miércoles, 19 de septiembre de 2018

Vacaciones en el mar - Capítulo 26: Atrapados

Demetria y Felipe corrían a toda prisa por los pasillos del barco. Era un auténtico laberinto de puertas, pasillos y estancias. No sabían a dónde debían ir, pero tenían la esperanza de encontrar una salida o alguien que los pudiese ayudar.

Demetria: No puedo más, Felipe.
Felipe: No te rindas, ¡sigue corriendo!


Un gran estruendo los detuvo. Algo se acercaba a ellos a gran velocidad. Cuando vieron la avalancha de agua y objetos dirigiéndose a ellos, ya era demasiado tarde.

Demetria: No puede ser...
Felipe: ¡Corre!


Demetria corría aterrada. Sabía que no podrían escapar del agua. Felipe intentaba mantener la compostura, pero cuando el agua le alcanzó,  no pudo evitar gritar de pánico.

Felipe: ¡Intenta agarrarte a algo!
Demetria: ¡Ahhhhh!


El agua estaba muy fría y pronto cubrió los pasillos a más de dos metros de altura. Demetria intentaba mantenerse a flote pero la corriente se lo estaba poniendo muy difícil.

Demetria: ¡Socorro!
Felipe: ¡Demetria, aguanta!

Pasaban ante ellos todo tipo de objetos y los golpeaban con fuerza.


Felipe empezó a nadar hacia Demetria, que aguantaba a duras penas.

Demetria: ¡Felipe, no puedo más!
Felipe: ¡Ya casi estoy contigo!


Finalmente consiguió llegar a ella y abrazarla. Se pegaron a la pared y se subieron sobre un mueble, que les permitía mantener la cabeza y los hombros fuera del agua. La corriente arrastraba cadáveres por todas partes. Demetria cerraba los ojos y se abrazaba a Felipe con fuerza.


El mueble no pudo aguantar la corriente del agua y los hizo caer de nuevo. El agua los arrastraba y los golpeaba contra objetos y paredes. Asomado a la puerta de un camarote estaba Blas, que los observaba luchar contra la corriente. Pasaron justo por su lado y Felipe le rogó ayuda.

Felipe: ¡Ayúdanos! ¡Blas!
Blas: Pídele ayuda a tu famobil monstruosa.
Felipe: ¡Somos amigos!
Blas: Te equivocas. Ya no somos amigos.


Felipe se agarró a una lámpara y extendió su mano hacia Blas. Demetria estaba agarrada a su hombro, tiritando de frío y miedo.

Felipe: ¡Blas, tienes que ayudarnos! ¡Dame la mano!
Blas: Lo siento, pero en este camarote no hay sitio para ti ni para la fea de tu novia.
Felipe: ¡Blaaas!

Cerró la puerta y la corriente los arrastró de nuevo. 


Llegaron a un rincón en el que el agua se estaba acumulando. Una gran puerta transparente que daba acceso a otra sala era la única salida. Con gran esfuerzo, llegaron a ella.


El agua estaba subiendo por momentos y no tardaría en llegar a la puerta que los mantenía a salvo. 

Felipe: Tenemos que cerrar esta puerta para que no entre el agua. Así la retendremos y ganaremos más tiempo.
Demetria: ¿Cómo?
Felipe: Mira, allí hay una palanca de emergencia. 
Demetria: Sí, pero está al otro lado, es imposible activarla sin quedarse atrapado.


Felipe se lanzó al agua sin que Demetria pudiese impedirlo.

Demetria: ¡Felipe!


Llegó a la pared dónde estaba la palanca y miró a Demetria.

Demetria: ¡No lo hagas! ¡No podrás salir y morirás!
Felipe: Y si no lo hago, morirás tú también. Demetria, espero que sepas perdonarme algún día por todo el daño que te he hecho. Merecías ser feliz junto a Gabi.
Demetria: Felipe, estás perdonado, vuelve aquí. Buscaremos otra salida. Por favor, no lo hagas.


Accionó la palanca y la puerta se cerró al momento. El agua, que estaba a punto de alcanzar el nivel de la puerta, empezó a subir. Felipe observaba a Demetria desde el otro lado, con los ojos llorosos.

Demetria: ¡Nooooo! ¡Felipe, no lo hagas! ¡Abre la puerta!
Felipe: Te amo.


