miércoles, 28 de mayo de 2014

Sed de sangre: Capítulo 09 - También hay clicks buenos

Era su momento preferido del día. Allí sentada frente al televisor. Después de una dura jornada de trabajo necesitaba un momento de relax. Veía su serie preferida mientras se tomaba su click cao con dulces. Sentía pinchazos en las piernas y la espalda debido al esfuerzo en el trabajo. Su jefe, un machista explotador le intentaba seducir prácticamente todos los días, pero ella tenía las cosas muy claras. Con el dinero que tenía ahorrado, montaría su propia empresa de cosméticos. Por fin terminaron los eternos anuncios publicitarios. Habían interrumpido la serie en la parte más interesante. 

"Deja a tu marido y vente conmigo" "oh, no me tienes por favor"

Aquel capítulo de su serie favorita estaba muy emocionante. La protagonista estaba casada pero se había enamorado de otro hombre. Aunque le parecía un hombre muy guapo, veía mal que abandonase a su marido. Dio otro sorbo de click cao y mordió una de las pastas de vainilla.  Estaba ya oscuro y en aquel tranquilo barrio nunca sucedía nada. El cansancio y el sueño se estaban apoderando de ella, pero luchaba por permanecer despierta. Sentada en su cómodo sofá  junto al portal que daba al jardín, el silencio del vecindario le regalaba la tranquilidad que tanto deseaba. 


Una oscura figura se deslizaba sin ser vista en los exteriores de su vivienda. Oculta entre las sombras, se acercaba sigilosamente hacia su casa. Su desgarradora sed le quemaba por dentro. Aquella era una gran oportunidad. Una presa fácil. Una mujer sola y nadie cerca que la pudiese socorrer. El aroma de su dulce sangre llegaba hasta su paladar. Escuchaba los latidos de su corazón como si hubiese pegado la oreja en su pecho. Se relamía sediento. 


Se aproximó a la puerta que daba al jardín y observó a la mujer. Una chica rubia que gozaba de buena salud. Parecía estar cansada y muy distraída con el televisor, aunque luchaba por mantener los ojos abiertos. 


Con el poder de su mente abrió la puerta de par en par y el frío viento entró en la casa. Carlota se incorporó del sofá sobresaltada. Temblaba a causa del miedo y el frío que entraba en la estancia. Allí no había nadie, así que imaginó que había sido el viento. Aunque no parecía hacer demasiado.

Carlota: ¿Hola?

Se acercó poco a poco y miró fuera asustada. Allí no había nadie. Podía escuchar el lejano ladrido de un perro y el suave viento meciendo los árboles. 


La sombra de un ser despiadado y cruel se aproximaba a Carlota. Ella miraba al exterior ignorando que el verdadero peligro ya estaba en el interior de su casa. 

Carlota: Que extraño...¡que frío! Será mejor que cierre...


Nikolai: Deja la puerta abierta, que entre el fresco de la noche.

Carlota dio media vuelta completamente aterrada. Cuando vio quién había pronunciado aquellas palabras, el pánico se adueñó de ella. Vio en sus ojos la maldad más absoluta, la mirada de la muerte. No supo reaccionar. Quería salir corriendo, huir y pedir ayuda, pero no podía. Su cuerpo se había relajado y sentía ganas de abrazar a ese ser y seguir todas sus instrucciones. Sentía que toda su vida había sido una falsa, que la verdadera razón de su existencia era alimentar a aquel ser con su sangre y morir en sus brazos. La idea la entusiasmó de tal modo que le entraron ganas de llorar.

Carlota: Deseo que bebas de mi sangre y tomes mi vida. Te pertenezco.
Nikolai: Túmbate, tengo sed. 


Carlota se tumbó encantada, deseando que aquel vampiro le clavase los colmillos y le arrebatase la vida. En realidad la había hipnotizado y estaba a su merced. Carlota habría huido y luchado por su vida si no hubiese sido hipnotizada. El vampiro le mordió en el cuello sin ninguna sutileza. Le desgarró el cuello y se bebió su sangre sediento, sin la menor consideración. Carlota se agitó nerviosa y pulsó el mando de la televisión sin querer. Subió el volumen al máximo.

