viernes, 9 de septiembre de 2016

La guardería - 1ª Parte

Emilia González llegaba tarde al trabajo. Sus hermanos pequeños, su abuela, sus cuatro mascotas...Ni en su primer día de trabajo le dejaron respirar un poco. Se montó en su moto verde a la que ella llamaba "Kika" y se fue a trabajar. Después de mucho tiempo buscando trabajo lo encontró en una guardería. Estaba realmente nerviosa. La directora parecía algo seria y borde, todo lo contrario a Emilia. Ella es alegre, soñadora y un poco alocada. Le gusta vestir con colores alegres y vivos, combinando prendas que parecían incompatible a ojos de los demás. "Eres hortera" le habían dicho muchas veces, pero a Emilia eso le daba igual. 


Por suerte, la guardería quedaba a quince minutos en moto. Aparcó sin problemas y sacó todas sus pertenencias.  Se quitó el caso y se peinó como pudo con una mano.


Emilia: Venga Emilia, no te pongas nerviosa. ¡Esto está chupao! ¡Ay madre, que es muy tarde!



Corrió hasta llegar a la puerta principal de la guardería. Paró un momento para observar el edificio. Le parecía un lugar mágico. La fachada estaba pintada de blanco pero las puertas, ventanas y marcos en amarillo y naranja. Tenía dibujados a niños por todas partes y eso terminó de fascinar a Emilia.



Emilia: ¡Wow! Es una guardería chupy del paraguay. 


Abrió tímidamente la puerta y entró saludando.

Emilia: ¡Hola! ¿Se puede?
Jamelia: ¡Por fin has llegado!


Emilia: Hola, sí....es que el tráfico está fatal...¡Me llamo Emilia!
Jamelia: ¡Hola, Emilia! Pasa, no te quedes ahí.


Emilia: Ay, es que estoy algo nerviosa...
Jamelia: Yo me llamo Jamelia, un placer conocerte. No estés nerviosa, que aquí no nos comemos a nadie. Aunque la directora está refunfuñona. Se pone así los primeros días pero luego se tranquiliza.


Emilia: Tiene mucho carácter...
Jamelia: Lo bueno es que aparece poco por aquí. Es una clack muy ocupada. Mira, ya está rayando a Maira. 
Directora: ...por lo tanto el orden y la limpieza es una de nuestras señas de identidad. No debemos descuidar ningún detalle. Recuerde que debemos revisar los nuevos cuentos que nos han traído. Que los niños no los rompan ni los llenen de babas. Debemos enseñar a respetar las cosas y...
Emilia: Ya veo...parece una taladradora. 


Jamelia: Dolores, ya está aquí la nueva.
Dolores: Llega usted muy tarde, señorita González. 
Emilia: El tráfico...
Dolores: Debe ser más previsora, al trabajo se debe llegar con tiempo de sobra.
Emilia: Tiene usted razón...
Dolores: Por ser el primer día no lo tendré en cuenta. 


Emilia: Esta guardería es preciosa. Me mola muchísimo.
Dolores: ¿Le mola?
Emilia: ¡Sí, es mega chula! 
Dolores: Esto fue lo que me gustó de usted. Es espontánea y congeniará con los niños, estoy segura.


La directora las reunió antes de que se abrieran las puertas de la guardería.

Dolores: Señoritas, empezamos un nuevo curso con energías renovadas y una nueva incorporación. Bienvenida al equipo, señorita González. 
Emilia: Muchas gracias.
Dolores: Abriremos a las nueve en punto. Debemos estar preparadas para los padres primerizos que no se han separado nunca de sus hijos. De estos tenemos unos cuantos. Con los peques empezaremos con la piscina de bolas para que se relajen y se conozcan, luego podremos empezar con las actividades que tenemos programadas. Este curso no podré estar todo lo que me gustaría en la guardería, pero estaré disponible para lo que haga falta, ya saben mi número de teléfono. No tengo Whatsaclick, todavía me resisto a esas modernidades. 


Dolores se marchó hacia la puerta para averiguar si ya había gente esperando. Maira saludó a Emilia con un abrazo y una sonrisa.

Maira: Es un placer tenerte con nosotras, Emilia. Estarás muy bien, ya lo verás. Jamelia y yo somos majas, está mal que yo lo diga pero es verdad. 
Emilia: Muchas gracias, ahora me siento mucho más tranquila. Sois súper majas. 
Maira: Vamos a tomarnos un café, que nos vendrá muy bien para sobrellevar el día.
Emilia: Ay, no me gusta el café...
Maira: ¿Te apetece un Click Cao?