El agua inundó la estancia y se quedó retenida, al menos por un tiempo. Felipe buceó hasta la puerta y la observó tras el cristal. Demetria no podía dejar de llorar. Intentaba abrir la puerta, pero era imposible. Felipe tocó el cristal de la puerta con su mano y ella hizo lo mismo. Seguidamente se alejó buceando hasta desaparecer.

Demetria: ¡Felipeeee! ¡Nooooo! 


Esperó unos instantes y luego, inició su marcha. Salió corriendo entre lágrimas de tristeza e impotencia. Primero Gabi y ahora Felipe.


Cuando ya pensaba que no encontraría más seres vivos, llegó a la sala dónde el Capitán Miller y los demás estaban atrapados. Izan la vio y fue hasta ella para comprobar que estuviese bien.


Demetria se abrazó a él y lloró desesperadamente. 

Izan: Tranquila, ya no estás sola.
Demetria: ¡Debemos salir de aquí! Hay una puerta que retiene el agua, pero no aguantará mucho.


Izan le señaló la puerta bloqueada y a todos los que estaban allí atrapados.

Izan: No podemos salir. Hemos intentado retirar todo lo que obstaculiza la salida, pero es imposible. 
Demetria: Oh no...


Caitlyn estaba tumbada en el suelo, con la cabeza en las piernas del Capitán. Él le acariciaba el pelo y le sonreía. Estaban en peligro, a punto de morir ahogados, pero a su lado se sentía en el paraíso. 

Capitán Miller: ¿Y esa sonrisa?
Caitlyn: Tengo que confesarte algo, Bryan. Hace años que tendría que habértelo dicho, pero no he conseguido reunir nunca el valor. Yo soy...
Capitán Miller: ¿Transexual?
Caitlyn: ¿Cómo? ¿Lo sabías?
Capitán Miller: Sí, escuché a las Playgirls hablando de ello hace mucho. Ellas pensaban que nadie las estaba escuchando. Fue en el bar, cuando se pusieron a beber vino de su tierra, Albariño. 
Caitlyn: No puedo creerlo...y todos estos años pensando en la forma de contártelo...


Capitán Miller: Para mi eres una clack, y una de las más bellas que he conocido nunca.
Caitlyn: Gracias, Bryan...Ya que estamos, me gustaría confesarte otra cosa. Ya carece de sentido, pues es posible que muramos en este barco y tú eres feliz con Lucía, pero...necesito decírtelo. Estoy enamorada de ti, desde hace años.
Capitán Miller: Caitlyn...


Caitlyn: Lo sé, es una locura. 
Capitán Miller: No lo es. Yo también sentía algo muy poderoso por ti. Algo muy fuerte.
Caitlyn: ¿De verdad?
Capitán Miller: Sí, desde el primer momento me gustaste. Creía que te gustaba, pero siempre te mostraste esquiva sobre este tema, así que intenté olvidarte.
Caitlyn: No me lo puedo creer...Bryan...¿No te importaba que fuese transexual?
Capitán Miller: Me da igual lo que seas, me gustas tal y como eres. Aunque ahora ya es demasiado tarde, estoy con Lucía y...
Caitlyn: Lo sé, no te preocupes. No sabes lo inmensamente feliz que me haces, Bryan.
Capitán Miller: Encontrarás un hombre que se merezca estar a tu lado.
Caitlyn: Si salimos de aquí...


Lilu no soltaba a Duque. Él estaba callado e intentaba esquivar sus caricias sin demasiada brusquedad. Estaban en una situación límite y Lilu no parecía darse cuenta.

Lilu: Se te nota preocupado. Todo saldrá bien, amor mío.
Duque: Lilu, no parece que seas consciente de nuestra situación.
Lilu: No soy tonta, sé que estamos atrapados, a punto de morir, pero...estoy contigo, Duque. Si estoy contigo, todo tiene solución.


Duque se levantó rápidamente, haciendo que Lilu se quitase de encima.

Lilu: ¿Duque?
Duque: Sé que quizás no sea el mejor momento, que debería permitir que vivieses con esa ilusión, que es posible que no sobrevivamos...pero no soy capaz de aguantar más.
Lilu: Duque, me estás asustando...
Duque: Te lo dije antes del naufragio y te lo repito ahora, hace tiempo que dejé de amarte.