Jedrek: Aquí la muestra de que los vampiros existen. Señoras y señores...¡Una vampiresa!


No veía nunca la televisión y por norma general, nunca sentía interés por nada de lo que emitían. En este caso, no pudo evitar interesarse. Se giró para observar de que trababa aquel programa. Sabía muy bien cuales eran las normas, nunca debían saber de su existencia. Siempre había deseado iniciar una guerra contra los humanos. Estaba convencido que saldrían victoriosos. Si aquel programa destapaba la existencia de un vampiro, se iniciaría una batalla por la supervivencia y tenía muy claro que él participaría de forma activa. Cuando descubrió el engaño, la ira se adueñó de su razón.

Belén Clicksteban: ¡Que alguien me saque de aquí! ¡Socorro!
Jedrek: Perdonen, esto es solo una pequeña broma...

Nikolai: ¡Malditos humanos! Se ríen de nosotros. Toman nuestra existencia como algo con lo que bromear y nos desprecian. Creo que ya sé quienes serán mis próximas presas.


En la comisaría Pinhead y Fune habían sido encarcelados esperando el momento de declarar ante el juez. Aquella diminuta celda no era más que la antesala a lo que vivirían los próximos años. Viviría entre rejas privados de su libertad si no conseguían convencer al juez que todo se trataba de un error. Encontrar una justificación a todos sus delitos no sería tarea fácil. John y Rose se acercaron hasta ellos.

Pinhead: Pronto volveremos a ser libres. No lo flipes, ¿vale?
Rose: Que ignorantes sois. John a pedido que os dejen juntos en la misma celda, mal agradecidos. Si por mi fuese, os pondría bien separaditos.
Fune: Gracias, colega...
John: No disfruto con el dolor ajeno. Eso sí, soy un hombre de ley y quiero que paguéis por todos vuestros delitos. Pinhead, incluso robaste a tus padres...


Pinhead: ¡Tú que sabrás! Ellos no me querían ayudar y necesitábamos pasta, ¿vale? Claro, un niño mimado y con dinero como tú que se lo han dado todo...
John: No te equivoques. He luchado mucho para ser lo que soy, nadie me a regalado nada. Yo seguí el camino difícil y tú el fácil.
Pinhead: ¡Que te zurzan! 


Fune se dirigió a Rose en voz baja. Deseaba ayudar a Sinéad, y pensó que quién mejor que una mujer policía.

Fune: Te tengo que pedir un favor...
Rose: ¿Un favor? ¿Desde cuando somos amigas?
Fune: Es importante, tía. Se trata de la vida de alguien.
Rose: Te escucho.
Fune: Esos pijos, Jedrek y Martyna, le van a fastidiar la vida a una chica.
Rose: ¿Los presentadores?
Fune: Sí, es una vampiresa. La han raptado y esta noche la exhibirán como si fuese un bicho raro sin derecho a nada. Debéis impedirlo.
Rose: Por un momento te he tomado en serio...No comprendo que seas así, a pesar de tu situación te burlas de la ley.
Fune: ¡No me burlo! Es verdad, tienes que ayudarla. La tratarán como un bicho raro por ser un vampiro.
Rose: ¡Basta! No permitiré que te burles de mi. Yo no soy tan comprensiva como mi compañero.


John: ¿Que ocurre?
Fune: ¡Tu compañera no me cree!
Rose: Tiene ganas de burlarse de nosotros, John. Mi paciencia tiene un límite.
Fune: ¡Tenéis que ayudar a esa vampiresa!
John: Si sigues con esa, os separaré. No nos toméis por tontos.
Pinhead: Dice la verdad, madero. 
John: Vamos, Rose. Nos merecemos un descanso. Estoy cansado de escuchar tonterías. 


Cuando se fueron, Fune se sentó sobre la dura cama de la celda y Pinhead apretaba los puños furioso.

