jueves, 3 de septiembre de 2015

Epidemia Zombie: Capítulo 04 - Resurrección

Heidi había desaparecido. Damon y los demás salieron en su búsqueda. Se había marchado muy enfadada y desde entonces no había dado señales de vida.Todos conocían las historias tenebrosas que se contaban de aquel lugar. Aunque conseguían inquietarles, no le daban ninguna credibilidad. Damon imaginaba que se había escondido para llamar su atención. 

Damon: ¡Heidi, mi paciencia tiene un límite! Con esto no conseguirás nada, que lo sepas...
Claudia: ¡Heidi!
Cindy: ¿Dónde estará? ¡Nos hace perder el tiempo!
Damon: Quiere ser portada de la revista.
Cindy: Todas queremos ser portada, pero no nos comportamos de esta forma tan ridícula.


Damon: ¡Heidi, sal de una vez por todas! Si sigues con este comportamiento tan infantil, te excluiré del reportaje.

Escuchó ruido y descubrió a Heidi. Estaba de espaldas, impasible.


Damon: ¡Aquí estás! Te parecerá bonito todo lo que estás montando, ¿no? ¡Contesta! Heidi, no tengo nada en tu contra. Eres preciosa y sabes que no dudo en darte los mimos que me pidas, pero no siempre puedes ser la protagonista. ¿Heidi?


Seguía de espaldas, sin hacer un mínimo movimiento. Damon alargó su brazo para tocarle la espalda, intentando hacerle reaccionar.

Damon: Vamos, preciosa. No te enfades y vuelve con nosotros...


Al tocar su espalda, Heidi reaccionó. Se dio media vuelta y miró fijamente a Damon. Sus ojos oscuros, vacíos de vida y humanidad sobrecogieron al fotógrafo. Tenía sangre en el rostro y los brazos. En el cuello tenía un gran desgarro y la sangre había manchado la cara y exclusiva blusa de Dolce & Clackana.

Damon: ¡Por el amor hermoso! ¡¿Que te ha ocurrido?!


Heidi se lanzó sobre Damon, que gritaba aterrorizado. Luchaba contra ella intentando evitar sus mordiscos.

Damon: ¡Se ha vuelto loca! ¡Socorro!
Cindy: ¡Heidi, no!


Cuando Cindy se aproximó hasta Damon ya era demasiado tarde. Heidi le había desgarrado la garganta y había muerto. A lo lejos se escuchaban los gritos de Mathias. Y-321 le había asaltado por sorpresa. Poco pudo hacer para evitar las heridas mortales que le provocó.

Cindy: No puedo creerlo... ¡Lo has matado!
Mathias: ¡Socorro!


Claudia quiso ayudar a Mathias peroY-321 ya había acabado con su vida. No podía creer lo que estaba viendo. Un ser repugnante había matado a su compañero de trabajo. Era un esqueleto sangriento con unos pocos músculos, pero se movía. Aunque no caminaba con mucha agilidad, se acercaba a ella con rapidez. 


Claudia: Esto no puede estar pasando...


Escuchó los gritos de Cindy y aunque estaba aterrada, fue en su ayuda. Heidi estaba sobre ella arañando la delicada piel de la modelo.

Cindy: ¡Ayúdame, Claudia! 
Claudia: ¡Aguanta, ya voy!


Claudia empujó a Heidi y esta se agarró a ella furiosa. Cindy se había librado de ella pero le había herido en el rostro y el cuello. Permanecía tumbada en el suelo sin poder moverse. En ese preciso momento Damon se incorporó. Nada quedaba del aquel click interesado en fotografías y clacks. Ahora sólo deseaba morder, destruir. Los gritos de Claudia luchando con Heidi llamaron su atención.


Heidi agarró del brazo a Claudia y apretó con fuerza, clavando una de sus uñas en la mano. Claudia consiguió zafarse antes de que la hiriese más. Mathias, Y-321, Heidi y Damon la rodearon. Quería escapar, salir corriendo de aquel infierno, pero no quería abandonar a Cindy.

