jueves, 18 de mayo de 2023

La gran aventura: Capítulo 10: La mini mansión

En lo más profundo del bosque, entre grandes árboles y frondosa vegetación, había una mansión oculta. Su tamaño era pequeño, como si viviesen en ella hobbits o enanitos. Su aspecto era tenebroso. Una pequeña puerta amarilla y unos ventanales te daban la bienvenida cuando mirabas la fachada. De un color gris azulado, dos plantas de altura y unas torres sobresaliendo del tejado.


Sombra llevaba arrastras a Dante hacia ella. Aunque se resistía y protestaba, Sombra no le hacía el menor caso. Lo agarraba con fuerza de las esposas y tiraba de él sin ninguna consideración.


Nesi, Pradito y Suselle los seguían de cerca. Cuando vieron la mansión, no pudieron evitar estremecerse. Nesi supo en ese preciso momento que esa sensación que tanto la angustiaba provenía de esa mansión.

Nesi: Ese lugar es muy peligroso.
Pradito: Qué extraño, es una mansión muy pequeña.
Suselle: ¿Y quién puede vivir ahí? Me da miedo...
Nesi: Vive alguien malvado, estoy segura.


Dante: ¡¡Quiero que me sueltes!!
Sombra: Ya hemos llegado. Ahora saldrá mi señor. Te ordeno que obedezcas y no le perturbes. 
Dante: ¿Un señor?
Sombra: Ahora lo conocerás.


Dante: ¡Mi padre te dará tu merecido!  Es un pirata muy valiente.
Sombra: Primero tendría que encontrarnos, y dudo que lo consiga. Ahora perteneces a mi señor, así que acéptalo y deja de protestar. 


Un ser de la misma altura que Dante, abrió la puerta de la mansión y salió. Su cuerpo era delgado y lila. Tenía brazos largos y piernas cortas. Su cara era amarilla, con una enorme y maliciosa sonrisa. Sus ojos eran rojos y sus orejas puntiagudas. Dante se lo quedó mirando, aterrado.

Sombra: Mi señor, le traigo otro niño.
Señor Grey: Me prometiste que serían más.
Sombra: Este vale por muchos, mi señor. Le prometo que le volveré a traer más.
Señor Grey: No prometas si no puedes cumplir.


Sombra: Cumpliré, mi señor.
Señor Grey: Eso espero. Si no cumples con lo acordado, nuestro trato se verá anulado.
Sombra: Tome, señor. Es todo suyo.
Dante: ¡Suéltame!


Señor Grey: Eres insolente, me gusta. No puedes pronunciar ninguna palabra que pueda herir mis sentimientos, pues no dispongo de ellos. Puedes llorar y gritar lo que quieras, nadie vendrá a rescatarte.


Suselle: ¡Ese monstruo se lo lleva!
Pradito: Tenemos que ayudarle.
Nesi: Debemos actuar antes de que sea demasiado tarde. Tened cuidado, son seres muy peligrosos.


Nesi y las niñas salieron de su escondite dispuestas a rescatar a Dante. Nesi gritó como nunca pensó que podría hacerlo. Sombra, Dante y el demonio miraron sorprendidos en su dirección.

Nesi: ¡Alto! ¡Dejen libre a ese niño!
Dante: ¡Me habéis encontrado!
Sombra: ¡No es posible!


Señor Grey: ¡Maldito incompetente!  Te dejé muy claro que nadie debía averiguar mi ubicación, eso era de vital importancia. Has incumplido tu palabra y ahora mismo ya no vales para nada.
Sombra: ¡Señor, yo no lo sabía! Deje que lo solucione, por favor.
Señor Grey: Si no quieres que acabe con tu vida aquí mismo, vete y no vuelvas más.


Sombra salió corriendo hacia el bosque y desapareció. Temía por su vida y sabía que su señor no se andaba con tonterías. Estaba muy asustado pero también muy decepcionado consigo mismo. No entendía cómo le habían podido seguir.


Grey tiró de Dante y lo metió en la mansión antes de que ellas pudiesen agarrarlo.

Dante: ¡Socorro!
Suselle: ¡Dante!
Pradito: ¡Esa cosa se lo lleva!

Tanto Pradito como Suselle estaban dispuestas a entrar en la mansión sin pensárselo dos veces, pero Nesi las detuvo.


Nesi: No sabemos lo que hay ahí dentro. Percibo que es muy peligroso.
Suselle: ¡Pero tenemos que ayudar a mi hermano!
Nesi: Lo sé. Debemos ir con sumo cuidado. Entramos en el territorio de ese ser maligno. Jugamos con desventaja.
Pradito: Tendremos que arriesgarnos. 
Nesi: Está bien. Tened cuidado, por favor.


A Nesi le costó entrar por la puerta. Pradito la empujó desde fuera cuando se quedó atascada y no podía moverse.

Pradito: Espera, que te empujo desde fuera.