Fune: No nos han creído...
Pinhead: Ya no podemos hacer nada por la vampiresa, lo siento nena.
Fune: Odio a la pasma, odio a los presentadores de televisión, ¡lo odio todo!
Pinhead: Tenemos que encontrar un buen abogado...
Fune: ¿Con que pasta?
Pinhead: Llamaré a mis viejos...
Fune: ¿Tus viejos? No creo que nos quieran ayudar después de haberles robado...
Pinhead: Lo tengo que intentar. A lo mejor mi madre me perdona...
Fune: Lo veo crudo. Nos tendremos que conformar con un abogado de oficio. 


Lejos de allí...

Después de liberar a Sinéad de los humanos, de dirigieron al castillo. Leonard estaba feliz por la recuperación de su hija pero al mismo tiempo muy disgustado y enfadado con la humanidad. Estaba cansado de ver sufrir a los seres que amaba a causa de la maldad de los humanos. Al llegar, Scarlya y Stella los recibieron felices. Todos celebraban que Sinéad estuviese de vuelta. Scarlya se acercó hasta Leonard y le comunicó que habían atrapado a una humana merodeando por el castillo. Aquello terminó con la poca paciencia que tenía y se fue enfurecido hasta la estancia dónde la tenían retenida. Cuando Leonard abrió la puerta, se encontró con Duclack. Había agarrado un candelabro dispuesta a defenderse.

Leonard: ¡Estoy cansado de vuestros ataques! Solo deseamos vivir en paz, ¿es mucho pedir?
Duclack: Deja que me marche. No soy ninguna amenaza...
Leonard: Ya no puedo creer vuestras palabras. Mentís más que respiráis. Os merecéis la muerte.
Duclack: ¡En ese caso lucharé! No dejaré que me mate sin más.


Leonard agarró el candelabro y se lo quitó sin esfuerzo. Luego la empujó y cayó al suelo sorprendida. En ese momento supo que no podría hacer nada contra aquel vampiro. Era invencible para un click.

Duclack: Yo no le he hecho nada...
Leonard: Tiráis la piedra y ocultáis la mano. ¡Todos los humanos sois iguales!


Sinéad: ¡Basta!

Sineád y Eros irrumpieron en la estancia. Leonard la miró extrañado y preocupado. Le había ordenado permanecer acostada.

Leonard: Hija, deberías estar acostada. 
Sinéad: Padre, deja en paz a mi amiga.
Leonard: ¿Esta humana es tu amiga? Hija, ¿todavía no has aprendido la lección?
Sinéad: Créeme, la he aprendido. Sé que hay humanos malvados, dispuestos a destruirnos, pero también los hay buenos. Duclack es una de ellos. Es una gran amiga.
Leonard: No son de fiar y lo sabes.


Sinéad: Agradezco que me hayas salvado una vez más y no te equivocas, muchos no son de fiar, pero siempre hay excepciones. ¿A caso todos los vampiros somos malos? Tampoco somos todos buenos, al igual que sucede con los humanos. Leonard, Duclack ha sido una gran amiga que me acepta tal y como soy...
Leonard: Sinéad...
Sinéad: He encontrado unos maravillosos amigos con los que compartir experiencias. No pienso renunciar a ellos.


Se colocó frente a su padre protegiendo a su amiga. Ante el alboroto acudieron Stella y Scarlya. 

Leonard: ¿Tan importante es para ti?
Sinéad: Es mi amiga y no quiero que le hagas daño. Leonard, no debemos ser radicales. Duclack es buena, te lo aseguro. Confía en mi.


Leonard: Hija, no quiero que sufras más. Me preocupo por ti, eso es todo.
Sinéad: Ahora sufro por tu causa. Quieres herir a mi amiga. Wen me guardó el secreto y estoy segura que Duclack hará lo mismo.
Leonard: Yo...


Eros se colocó junto a Sinéad protegiendo a Duclack.