Emilia: ¡Eso sí!
Maira: Solemos tener para los niños, así que te podrás tomar uno todas las mañanas. 
Emilia: ¡Yupi!


Mientras, en el exterior...

Dante: ¡La guardería! ¡Yupi!
Sus: Sí, por fin ha llegado el día.
Suselle: ¡Yupi!
Diamante: Vamos, no quiero que lleguéis tarde el primer día. 


Suselle: ¡Cuantos nenes!
Sus: Es verdad, cuanta gente...¡Diamante, mira!
Diamante: ¿Qué pasa?
Sus: ¿Esa no es Sabrina? ¿Es que tiene un hijo?
Diamante: Eso parece...
Sus: Me enteré de que se había casado con el policía, pero no sabía que tuviese ya un niño.
Dante: ¡Yo quero entrar ya!


Sus: Mira, también está Fatu. Anda, y Rojillo.
Diamante: Esa de ahí es la que nos enseñó la casa, ¿la recuerdas?
Sus: Ah, sí.


Rojillo: Joselillo, te tienes que portar bien. Sé bueno o no te llevaré a ver los toros.
Joselillo: Zí, papi.
Rojillo: Tienes que ser valiente y fuerte, como un buen torero.


Fatu: Karim, tienes que despertar que ya hemos llegado a la guardería.
Karim: ¡Buuaaaaaaaa! ¡Tene sueñoo!
Fatu: Venga mi niño, que te lo vas a pasar muy bien.
Karim: ¡Buaaaaaaaaaa!


Walter: Nene no quere gardería.
Sabrina: Y yo no quiero dejarte aquí...pero no tengo más remedio. Conocerás a otros niños y harás amigos.
Walter: No quere...
Sabrina: Por favor, Walter. No tienes que llorar ni ponerte triste. Mami tiene muchas cosas en la cabeza y necesita solucionarlas. Cuando venga a buscarte, iremos a merendar juntos y te compraré un huevo clicknder.
Walter: ¡Walter quere hevo!


Dolores: Atención, pueden ir pasando. Con tranquilidad, por favor.
Sus: Mira, ya se puede entrar.
Dante: ¡Yupi!


Cuando Sabrina vio a Diamante una sensación extraña la invadió. Deseaba correr y alejarse, pero por otra acercarse hasta él y preguntarle por su vida. Diamante la miró asustado. Todavía recordaba las cosas que le había hecho en el pasado. Sabía lo obsesiva que era y temía que todavía siguiese con las mismas locuras.

Sabrina: Hola...Diamante.
Diamante: Hola...Sabrina.

Entonces vio a Sus. El estómago se le encogió y miró para otro lado. Hacía mucho tiempo que no hablaba con ella y suponía que la odiaba a muerte.


Los adultos fueron entrando en la guardería con los niños. Diamante quiso quedarse fuera con Pandy, así que se despidió de sus hijos.

Diamante: Mis peques, portaros bien. Papá os quiere mucho. Si cualquier niño se mete con vosotros, le decís que vuestro papá es pirata. Seguro que eso les asustará. 
Suselle: Papi, ¿no venes con nusotros?
Diamante: No, yo no puedo ir a la guardería. Es tan solo para niños.
Dante: Beno, adiós papá.
Diamante: Vale vale, nos vemos luego renacuajos.


Sus: Venga, vamos para dentro.
Pandy: ##### (¡Hasta luego, pequeñajos! Por fin un poco de paz en casa jijiji)
Suselle: ¿Y Pandy tampoco pede entra guardería?
Sus: No, los animalitos tampoco, Suselle.
Dante: ¡Adiós Pandy!
Suselle: Adiós, Pandy...
Sus: No llores, si luego lo verás otra vez.


Emilia: Vaya, pero que pequeño tan guapo y enrollao. Tú eres...¿Joselillo?
Rojillo: Así es. Joselillo es mi hijo. Tiene alma y cuerpo de torero, como su padre.
Emilia: Vaya, es una pena...
Rojillo: ¿Perdone?
Emilia:  Ah, nada nada. Hola, guapo.
Joselillo: Papá...


Emilia lo cogió en brazos y eso pareció molestar al pequeño. Se movía incómodo en sus brazos buscando una escapatoria.

Rojillo: Recuerda, hijo mío. Piensa en el toro y en la valentía de un torero. Saca el capote y lucha contra tus miedos.
Joselillo: Ayyyy, no ere toro ni ná. ¡Irme a caza!
Emilia: ¿A casa? ¡Anda ya! Aquí te lo vas a pasar guay del chupi guay. 
Rojillo: Sé fuerte, hijo.


