martes, 14 de julio de 2015

Los viajes de Estrella: Capítulo 03 - Fotografiando el Playmundo



Sus me había abierto los ojos. No podía seguir lamentándome y llorando por la ausencia de Estrella. Era el momento de ir a por ella, luchar por nuestro amor. Me encontraba en mi pequeña casa en el bosque preparando las maletas cuando escuché un coche acercándose. Era un coche negro pequeño pero no supe de quién se trataba hasta que la vi bajar.

Fabiola: Este lugar es realmente bonito.

Era una monitora del gimnasio al que estaba apuntado. Se había insinuado en muchas ocasiones pero siempre conseguí deshacerme de ella. Es una clack realmente bella. Su pelo largo y moreno y su cuerpo escultural la hacían irresistible. No comprendía cómo me había encontrado y que quería de mí. 




Llamó a la puerta y bajé del primer piso de mi casa. Allí había terminado de hacer el equipaje. No me apetecía mucho hablar con ella pero no quería ser descortés.


Fabiola: ¡Yuju! ¡Sorpresa!
Wen: Fabiola, que sorpresa...


Abrí la puerta y en seguida me plantó un beso en la cara. Me guiñó un ojo y sonrió divertida. No supe muy bien que decir y fue ella la que rompió el hielo.

Fabiola: Siento presentarme sin más, pero es que me apetecía verte.
Wen: Lo cierto es que...
Fabiola: Es que tengo algo que proponerte. Creo firmemente que te gustará. ¿Puedo pasar?
Wen: Oh, claro claro...pasa.


Fabiola: Que casa más cuca. Por fuera no parece tan completa. ¡No le falta detalle!
Wen: Gracias. ¿Quieres tomar algo?
Fabiola: Sí, te lo agradecería. ¿Tienes Aquaclick?
Wen: No...¿Quieres un café?
Fabiola: Ah, pues sí. Que apañado que eres, Wen. 


Le calenté el café y al darle la taza, ella señaló mi mochila.

Fabiola: ¿Te vas de viaje?
Wen: Sí, hoy mismo. Siéntate, si quieres.
Fabiola: Gracias, guapo.


Wen: ¿Cómo sabías dónde vivo?
Fabiola: Miré tu hoja de registro del gimnasio. Lo sé, no debería, pero...es que me apetecía verte y cómo eres tan esquivo. ¿A dónde te vas?
Wen: No tengo un rumbo fijo.
Fabiola: Suena aburrido. Deja que te proponga algo más emocionante. Mis padres tienen una casita en unas montañas muy cerca de una estación de esquí. Ellos se han ido de vacaciones y no regresarán hasta octubre y tengo la casa para mi sola. Podríamos ir juntos y pasar allí todo el tiempo que nos apetezca. Allí no pasaremos calor y nos podremos refugiar frente la chimenea y ver películas.
Wen: Suena bien, pero no puedo.
Fabiola: Vamos, ¡lo pasaremos bien! Haremos sesiones de cine. Yo adoro el cine de acción pero no le hago ascos a nada.
Wen: Es que...


No imaginaba que se lanzaría sobre mi. Me besó y me acarició con lujuria y pasión. Es una clack muy fuerte y era difícil zafarse de ella.

Wen:¡Fabiola!
Fabiola: Somos guapos, jóvenes y sexys. Sé que te gusto, ¿que te impide entregarte a mi? ¡Déjate llevar!


Finalmente me deshice de ella y me alejé. Ella estaba sorprendida. No estaba acostumbrada al rechazo.

Wen: Mi corazón le pertenece a otra clack.
Fabiola: ¿A otra clack? Yo no la veo por ningún lado.


Me senté de nuevo a su lado y se lo expliqué todo. Ella escuchaba en silencio. No pude predecir que su reacción me sorprendería tanto.