Eros: Sabes bien que a pesar de rodearme de ellos nunca he querido tener amigos humanos. Hasta hace poco solo los miraba como ganado, importantes para mi supervivencia. Eso cambió hace unos meses. He conocido a un grupo de clicks que han cambiado mi forma de ver las cosas. Duclack es para mi una compañera, una amiga de verdad. Hace poco, en una concentración motera asistieron varios vampiros a los que desprecio. Temía por la vida de Duclack y me la llevé a toda prisa de aquel peligroso lugar. Sentí una sensación de angustia, de miedo a que la hiriesen o la matasen. Es la primera vez que me ocurría algo así con un  humano. Leonard, las cosas cambian y deberías aceptar que hay clicks de los que te puedes fiar.


Stella hizo lo mismo que Eros. Se colocó frente a Leonard desafiante.

Stella: No es bueno que el odio y el rencor sean los que dirijan nuestros actos. Leonard, debes recapacitar. Tenemos que adaptarnos a los nuevos tiempos. No he visto en los ojos de esta mortal ningún mal, al contrario, transmite pureza. No me gusta llevarte la contraria, rara vez no estoy de acuerdo con tus decisiones, pero esta vez no puedo apoyarte. Vamos, es el momento de ver a los humanos desde otra perspectiva.


Leonard miró a Scarlya, su pareja sentimental. Solo quedaba ella por pronunciarse y esperaba recibir un apoyo incondicional por su parte.

Leonard: ¿Que opinas, Scarlya?
Scarlya: Que estoy agotada de permanecer oculta en castillos alejados de la civilización. No quiero decir con esto que no adore vivir en este castillo y rodeada de naturaleza, pero deseo experimentar otras cosas. Envidio a Sinéad y Eros. Ellos se arriesgan, pero viven todo tipo de experiencias. Conocen humanos buenos que se convierten en grandes amigos y otros que intentan matarlos, pero la vida es arriesgar. No creo que sea necesario acabar con la vida de esta humana. ¿No es suficiente la palabra de Sinéad para confiar en ella? Eros y Stella apoyan su decisión, ¿tampoco son válidas sus opiniones? Entonces, supongo que valorarás lo que yo opine...Amor, vivamos el presente. Dejemos atrás las malas experiencias. No culpemos a todos los humanos por los errores de unos pocos. 


Leonard: Duclack.
Duclack:...
Leonard: Espero que puedas perdonarme. No podría relatarte las nefastas experiencias que he sufrido durante toda mi existencia a causa de los humanos. Destruyeron mi confianza en vosotros y ahora veo amenazas en todas partes. Si mi familia te acepta y respeta, yo haré lo mismo.
Duclack: Gracias...
Leonard: No te desasosiegues, comprendo que desconfíes y me temas. Te demostraré que no tienes nada que temer. 
Duclack: Soy amiga de Eros y Sinéad y jamás haría nada que les perjudicase o les pusiese en peligro. No se preocupe, su secreto está a salvo conmigo.



Stella: ¡Una amiga humana! Esto me parecía algo inconcebible. Duclack, espero que podamos ser grandes amigas.
Duclack: Yo también lo espero.
Eros: Duclack, tenemos muchas cosas que explicarte.
Duclack: Estaré encantada de escucharos. 


Sinéad: Duclack, siento lo ocurrido. ¿Te encuentras bien?
Duclack: Estoy bien, solo nerviosa...llegué a temer por mi vida.
Sinéad: Disculpa a Leonard. Los humanos nos han hecho mucho daño y solo quería protegernos. 
Duclack: Lo comprendo. Sinéad, ¿dónde estabas? Estábamos preocupados por ti...por eso estoy aquí. Seguí a Eros pensando que él tenía algo que ver con tu desaparición...
Eros: ¿Yo?
Duclack: Lo siento. Es que tu comportamiento me parecía sospechoso...pero algo en mi interior me advertía que me equivocaba.
Sinéad: Eros sería incapaz de hacerme daño, pero comprendo que dudaras de él. He pasado un infierno, Duclack. Ven, te contaré lo ocurrido. 
Duclack: Todavía estoy en shock, ¡existen los vampiros!


En la mansión de Wen y Sus...