Los niños se iban familiarizando con el entorno. Jugaban con diversos juguetes y se iban conociendo. Algunos demostraban tener mucho carácter.

Gruñín: ¡Tú eres mu feo y yo guapo!
Lolo: ¡Yo no soy feo! ¡Buaaa!



Sabrina: Walter, ¿estás preparado?
Walter: No...
Sabrina: Te lo pasarás bien, ya lo verás. Oh, mira que  chica más guapa...bueno, es del montón pero resultona. ¿No te parece? 


Emilia: No sabía que tendría a mi cargo un clickito tan grande y fuerte. Encima rubio y guapo, ¡estoy de suerte!
Walter: Yo apo y fuete. Tú apa tambén.
Emilia: Vaya, veo que tienes buen ojo. Venga, deja que mami se marche y vente conmigo. Lo vamos a pasar mega guay.
Walter: Vale.


Sabrina: Está un poco resfriado. En la mochila tiene la medicina, la tiene que tomar cada dos horas. Que no se le olvide, por favor.
Emilia: Lo tendré en cuenta. No se preocupe, su hijo está en buenas manos.
Sabrina: Ya...


En seguida Walter se puso a jugar con Joselillo, Gruñín y Lolo.

Sabrina: Vaya, no parece que me eche de menos...
Rojillo: Ya se lo está pasando bien. Ese es mi niño, ¡olé!


Fatumata: ¿Has visto cuantos niños con los que jugar?
Karim: Yo no quere jugar...
Emilia: Hola, Karim. Me llamo Emilia, ¿quieres ser mi amigo?
Karim: No.


Emilia: Por favor..que me pongo muy triste y lloro mucho...

Emilia puso pucheros y simuló llorar...

Karim: No triste, Emiia. Quere ser tu amigo.
Emilia: ¿De verdad? ¡Choca, colega! Ven conmigo, te voy a presentar a más niños que quieren ser tus amigos. 


Emilia colocó a Karim en la zona de juegos infantil. Karim miró a Walter y pronto empezaron a jugar como si conociesen de toda la vida.

Dolores recibió en la entrada a Sus y los niños. 

Dolores: Bienvenidos a la guardería. Me llamo Dolores y soy la directora. ¿Cómo os llamáis?
Dante: Dante.
Suselle: ...
Dolores: ¿Y cual es tu nombre, pequeña?
Suselle: ...
Dante: Se llama Suselle y es muda.
Dolores: ¿Muda?
Sus: ¡Dante! No le haga caso, es muy bromista. Suselle, ¿no vas a responder a esta señora tan simpática?
Suselle: ...


Dolores: Eres vergonzosa. No pasa nada, Suselle. 
Sus: Estaban deseando que llegase este día. Suselle lleva su bolsito rosa que le compré hace unos días y Dante su mochila de mayores.
Dante: Es que ya soy mu mayor. Chuto la pelota y marco gol. Le gano siempe a mi papá.
Dolores: Eso está muy bien. Pues es fantástico que vengáis con tanta ilusión a la guardería.


Dante: ¿Pedo entrar ya?
Dolores: Claro que sí.

Dante salió corriendo ante la sorpresa de su madre, que esperaba despedirse con un beso.

Sus: ¡Dante!
Dante: ¡Ta luego!
Sus: ¡Pero dame un beso!


Se metió en la zona de juegos con los demás niños y se unió a ellos sin problemas. Pronto comenzaron a jugar todos juntos.

Sus: Dante...
Dolores: No se preocupe. Está muy entusiasmado y ahora mismo no piensa en otra cosa. Créame, es mejor así. Hay niños que se ponen a llorar y se convierte en todo un drama...


Sus: Suselle, tú si que me darás un besito, ¿verdad?
Suselle: Mami, ¿te quedas conmigo?
Sus: No puedo, mi vida. Pero lo pasarás muy bien.

Suselle se agarró a la falda de su madre y se puso a llorar.

Suselle: ¡Yo no quere! ¡Mami no te vayas!
Sus: Suselle...


Sus la agarró en brazos y siguió llorando en su pecho. Estaba totalmente aterrada y no se quería separar de ella.

Suselle: ¡Buaaaaaa! ¡Mami, no quero guardería!
Sus: Mi pequeñita, no llores. Pero si estará tu hermano contigo. Karim también está, y muchos niños más.
Suselle: ¡No quere! ¡BUAAAAAAA!
Fatumata: Suselle, no debes tener miedo. ¿No quieres jugar con otros niños?
Suselle: ¡BUAAAAAA! ¡MAMI NO TE VAYAS!
Sus: Suselle, por favor...no llores más. Yo vendré luego a buscarte, ¿vale? Será un ratito...
Suselle: ¡MAMI, BUAAAAAAAAAAAAA!