Esas palabras detonaron el corazón de Lilu. Sus ojos se humedecieron y no tardó en ponerse a llorar.

Lilu: Pero, ¡me has salvado!
Duque: Te he salvado porque te aprecio, Lilu. Que no te ame no significa que quiera que mueras o que no guarde buenos momentos de nuestra relación. Siempre serás alguien especial para mi y quiero que seas feliz, pero no a mi lado. Lo siento.
Lilu: Deberías haberme dejado morir.
Duque: No digas eso...


Lilu: ¡Déjame en paz! 
Duque: Lilu...
Lilu: Después de tantos años, me haces esto...¡Te odio!

Supo que era mejor dejarla sola. Sabía que le había hecho daño, pero ya no estaba dispuesto a seguir con una mentira y empeorar la situación.


Piedad estaba destrozada. No podía creer que sus hermanas estuviesen muertas. Siempre habían vivido juntas, compartiendo cada experiencia de sus vidas. Ante las adversidades se habían hecho más fuertes estando juntas, luchando por sus sueños. Ahora se sentía perdida, sin motivos para vivir. Pensaba en su madre, pero la sola idea de ser ella la encargada de comunicarle lo sucedido le aterraba.


Lilu se sentó junto a Demetria, que estaba llorando sin parar. Sin conocerse de nada, se dieron las manos. Las dos lloraban desconsoladas.

Lilu: La vida es una shit, ¿verdad?
Demetria: Sí, y bien grande.


Ignacio, Beatriz, Donato y Carlota llegaron a la misma estancia en la que estaban los demás.

Ignacio: ¿Que pasará aquí?
Donato: Es extraño, deberían salir del barco.


Ignacio: Capitán, ¿qué ocurre?
Capitán Miller: Más supervivientes, ¿se encuentran bien?
Carlota: Por poco no lo contamos, pero estamos bien.
Ignacio: ¿No deberíamos salir de aquí?


Capitán Miller: Sí, en ello estamos. Estamos intentando despejar esta salida, pero es demasiado peso para nosotros. Es la única salida, así que estamos intentando solucionarlo.
Ignacio: ¡Menudo incompetente! ¡Es el Capitán de este maldito barco! ¡Tiene que sacarnos de aquí!
Capitán Miller: Intente mantener la calma, caballero.
Ignacio: ¡Y un cuerno! ¡Le he dicho que nos saque de aquí! 


Caitlyn: Caballero, ya le ha dicho que estamos haciendo todo lo posible. Su actitud no ayuda en nada. Si no tiene nada mejor que decir, apártese a un lado.
Ignacio: ¿Y usted quién es?
Caitlyn: Una superviviente que quiere salir de aquí, nada más.


Carlota y Donato se sentaron para descansar y digerir esta nueva situación.

Donato: Has sido muy valiente, Carlota. Acabaste con ese hombre con una fuerza que no sabía que tenías.
Carlota: Ni yo misma sé de dónde saqué el valor. Aunque de poco nos ha servido...
Donato: ¿Bromeas? Le diste a ese asesino su merecido. Valió la pena sobrevivir para ver aquello.


Ignacio miraba la puerta bloqueada con impotencia.

Ignacio: No quiero morir aquí, maldita sea.

Beatriz se acercó hasta él al escucharle hablar.


Beatriz: Preocupado por Kimberly, ¿no?
Ignacio: Eh, pues claro.
Beatriz: No te conozco, Ignacio. Tantos años casados tirados a la basura. Nuestra hija es el único motivo por el que no me arrepiento de haberte conocido.
Ignacio: Te compensaré, te lo prometo.


No había nada que hacer. Por muchos esfuerzos que hiciesen, no conseguían mover las toneladas de escombros. El Capitán deseó con todo su corazón que al menos Lucía hubiese salvado a su hijo y los demás supervivientes.

Duclón: Capitán, ¿le puedo robar un momento de su tiempo?


Capitán Miller: Sí, dígame.
Duclón: No hay escapatoria, lo hemos visto todos. Ha hecho todo lo que ha podido. No haga caso a ese idiota, es usted un gran Capitán. Sabiendo que son nuestros últimos momentos de vida...¿Podría casarnos?
Capitán Miller: ¿Ahora?
Wenda: Es ahora o nunca. No le pedimos demasiado, una ceremonia rápida. Por favor, nos haría muy felices.