Salir a pescar con Diamante le animó un poco. La brisa fresca del océano le había calmado la ansiedad. Diamante siempre le hacía reír con sus locuras. Le contó historias sobre sus aventuras, sabiendo que siempre exageraba un poquito sus momentos de gloria. A pesar de todo, al regresar a casa la angustia se volvió a adueñar de él. Se sentía responsable de Sinéad. Había querido protegerla y fracasó. Pensaba que nunca más volvería a verla. Además de estar preocupado por Sinéad, también lo estaba por Duclack. Nadie sabía dónde estaba. Aunque Diamante decía que su capitana estaría bien, Wen no estaba tan convencido. Miraba el fuego de la chimenea fijamente. Alguien entró en la mansión.

Sus: ¿Wen?


Wen: Hola Sus.
Sus: Me ha dicho Diamante que os lo habéis pasado muy bien. Un día me iré con vosotros. ¿Cómo estás?
Wen: Bueno...
Sus: Debes animarte, por favor.


Sus se sentó a su lado. Agradeció el calor del fuego ya que en la calle hacía frío. 

Wen: Hermana, estoy seguro que se la han llevado. Está en peligro y no puedo hacer nada...por si eso fuese poco, ahora Duclack desaparece.
Sus: No debemos perder la calma, Wen. Confío en Duclack y seguro que pronto dará señales de vida. En cuanto a Sinéad no debes perder la esperanza.
Wen: Las dos son muy importantes para mi. Sabes lo mucho que quiero a Duclack.
Sus: Y yo también la quiero. Es más que una amiga para mi, es una hermana. ¿Crees que no me preocupo? No puedo dejar de mirar el móvil y de llamar a ver si responde. Si le sucediese algo...no podría soportarlo. Aún así, no quiero ser negativa. Conozco a Duclack y no es una clack corriente. Es valiente e inteligente.
Wen: Lo sé, no hay dos como ella. Sinéad es distinta...aunque es una...quiero decir, una mujer maravillosa, es delicada y frágil. Temo mucho por ella...
Sus: Flaco favor le haces si te hundes. No hace mucho que la conozco, pero ya la considero una amiga. Me siento reflejada en ella. Las dos somos tímidas y nos cuesta relacionarnos. Es delicada con la comida como yo y le gusta la paz y la tranquilidad. También estoy preocupada por ella.  Wen, ¿hay algo que debería saber?


Wen: ¿A que te refieres?
Sus: He notado el distanciamiento entre tú y Estrella. Esta desesperación por la desaparición de Sinéad...me hace sospechar que sientes algo por ella.
Wen: Es especial para mi...no puedo negarte que he pasado un tiempo confundido sin saber a quién amaba.
Sus: Wen, debes aclararte.

Sinéad los observaba desde la entrada. No quería interrumpir aquella conversación ya que le interesaba saber que sentía Wen, pero al final reunió el valor.

Sinéad: Wen...


Cuando escuchó su voz, pensó que se lo había imaginado. Al ver a Sus levantarse y mirar hacia la puerta, su corazón le dio un vuelco. Allí estaba, de pie junto a la puerta. Parecía avergonzada y miraba al suelo nerviosa. No podía creerlo, estaba viva y parecía estar bien.

Wen: Sinéad, eres tú...
Sinéad: Hola...


Se abrazó a ella llorando y muy feliz. Sinéad le correspondió con otro fuerte abrazo e hizo un esfuerzo para no llorar. Sus se abrazó también a ella muy emocionada.

Wen: ¡Estás viva! 
Sinéad: Sí, estoy bien.
Wen: ¿Que te ocurrió? Estaba muy preocupado por ti.
Sus: To también...temíamos que algo malo te hubiese ocurrido.
Sinéad: Siento haberos preocupado...


Wen: ¿Dónde estabas?
Sinéad: En una de mis excursiones por el bosque me desorienté. En una caída perdí el conocimiento y estuve en un hospital inconsciente. Al no llevar encima mi documentación...

No quiso decir la verdad. Explicar todo lo sucedido se le antojaba demasiado complicado y no sabía cómo explicar según que cosas sin desvelar su verdadera identidad. 

