, es repugnante. Estas escenas me provocan arcadas. Estrenaré mi nueva espada láser con estas dos petardas.


Pepota: ¡No te muevas!
Allison: ¡Mira, Chispa! ¡Una payasa! ¡Estamos de suerte!
Pepota: No soy una payasa normal y corriente, borrica.


Allison: ¿Que es lo que quiere? Por favor, no nos haga daño.
Pepota: Lo siento palurda, pero hoy no es tu día de suerte. Tú y ese ridículo pájaro seréis mis conejillos de indias. Necesito saber la potencia de mi espada láser.


PD: ¡Detente, hermana!

Vicrogo y PD interrumpieron el maléfico plan de Pepota. Su inesperada presencia fue un shock para ella, que pretendía atacar con el factor sorpresa a su favor.

Pepota: ¡Hermano! ¿Qué haces aquí?
PD: Impedir que le hagas daño a Allison y Chispa.


Pepota: Te empeñas en ponerme las cosas muy fáciles, hermanito. Está bien, tú serás el primero en probar mi arma.
PD: Hermana, debes dejar de seguir haciendo daño a la gente. Ese odio que tienes no es bueno. Te ruego que recapacites. Soy tu hermano, ¿es que eso no significa nada para ti?
Pepota: Desde que me traicionaste, no. Me abandonaste por unos desconocidos.
PD: ¡Eso es mentira! Quería que me acompañases pero te negaste. No pude hacer nada contra el odio que sentías por todo lo que te rodea.


Pepota disparó a su hermano pero este se apartó en el último segundo. Se quedó aturdido en el suelo. Allison le socorrió mientras Vicrogo intentaba hacer razonar a Pepota.

Vicrogo: Pepota, presta atención, te lo ruego.
Pepota: También tengo para ti, Vicrogo. Tú cambiaste a mi hermano. Por tu culpa ya no me quiere...
Vicrogo: Estás muy equivocada, Pepota. Tu hermano te quiere con locura. ¿Sabías que llora por las noches? Te echa tanto de menos que su sonrisa nunca es totalmente sincera.
Pepota: Y un cuerno.


Vicrogo: Es la verdad. Lleva una foto en la cartera en la que estáis juntos y siempre la mira con tristeza. Junior, que es tu sobrino, siempre pregunta por ti. Tu hermano le responde como puede con lágrimas en los ojos. Siempre está preocupado por ti, pensando en lo que te puede estar pasando.
Pepota: Hermano...


Vicrogo: Si sigues con esta locura, que sepas que destruirás al click que más te quiere en el mundo. En tus manos está. Recapacita, todavía estás a tiempo. Puedes ser feliz junto a tu hermano. Yo te daré trabajo si lo necesitas.


Pepota: ¿Es cierto todo eso, hermano?
PD: Pues claro que sí. Hace años que intento explicarte todo esto, pero nunca me escuchas. Te quiero mucho, Pepota. 
Pepota: Pensabas que te habías olvidado de mi...
PD: Nunca podría olvidarme de mi hermanita. 


Los dos hermanos se fundieron en un abrazo y lloraron de felicidad. Vicrogo sabía que aquel abrazo significaba mucho más que una reconciliación. Se avecinaba una nueva vida para Pepota, que había abrazado junto a su hermano la cordura.

Allison: Es muy bonito.
Vicrogo: Sí, llevo tantos años esperando este momento...
Allison: Es muy feo que los hermanos se peleen.
Vicrogo: Ay, que llorera más tonta que me ha entrado. Allison, me alegra que hayas encontrado a Chispa.
Allison: Imagino que me despedirás...
Vicrogo: Allison, parece mentira que no me conozcas. Puedes estar tranquila, eres imprescindible en el Zooparque. 


Continuará...

2 comentarios:

  1. Aunque esté capítulo esté lleno de momentos tensos, es mucho más relajado que los dos anteriores. Los seres que pueblan el pantano son totalmente escalofriantes, en especial esos piratas asquerosos que, no contentos con querer matar, encima son unos babosos lascivos. Me alegro de que Duclack y Diamante les hayan dado su merecido. Son estúpidos hasta el final. Me han hecho mucha gracia los insultos que se han dedicado, por ejemplo cuando El calvo le dice a Diamante: pirata de agua dulce, jajajaja, y cuando Duclack le contesta a El tuerto que no es su tipo. Los diálogos son geniales. Pueden transmitir tanto risa como emoción, como cuando Pepota y PD se reconcilian. Es una escena muy bonita que supone el fin de una etapa dolorosa para ambos hermanos y el inicio de otra mucho mejor. Me alegro de que una de las amenazas del pantano se haya desvanecido. Pepota era peligrosa, pero ahora, unida a los demás, puede ayudar a que todo salga bien. Además, lo que más me satisface es que se haya desvanecido la amenaza que suponía su presencia de una forma tan tierna.
    También me ha sorprendido mucho que Claudia tuviese consciencia, aunque me temo que era una estrategia para atraer a sus víctimas.
    Enhorabuena por este capítulo tan emocionante. ¡quiero que siga cuanto antes!

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  2. Buaaaaaaaaaa... qué emocióóóóóóóóóóón... ay... snif, como dice mi avatar, qué llorera más tonta. Efectivamente, la lucha de Duclack y Diamante con los piratas muertos es divertida y emocionante a la vez, me hace gracia cuando les dicen "morirás"... ¡si ya están muertos! La aventura de Badluck también tiene lo suyo, ¡este chico tiene nervios de acero! Del esqueleto se libra fácilmente, pero Claudia casi le da un disgusto; me gusta que, a pesar de todo, le desee que descanse en paz, después de todo ¡pobrecita! El episodio de Allison y Chispa da un poco de pena, ay, me he acordado de los pajaritos domésticos que, siguiendo un comprensible ansia de libertad, luego se pierden y si alguien no los encuentra tienen un mal final... por cierto que Chispa es una cacatúa preciosa, tengo que conseguir alguna así... pero a lo que vamos, la reconciliación de PD con Pepota claro que es muy emocionante, son hermanos, y cómo describe Vicrogo lo mal que lo pasa PD al acordarse de su hermana es muy bonito, ojalá la reconcilición sea sincera, me ha gustado mucho ese giro de la historia, sabes de verdad mover los sentimientos de los lectores. En fin, que la historia parece que se va encarrilando, Estrella se merece una boda con final feliz, seguiré leyendo con gusto la continuación.

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