Fabiola: ¿Dices que amas a otra? En todo este tiempo no me has dicho nada.
Wen: No creía que hiciese falta. Intenté alejarme de ti...
Fabiola: Pero yo noté una mirada cómplice en tus ojos. Tus rechazos eran una falsa, eso lo supe desde el primer momento.
Wen: No eran una falsa...
Fabiola: Yo te he entregado mi corazón...


Wen: ¿Cómo? Fabiola, sólo hemos intercambiado algunas palabras...
Fabiola: ¿Que pretendes decir? Me estás rechazando...¡¡Me estás rechazando!!
Wen: No te enfades. Eres una clack muy bella pero mi corazón...
Fabiola: ¡Ay no me digas otra vez esa tontería! Tú me quieres y todavía no lo sabes...algún día te arrepentirás.


Salió corriendo de mi casa a toda prisa. Me sentía mal, muy mal. Al parecer ella había malinterpretado mis señales...jamás la quise lastimar. Aunque no comprendía que se hubiese enganchado a mi con tanta facilidad...

Wen: ¡Fabiola! Por favor, no te enfades...
Fabiola: ¡Déjame en paz!



Arrancó su coche y aceleró. Lloraba desconsolada y muy enfadada. No comprendía nada.

Wen: Ya no entiendo a las clacks...¡No sé tratarlas!


Ese mismo día vinieron a verme mi hermana, mi cuñado, mis sobrinos, Pandy, mi madre y el padre de Duclack. Todos estaban preocupados por el gran viaje que estaba dispuesto a iniciar. 

Sus: Haces bien en ir en su busca, hermanito. Ten mucho cuidado, ¿de acuerdo?
Wen: No te preocupes, hermanita. Estaré bien.


Diamante: La encontrarás, estoy seguro. No lo dudes y dile todo lo que sientes, seguro que te perdonará.
Wen: Eso espero, cuñado. 


Wenda: A mi esto no me gusta nada. Las relaciones van y vienen. Si Estrella se quiso marchar, búscate otra hijo mío. Anda que no hay peces en el mar.
Wen: Mamá, yo quiero a Estrella.
Wenda: Ya lo sé, hijo. Cuídate, hazme el favor. No te fíes de nadie, que hay gentuza muy mala por el Playmundo. No te preocupes por tu casa, yo la cuidaré. Pasaré aquí unas semanas y la limpiaré, que la tienes manga por hombro. 
Duclón: Yo le echaré una mano, no te preocupes.
Wen: Gracias. Debo irme ya...


Duclack: ¿Me puedo apuntar?
Wen: ¿Duclack?
Duclack: ¿Hay espacio en tu coche para mi? 


Wen: ¿Que quieres decir?
Duclack: Que me voy contigo. Si quieres, claro...Te ayudaré a encontrar a Estrella.
Wen: ¿Estás segura?
Duclack: Totalmente. Vengo preparada con esta mochila con mis cosas. ¿Qué me dices?
Wen: ¡Que sí! ¡Gracias, Duclack!
Wenda: Ay, que alegría. Me quedo mucho más tranquila.


Subimos a mi coche y nos despedimos de todos. Nos esperaba un largo viaje pero con la ayuda de Duclack y mi amor por Estrella, estaba seguro que pronto la encontraría. Mi madre y Duclón se quedaron solos en mi casa. 



Duclón: Ahora mismo no me apetece ponerme a limpiar...
Wenda: A mí tampoco. Podríamos hacer otras cosas...


Duclón: ¿Que propones?
Wenda: He comprado cosas deliciosas para preparar una cena por todo lo alto. Después, podríamos jugar a cualquier juego o simplemente pasear.
Duclón: Me apetece jugar.
Wenda: Pues juguemos...



Muy lejos de allí...

No sé que será de Wen. Llevó meses sin encender el móvil ni mirar los correos. Estoy sumergida en mi trabajo. Los animales se han convertido en mi único amor y Gallofa el amigo fiel al que le debo todo. He visitado lugares maravillosos y fotografiado animales sorprendentes. Desde zorros hasta leones.