Sus: ¡Eso es terrible!
Sinéad: Pero estoy bien, fuera de peligro.
Wen: Sabía que algo malo te había ocurrido...
Sinéad: Wen, necesito hablar contigo.
Sus: Menos mal que estás bien. Me alegro mucho. Todos estábamos preocupados, pero especialmente Wen.
Sinéad: Mi Wen...
Sus: Os dejaré solos. Iré a prepararme un chocolate, ¿queréis uno?
Sinéad: No me apetece, gracias.
Wen: A mi tampoco.


Cuando Sus se marchó a la cocina. Sinéad se sinceró con Wen. Temía hacerle daño, pero debía aclarar las cosas.

Sinéad: Wen, desde que te conocí mi vida ha sido un remolino de sentimientos sin aclarar. 
Wen: Lo siento...
Sinéad: No, no debes disculparte por nada. Es algo que nació en mi y que no pude evitar. No puedo negar que siento una atracción por ti. Me gustas, creo que eso ya lo sabes...
Wen: Sí...
Sinéad: A pesar de la inmensa atracción que siento por ti, no puedo llamar a eso amor.
Wen: Comprendo...
Sinéad: Wen, amo a Eros más que a nada en este mundo. Siento un pinchazo en el alma cuando imagino mi vida sin él...Espero no herirte con mi sinceridad, pero te quiero como amigo. Entenderé que no quieras saber nada más de mi y lo respetaré, pero espero que decidas seguir siendo mi amigo...


Wen: No me perderás.
Sinéad: Wen...por favor, dime que piensas...¿Te sientes herido?
Wen: Sinéad...eres tan buena y dulce. No puedo decir que no me duela, mentiría. Yo también siento esa atracción hacia ti. Saber que te perderé me hace daño...pero no podemos renunciar al amor verdadero. Yo también amo a Estrella y no me imagino la vida sin ella.
Sinéad:  Wen...eso alivia el dolor que me provoca todo esto. Amas a Estrella y yo a Eros, al fin tenemos las cosas claras.
Wen: En estas semanas me he distanciado de ella, pensando que así no la perjudicaría si tomaba una decisión que le podía hacer daño. Me doy cuenta que estaba confundido. No podemos negar que nos atraemos y nos gustamos mucho, pero nuestros corazones están ocupados. 


Sinéad: Cierto. Wen, ahora ve a por Estrella y resuelve esta situación. Seguro que estará angustiada y no comprenderá lo que está ocurriendo.
Wen: Lo haré...pero Sinéad, no te vayas. Me invade la angustia cuando pienso que te marcharás. Tu amistad es muy importante para mi...aunque comprendo que yo solo soy un simple click...
Sinéad: Wen, seremos amigos para siempre. No eres un simple click, no te menosprecies de esa forma. Eres el click con el corazón más grande que conozco. Eres bello, tan bello que has conseguido hipnotizarme, ¡por poco abandono a mi novio! Y no hablo del físico, hablo también de tu espíritu.
Wen: Sinéad, jamás imaginé que existiese un ser tan bueno y mágico como tú. 


Se abrazaron cariñosa mente. Ahora que las cosas se habían aclarado, la paz más pura envolvió sus corazones.

Wen: ¿Eros sabe algo de todo esto?
Sinéad: Le sorprendió, pero ve todo esto como una prueba a nuestro amor.
Wen: Tiene razón. ¿Crees que cambiará su actitud conmigo?
Sinéad: No lo creo. No te preocupes por ello...Wen...
Wen: ¿Que ocurre?
Sinéad: Eros y yo nos vamos a casar.
Wen: ¿Os vais a casar? 
Sinéad: Debería habértelo dicho antes, pero estaba confusa.
Wen: Me alegro por vosotros. No sabía que los vampiros se casaban.
Sinéad: No lo solemos hacer, pero Eros y yo somos especiales.


Eros asomó curioso la cabeza por la puerta. 

Eros: ¡Wen! No me quites la novia que no me conoces enfadado.
Wen: No, yo...