Claudia: ¡Cindy! ¡Tienes que reaccionar! ¡Cindy!
Cindy: No puedo...
Claudia: ¡No te rindas!



Claudia: ¡Cindy!

Aunque había cerrado los ojos y dejado de respirar, Cindy abrió los ojos de par en par. Se había transformado en un ser totalmente diferente, un monstruo sediento de sangre.


No muy lejos de aquella zona, John conducía su coche hacia un buen lugar en el que montar el campamento. Su madre era su copiloto.  Le había martirizado todo el camino sobre su descontento con Sabrina y lo poco que le gustaba para él. En la caravana viajaban Sabrina, su hermana Donna, Rose y los dos perros Rex y Rita. 

Donna: Sabri, ¿juegas a las cartas?
Sabrina: No, prefiero dormir.
Rose: Que clack más aburrida...
Sabrina: Habla la diversión personificada.


Cloti: Anda que no es maja la Rose. Encima es policía, como tú. Hijo, ¿es que no te parece guapa?
John: Mamá, deja ya a Rose en paz. Sí, Rose es preciosa pero amo a Sabrina. Acepta de una vez por todas que ella es la clack de mi vida.
Cloti: Vale vale, no digo más. Me callo, no te molesto más hijo mío. No quiero meterme en tu vida, lo sabes. Te respeto mucho, pero es que esa clack no es buena para ti...¿Es que no tiene brazos? No es capaz de fregar los platos y no hace ni la cama, ¡será vaga!



Finalmente encontraron una zona tranquila para pasar unos días. Cloti montó rápidamente la mesa y las sillas y colocó todos los platos que había preparado en casa. En seguida hizo probar a Rose y Donna su famoso pastel de queso y frambuesas. Rose no podía levantarse, Cloti no dejaba de hablar y contarle paso a paso sus recetas preferidas. 

Cloti: El chocolate tiene que ser negro y le añades dos vasos de leche. La leche tiene que estar bien fría. Yo le añado vainilla líquida y azúcar, que esté dulce. ¿Te gusta el dulce?
Rose: Sí, me encanta.
Cloti: Ah vale, que con ese cuerpo que tienes puedes comer de todo. Pues sigo. Le añadimos dos huevos, harina,...


Sabrina no había bajado de la caravana. Observaba el exterior con pereza. Odiaba aquel lugar. Hacía calor y habían muchos bichos. Prefería tumbarse en la cama y ver la tele. Sólo saldría para encontrarse con Ray y pagar el chantaje. John la miró desde el exterior y la llamó.

John: Amor, ¿no piensas salir?
Sabrina: Luego...
John: Recuerda que estamos aquí por tu hermana...a ella le hacía ilusión y nos tiene que ver contentos, que está muy enferma.
Sabrina: Lo sé...luego, ahora estoy viendo la tele.

John no lo sabía, pero se estaba escribiendo con alguien desde el móvil. En ese preciso momento la llamaron y lo cogió en seguida antes de que John se percatase.

Sabrina: No me llames, ¿es que no te lo dejé bien claro? Sigue la ubicación que te he enviado y espera mis indicaciones. No vuelvas a llamar.



Cloti: ¿Has visto? Ni sale de la caravana. ¿Para que narices viene?
Rose: Ya sabe lo especial que es...
Cloti: Que tonto que es mi hijo...Esa mujer es una pánfila, no vale para nada.
Rose: John la ama, debemos respetarle. Aunque no nos guste, es su vida...
Cloti: Con lo guapa y maja que eres tú. ¡Este hijo mío está ciego!


Donna jugaba con Rita y Rex. Los perros saltaban y ladraban felices con ella. Se sentía muy feliz. Tenía unos días fabulosos por delante para disfrutar junto a su hermana en plena naturaleza. Estaba dispuesta a relajarse y disfrutar. 


John, Rose y Donna se sentaron juntos para charlar mientras Cloti preparaba la comida. 