Dolores: ¡Emilia! Necesitamos tu ayuda.
Emilia: ¡Voy inmediatamente!
Suselle: ¡BUAAAAAAAAAA! ¡Quelo irme a casa! ¡BUAAAAA!
Sus: Mi niña, por favor...


Dolores: Llévese a la niña con los demás. 

Emilia agarró a Suselle en brazos pero esta se removía para volver con su madre. Estiraba los brazos hacia Sus llorando desesperadamente.

Suselle: ¡MAMI, NO TE VAYAS! ¡MAMII! ¡BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!
Sus: Suselle...

Sus se aguantaba las ganas de llorar. Deseaba llevarse a su hija de allí y abrazarla hasta que se calmase.

Emilia: ¡¡Hola, peque!! ¡Por fin una niña! ¿Quieres ser mi amiga?
Suselle: ¡NOOOO! ¡MAMIIII! ¡BUAAAAA!
Sus: Suselle...
Fatumata: Sus, debemos irnos.


Cuanto más se alejaba Sus, más lloraba Suselle. Todo el mundo observaba la escena con fascinación.

Sus: Luego vuelvo, no llores más...
Dolores: Es mejor que se marche o empeorará la situación...
Suselle: ¡MAMIII! ¡NO ME DEJES! ¡BUAAAAAAAAAAA!
Sus: Ay...
Fatumata: Vamos...


Una vez en la puerta...

Sus no pudo contener las lágrimas y se puso a llorar. La directora sonrió y le puso la mano en el hombro.

Dolores: Su hija es igualita a usted. Se le pasará, no se preocupe. No es el primer ni el último caso que nos hemos encontrado. 
Sus: Pero...no puedo dejarla así.
Dolores: Es un paso que deberá dar tarde o temprano. Si entra, retrasará lo inevitable. No se preocupe, confíe en nosotros.


La directora cerró la puerta. Sus sentía que se le venía el mundo encima. 

Diamante: ¿La que lloraba era Suselle? ¿Pero que le pasa? ¡Si estaba deseando ir a la guardería!
Sus: No quería que me fuese...me siento mala madre...mi niña...
Fatumata: Yo estoy igual que tú, Sus. Dejo ahí a Karim, que es a lo que más quiero en el mundo. Pero debemos ser fuertes.
Sus: Me siento mal por Suselle, que se quede así...y mal por Dante, que ni si quiera me ha querido dar un beso de despedida.
Diamante: Se hacen mayores...


Continuará...

1 comentario:

  1. De una situación tan sencilla, pueden surgir grandes y emotivos momentos: eso es lo que he sentido al leer esta historia. No sé si es porque estoy más sensible de lo habitual, pero ha habido muchos momentos que me han conmovido mucho, como cuando Sus tiene que dejar a la pobre Susselle allí llorando tan desconsoladamente. Yo también me habría puesto a llorar si me hubiese encontrado en el puesto de Sus. También me ha dado mucha pena la pobre Susselle, pero estoy segura de que acabará pasándosele el disgusto. Estoy deseando saber cómo se desenvuelve entre los demás niños, aunque estoy segura de que estará muy tímida y me la imagino apartada en un rincón sin jugar con nadie. Sus me recuerda a mí en muchos momentos, pero en este capítulo especialmente me he sentido muy identificada con ella.
    También ha habido muchas cosas que me han hecho gracia. Con la primera descripción que has hecho de ella, Emilia me ha caído genial. Me encanta ese personaje y me gustaría saber más de su vida. Me ha recordado a un personaje de una serie, todo alegre, efusiva, impulsiva e infantil. Luego también me ha hecho mucha gracia Rojillo con su continua mención a los toros. Me imagino perfectamente la forma de hablar de ese hombre y también me ha hecho mucha gracia cuando Emilia le contesta a lo de que su hijo ha salido torero: es una pena, jajajajaja. Me cae genial ese personaje y la directora también me gusta. Sí puede parecer exigente y metódica, pero lo hace por el bien de la buena educación de los niños, así que es comprensible que sea de esa manera.
    Sea como fuere, lo cierto es que esta historia tan sencilla y cotidiana engancha. Estoy deseando saber qué cositas ocurren entre los niños. Son pequeños, pero todos tienen su propia personalidad y carácter y estoy segura de que podrán desarrollarse momentos muy divertidos.
    ¡Enhorabuena!

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