Eros se echó a reír al ver como se ruborizaba y se ponía nervioso.

Eros: ¡Es broma! Esa vampiresa me ama con locura, no tienes nada que hacer. 
Wen: Lo sé.
Eros: Shiny, debemos irnos ya.

Sinéad también se había ruborizado. Le ardían las mejillas. Eros nunca dejaba de sorprenderle.

Sineád: Tienes razón.


Wen: ¿Quedamos mañana por la noche?
Sinéad: Wen, no podremos quedar en un tiempo.
Wen: ¿Que ocurre?
Eros: Shiny quiere pasar un tiempo rodeada de su amada naturaleza junto a mi. 
Sinéad: Después de lo ocurrido...
Wen: Vaya...no te vuelva a perder.
Sinéad: Ya te contaré cuando vuelva lo que realmente ocurrió.
Wen: Está bien. Os echaremos de menos...
Sinéad: Necesito pasar tiempo junto a Eros. Además, quiero alejarme de la civilización durante un tiempo. Dejaré la llave de nuestra casa en el felpudo. Dile a Sus si puede pasarse de vez en cuando a echar un vistazo. 
Wen: Descuida, se lo diré.
Sinéad: Por cierto, Duclack se encuentra bien. Ya está en casa con su padre.
Wen: ¡Duclack! Que alegría me das, ¿dónde estaba?
Sinéad: Cuando puedas, ve a hablar con ella. Seguro que tendréis muchas cosas de las que hablar.
Wen: Lo haré.
Sinéad: Adiós, Wen. Cuídate mucho. Pronto volveremos a vernos.
Wen: Tú también. Esperaré con ilusión vuestra vuelta. Adiós.


Aunque se sentía triste por la marcha de su amiga, sabía que era lo mejor para ella. Eros y ella necesitaban tiempo para estar juntos y olvidar lo ocurrido. Ahora tenía que ponerse en contacto con Estrella. Sentía que no debía perder más tiempo. Fue a su cuarto a cambiarse de ropa cuando descubrió su diario sobre el gran cofre azul. 

Wen: Pero...

No comprendía que hacía su diario ahí. Lo había escondido bajo llave en un cajón del mueble. Sus temores se intensificaron cuando vio una hoja con su nombre sobre la cama.



Agarró la hoja temblando y reconoció la letra de Estrella. Sabía que no leería nada agradable y respiró profundamente.

" Wen, siento haber invadido tu intimidad. No debería haber leído tu diario, pero necesitaba saber que es lo que te estaba sucediendo. Temía que este día llegase. En tu diario confiesas tus sentimientos, cosa que no has hecho conmigo. Me has recluido, apartado de tu vida. Sentía que algo me ocultabas pero lo que he descubierto va más allá de lo que nunca podría haber imaginado. Te has enamorado de Sinéad. Mis sospechas se han confirmado. Afirmas que te molesto y que necesitas alejarte de mi. No te preocupes, yo te facilitaré las cosas. No renuncies a tu amor verdadero. Me voy para siempre, destrozada, humillada y sin ilusión por nada. Vicrogo me ofreció un trabajo y este es el momento para aceptarlo. Fotografiar animales por todo el mundo, de las más diversas especies y en lugares remotos del Playmundo. Este trabajo me mantendrá ocupada y así no pensaré en ti. Me iré con Gallofa, él será mi ayudante. Echaré de menos a mis amigos, siento no despedirme de todos ellos. No quiero volver a verte nunca más, y aunque ahora siento mucho rencor, deseo que seas feliz junto a la vampiresa. Adiós."
                       
                                                                                         Estrella

Wen: ¡No! ¡Debo impedir que se marche!



Sus se había terminado el chocolate. Estaba contenta. Por un lado Sinéad y Duclack habían aparecido. Por otro, su hermano parecía estar más contento. Las cosas estaban volviendo a la normalidad. Pensaba en ir a visitar a Duclack cuando apareció Wen corriendo a toda prisa.


Wen: ¡Sus!
Sus: ¿Que te pasa?
Wen: ¡Estrella! ¡Tenemos que impedir que se marche!
Sus: ¿Se marcha? ¿A dónde?