Rose: ¿No piensa salir de la caravana?
John: No, no le apetece...
Rose: No entiendo para que viene...


John: Tiene unas poderosas razones para estar aquí, aunque no le guste.
Rose: ¿Poderosas razones?
John: Sí, pero son cosas privadas...


Rose: No sé cuales serán esas poderosas razones, pero es todo tan extraño, John. Tu madre está que trina y ella no hace nada por intentar suavizar las cosas entre ellos...


Donna: Rose, estamos de vacaciones. Olvidemos las rencillas por un tiempo. Sé que mi hermana es especial, que puede parecer borde y antipática, pero es una gran clack. La quiero mucho y me duele que la critiquen así...
Rose: Disculpa, Donna. Tienes razón, estamos de vacaciones y tenemos que relajarnos. No tengo en nada en contra de tu hermana, es sólo que empezamos con mal pie. 
Donna: Espero que algún día podáis ser amigas. 


Cloti entró en la caravana como un huracán. Sabrina estaba tumbada, viendo una serie y comiendo patatas chips.

Cloti: ¡Espabila! ¡Mueve el culo, vaga! 
Sabrina: ¡No me da la gana! A mi no me grite, ¿vale?
Cloti: Me molestas. Voy a hacer la comida, si te quedas me ayudas. Si es que eres capaz de hacer algo a parte de dormir y ver la televisión...
Sabrina: Prefiero estar bajo el sol abrasador antes que permanecer un segundo más hablando con usted.


Cloti: ¡Pues a freír espárragos! ¡A ver si te pierdes y te pierdo de vista!
Sabrina: ¡Bruja!


Salió de la caravana y el calor le dio una bofetada. Se armó de valor y fue hasta el maletero del coche. Sacó el maletín con los 20.000 cleuros (John pensaba que aquella maleta contenía ropa). Le había venido bien que la madre de John la echara de la caravana. Se acercaba la hora a la que había quedado con Ray. Le envió un mensaje al móvil y le contestó enviándole su ubicación.  No estaba lejos así que se puso en camino sin que nadie se percatase de su marcha.



Continuará...

2 comentarios:

  1. ¡Ayyyy pero si lo has dejado en lo más emocionante! Estoy deseando saber qué pasa con Sabrina y ese dinero. Además me estremece mucho ver todo lo que ha pasado con las modelos y el fotógrafo. Es sobrecogedor... Espero que al menos quede alguien vivo que pueda acabar con esas bestias; aunque cada vez son más. Jajaja, no puedo evitar pensar que te has inspirado en alguien que bien conocemos tú y yo para describir la faceta perezosísima de Sabrina, jajajaja. Cada vez que alguno de ellos se preguntaba: no sé para qué ha venido, lo entendía perfectamente y pensaba: eso es. Bueno, a ver qué pasa ahora. ¡Está muy emocionante! Las fotos son estupendas y el texto te envuelve de una manera irrevocable. Logras que al leer esta historia nos olvidemos de nuestro alrededor y eso sólo lo consiguen las historias bien hechas de verdad. ¡Enhorabuena! ¡Cuelga pronto el siguiente capítulo, por favor!

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  2. Se veía venir, se veía venir. Ay Sabrina, con lo mucho que te quiere John, ¡yo no quiero que lo pierda! Y me parece que ella no confía lo suficiente, si le dijera toda la verdad posiblemente él se pondría de su parte... y ahora, todo son mentiras, el maletín con los cleuros y esa cita secreta... pero se masca la tragedia, seguro que las cosas no pasan como lo han planeado, y alguno de los zombis hace de las suyas. Leyendo la historia me pongo enseguida en situación, con ese calor tan agobiante, el paisaje desolado pero a la vez, extrañamente atractivo, entiendo perfectamente que la gente quiera ir allí de vacaciones, ¡es un lugar mágico! En fin, de momento me queda comerme las uñas hasta el capítulo siguiente, ¡este me ha encantado!

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