El Capitán aceptó. No se le ocurría mejor forma de no pensar en lo que les esperaba que una boda. Buscó un mueble que hizo de atril y se preparó. Wenda eligió a Lilu como su testigo y Duclón a Duque. Los demás observaban la escena ausentes, inmersos en sus propios pensamientos.


Caitlyn: ¡Un momento! Tome, esto le servirá de ramo de novia.

Caitlyn había arrancado unas plantas lilas de una maceta cercana. Wenda las reconoció, eran sus flores preferidas.

Wenda: Gracias, maja.
Caitlyn: De nada.


El Capitán los casó, intentando elegir las palabras más bonitas para la ocasión. Wenda miraba a Duclón muy emocionada. Feliz por casarse con él, pero triste por la situación. Lilu no soportaba la idea de morir y de ver morir a tantos seres queridos. "Si al menos contase con el amor de Duque" se dijo intentando retener el llanto. Duque la miraba de reojo, sabiendo que en esos momentos ella estaba muy dolida. 


Capitán Miller: Yo os declaro, marido y mujer. Puedes besar a la novia.

Wenda: Por fin estamos casados.
Duclón: Llevo tantos años esperando este momento. Soy el click más feliz del mundo.
 Te amo, Wenda.


Wenda: Yo también te amo, Duclón.

Se besaron apasionadamente.

Wenda: La única espina es que nuestros hijos y nietos no sabrán nunca que nos hemos casado.
Duclón: No pienses eso. Quizás consigamos salir de aquí.


Duclón: ¿Me concedes este baile?
Wenda: Pero si no hay música.
Duclón: Caitlyn, cuando quieras.

Caitlyn se puso a cantar ante el asombro de todos. El eco de su voz se colaba por todas partes. Cantaba una canción preciosa que consiguió atraer la atención de todos los presentes. Wenda y Duclón se pusieron a bailar. 




Continuará..

2 comentarios:

  1. Esta situación parece imposible de remediar. No me imagino cómo conseguirás salvar a tantos personajes. Me da mucha pena que gente tan buena se encuentren en unas circunstancias tan tristes y adversas. Ha sido muy emocionante el principio, con Demetria y Felipe luchando por salvarse, nadando en un agua tan fría, arrastrados por una corriente cruel e indomable, golpeados por muebles, perseguidos por cadáveres. No me esperaba que Felipe acabase dando la vida por Demetria. Desde luego, ha sido muy valiente. Yo no habría actuado como él, lo más probable. Antes que morir, habría buscado cualquier otra solución; pero ha sido muy valiente. Ha demostrado que sí tiene buen corazón. Después, el momento en el que Kaytlin y el capitán Miller hablan también ha sido muy emocionante y bonito. No me imaginaba para nada que el capitán Miller también sentía algo por Kaytlin. Qué pena que esa confesión llegue tan tarde. Desde luego, kaytlin se merece también tanto ser feliz... Y luego la guinda del capítulo ha sido la boda de Wenda y Duclón, pero me da mucha pena que se hayan casado en esas circunstancias. Espero que sobrevivan y puedan celebrar una boda por todo lo alto. Por cierto, las fotos del principio son impresionantes. Qué real se ve todo con el agua... Ay, soy muy ignorante en cuanto a este tema (y en muchos, jajajaja)... ¿Es agua de verdad? Si no lo es, se parece mucho. De nuevo, ¡enhorabuena por esta historia! Ha sido un capítulo muy emocionante. ¡Cuelga pronto la continuación!

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  2. ¡Capituló! ¡Qué emocionante! ¡Por fin se han casado Duclón y Wenda! Es una boda triste por las circunstancias pero muy romántica y es bonito que en una situación tan desesperante y triste, podamos ver un rayo de luz con este amor.
    Me ha gustado mucho también la concesión de Caitlyn y el capitán. Hacen una pareja tan bonita. ¡Por favor, un Click para Lucía! ¡Qué el capitán es para Caitlyn!
    El acto heroico de Felipe por amor redime su pescado. Es precioso y muy triste cuando se ve al otro lado del cristal sumergido mirándola. ¡Chapeau!
    Quiero leer el final. Aunque me dará pena, que esta historia termine. Menos mal que quedan muchas más por venir y estoy segura de que maravillosas, porque con cada una te superas más y más

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