Wen: ¡No hay tiempo para explicaciones! ¡Debe estar en la estación de tren!
Sus: Está bien, iremos en mi coche. Estás demasiado nervioso para conducir. 


Continuará...

2 comentarios:

  1. Al fin las cosas van arreglándose. Me alegra muchísimo que entre Sinéad, Eros, Stella y Scarlya hayan convencido a Leonard para que no le haga nada a Duclack. Duclack puede estar orgullosísima de tener unos amigos así, tan poderosos y nobles, y tanto Leonard como Sinéad, Eros, Stella y Scarlya también deben sentirse felices por haber conocido a una clack tan bondadosa y leal. Presiento que a partir de este momento las cosas cambiarán mucho; pero tengo una pequeña intuición espinosa que me avisa de que la aparición de ese vampiro malvado que quería alimentarse de la humana no se quedará ahí, pues ha aparecido justo cuando se emitía el programa de Dimensión oculta. Aunque me complace que las cosas se hayan aclarado entre Sinéad y Wen, debo reconocer que me da un poquito de pena que se alejen de lo que sentían, ya que, a pesar de que estuviese prohibido, en el fondo era un amor muy puro y bonito; pero las cosas están mejor así. Me sorprende que Sinéad quiera permanecer alejada de la sociedad, pero también la entiendo. El capítulo se ha quedado muy emocionante, con Wen y Sus corriendo tras Estrella. Espero que consiga convencerla, aunque me parece a mí que Wen tendrá que trabajar mucho para volver a conseguir la confianza de Estrella. Es un capítulo precioso. Como siempre, cada fotografía habla por sí sola y crea ambientes muy especiales. Las que pertenecen a Pinhead y Fune en la cárcel me dan escalofríos. Algunas son tan oscuras y frías... Ellos no me dan pena, pues en verdad se merecen que los castiguen, pero me compadezco de ellos por sentir piedad por Sinéad. Tal vez no sean tan malos como parecen. Estoy deseando saber cómo continúa. Gracias, una vez más, por un episodio más de esta historia.

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  2. La introducción de Carlota y Nikolai nos recuerdan que la convivencia de vampiros y clicks no es siempre fácil... pobre Carlota, aunque no ha sufrido ha caído víctima de la sed de ese ser de la noche, con el que cuesta muchísimo simpatizar: es horrible. Y, sin embargo, ¡qué diferente es las cosa con los vampiros protagonistas! Ha sido muy emocionante la escena entre Duclack y Leonard, se ve cómo este va pasando del rechazo y el desprecio más absolutos a la aceptación y la confianza, lo que nos da un poquito de esperanza, como dices en el título ¡también hay clicks buenos! Antes, me ha dado cosita ver en la jaula a Fune y Pinhead, a pesar de estar entre rejas han intentado salvar a Sinéad, ¡y esa buena acción merece su recompensa! Creo que es la primera vez que los veo esforzarse por algo que no es un simple deseo egoísta, me gustaría mucho que encontraran una salida a su situación... quién sabe si no serían un gran éxito cantando para los chavales, todavía me acuerdo de su último tema... tenía... algo :-)
    Y, claro, para el final queda el asunto de Estrella, una clack como la copa de un pino, que tiene que estar hecha un mar de lágrimas pensando que Wen la ha dejado por alguien con quien no puede soñar en competir; no obstante, qué buen corazón demuestra deseando la felicidad de su pareja, y qué coraje al querer emprender una nueva vida como fotógrafa de vida salvaje... espero de corazón que haya tiempo para que cambie de opinión y vea que, igual que pasa con Sinéad y Eros, todos estos incidentes pueden terminar por reforzar su relación. Así que quedo pendiente del último capítulo, y todo esto sin mencionar las fotos, que ya nos tienes tan mal acostumbrados a que sean perfectas, a que nos las creamos por completo y nos ambienten tan bien, que ni las menciono en los comentarios, pero la verdad es que me encantan. Gracias por este nuevo regalo.

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