Una vez dentro, se quedaron paralizadas observando el interior. La decoración de la mansión era extraña. Los muebles eran muy pequeños y antiguos. Los colores pastel reinaban en gran parte de las paredes, pero contrarrestaban con suelos extraños con colores muy chillones. Olía a humedad, a casa cerrada. De las ventanas no entraba mucha luz.

Suselle: Qué sitio más raro.
Pradito: No me gusta estar aquí.
Nesi: Normal, este lugar es maligno. Tenemos que encontrar a Dante cuanto antes y salir de aquí.


Pradito: Subamos por esas escaleras.
Suselle: Sí, no perdamos más tiempo.
Nesi: Andad con cuidado. Aquí nada es lo que parece.


Al llegar a la primera planta de la mansión, se encontraron con un dormitorio. Disponía de un mueble con muchos libros viejos, una cama y una pequeña chimenea. Caminaban con sigilo, intentando no hacer ruido, pero algo surgió de las sombras y las atacó.

Pradito: ¡Murciélagos! 

Los murciélagos intentaban herirlas revoloteando a su alrededor. Se pusieron nerviosas, intentando deshacerse de ellos.

Suselle: ¡Me hacen daño!


Pradito: ¡Ayúdanos, Nesi!
Suselle: ¡Ahhhhh! ¡Tengo miedo!


Nesi cerró los ojos y se concentró. Sin saber muy bien cómo, consiguió que los animales las dejasen en paz. Salieron por el hueco de una ventana rota y se alejaron.

Suselle: ¿Lo has hecho tú?
Nesi: Sí. ¿Estáis bien?
Pradito: Sí, estamos bien. Gracias, Nesi.
Nesi: Solamente estaban asustados. Ya no nos molestarán más.


Para proseguir su marcha, debían meterse por un pequeño hueco por el que Nesi no cogía. No le quedó otra opción que esperar allí y que ellas buscasen a Dante. 

Nesi: Si ocurre algo malo, volved hasta aquí, por favor.
Suselle: Lo haremos.
Nesi: Siento no poder acompañaros...
Pradito: No pasa nada. Volveremos con Dante, ya lo verás. 


Empezaron a caminar por habitaciones oscuras, muy parecidas entre ellas. Se escuchaban susurros y había movimiento en las zonas más oscuras de la casa. Ambas se cogían de la mano asustadas.

Suselle: Dante, ¿estás ahí?
Pradito: Este sitio no me gusta nada, Suselle.


Se toparon con una puerta camuflada en una pared y decidieron abrirla. Suselle se asomó con cuidado, temerosa de lo que se pudiese encontrar al otro lado.

Pradito: ¿Ves algo?
Suselle: Sí.
Pradito: ¿Está Dante?
Suselle: No, pero hay juguetes.


Efectivamente, la habitación estaba repleta de juguetes vintage. Eran preciosos. Una pequeña noria giratoria, un tren volador, un carrusel con caballitos y otras preciosas reliquias.

Suselle: ¡Qué bonito!
Pradito: Son una pasada. Mira el tren, es muy chulo.


Eran tan bonitos y entrañables que tenían la necesidad de sentarse a jugar con ellos. Parecían estar allí para ellas, esperando que un día los encontrasen.

Suselle: Podríamos jugar un rato.
Pradito: Sí, sería una pena no aprovecharse. Ya que estamos aquí.


Suselle se sentó en el suelo y se puso a jugar con el carrusel. Si le daba a una llave, daba vueltas. Disponía de luces y sonido con melodías muy pegadizas. Pradito se quedó junto a la noria. También tenía luz y sonido. Le apasionaba darle a la manivela para que diese vueltas sin parar. Pasado unos minutos, se preguntó que es lo que estaba haciendo ahí. Entonces, recordó a Dante. Algo sobrenatural las estaba controlando. Solamente deseaban jugar. ¿Estarían los juguetes encantados?


Haciendo un sobresfuerzo, agarró Suselle del brazo y tiró de ella.

Suselle: ¿Qué haces? ¡Suéltame!
Pradito: Suselle, tenemos que salir de aquí.
Suselle: ¡Quiero seguir jugando!
Pradito: ¡Tenemos que rescatar a Dante! ¡No dejes que estos juguetes te controlen!


Suselle se resistía. Parecía no importarle nada. Intentaba zafarse de Pradito proporcionándole golpes y empujones, pero su amiga no estaba dispuesta a rendirse. Tiró más de ella y sin querer, pisaron una trampa. Se accionó una trampilla y cayeron por ella.


Continuará






2 comentarios:

  1. Por cierto, me encanta y me parece muy tierno que Nesi tenga tanto protagonismo e incluso me emociona lo bien que la tratas, lo bonito que es su comportamiento. Muchas gracias por ahcerle este homenaje tan dulce y bonito.

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  2. ¡Qué misteriosa es esa casa en la que vive ese mostruillo! Me han fascinado los juguetes con los que quedan absortas por un momento Suselle y Dante. Esa noria y ese carrusel son preciosos. Deberían hacer algo así en playmobil como juguetes. ¡Qué intrigante es todo! A ver dónde les conduce esa trampa.

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