He paseado por profundos bosques repletos de magia dónde el contacto con la naturaleza es supremo. Fotografié Jabalís y todo tipo de animales que conviven en esos bosques fantásticos. Viajé en barco por la inmensidad del mar descubriendo nuevos mundos para mi y Gallofa. Disfruté de sus aguas cristalinas y rehabilitadoras. Aunque la distancia no podía calmar mi dolor por el amor de mi vida. 




Disfruté de vistas sorprendentes. Aquellos lugares me cautivaron y deshicieron el rencor que invadía mi interior. Me renovaba con cada descubrimiento.

Gallofa: ¡Que vistas! Me quedaría aquí para siempre.
Estrella: Yo también. Que insignificante me siento ante la grandeza del Playmundo.


En algunas ocasiones me dejé llevar por la pasión y puse mi vida en peligro. Me acercaba demasiado a los animales y algunos de ellos podían ser muy peligrosos. 


En el desierto descubrí lo que significa la palabra calor. Allí sudé tanto que creía que me desintegraría. Fotografié muchos animales y algunos por casualidad.

Gallofa: ¡Un escorpión! ¡Que asco!
Estrella:¡Se escapa!



Me zambullí en el océano y descubrí los animales que viven en sus profundidades. Peces que parecían pintados por niños. Sus colores eran alegres y de una gran belleza. Algunos peces me causaban un gran temor y no quise acercarme más de lo debido.




La nieve, el frío y los animales polares fueron un gran descubrimiento para mi. No imaginaba que pudiese haber tanta vida en un lugar tan frío y congelado. Acostumbrada a vivir en zonas secas y calurosas aquello me pareció un paraíso.



En África fotografié a hienas, leones, elefantes, patos y jirafas entre otros. Le quise dar un toque personal a mis fotografías intentando tomar planos imposibles y dejando fluir mi imaginación. 





Había terminado una etapa en mi vida. Mi trabajo no estaba concluido pero debía parar. Era el momento de pensar en mi. Tenía que reencontrarme con mis raíces, volver a mis orígenes. Necesitaba volver para pensar y descansar. Gallofa estuvo de acuerdo y me acompañó. Era un amigo fiel y su compañía no me molestaba.




Mientras tanto...

Duclack y yo buscamos a Estrella por todas partes. Muchos eran los que hablaron con ella y nos indicaron que camino había tomado. Aunque efectivamente había estado en esos lugares, nunca llegábamos a tiempo. Perdimos su pista y ya no sabíamos que camino tomar. Decidí buscar en el único sitio en el que no habíamos estado, el lugar dónde la conocí y nació nuestro amor.



Continuará...


2 comentarios:

  1. ¡Qué gran historia! Tenía ganas de ver cómo seguía esta historia de Estrella y Wen. Desde que Estrella se marchó, el pobre Wen no levantaba cabeza. Me ha gustado mucho la ropa que le has puesto en su estilo para esta aventura. Me encanan los detalles como su enorme mochila o el coche de Fabiola. Esta chica no anda con indirectas es muy muy directa. Sabe lo que quiere y va a por ello. Parece que no se ha tomado muy bien la negativa de Wen, esperaría que él se rindiera en sus brazos pero Wen no es un click fácil.
    Me ha hecho mucha ilusión que sea Duclack la que acompañe a Wen en esta aventura tan importante para él.
    Me ha gustado ver a toda su familia despidiéndose de Wen. Se ven muy unidos. Y lo que me sorprendió bastante fue la complicidad entre Duclón y Wenda. ¿Habrán avanzado en su relación? ¿A qué querrán jugar? Jajajaja
    La segunda parte de la historia narrada por Estrella a forma de diario, me ha parecido entrañable por las descripciones de sentimientos personales pero sobre todo las fotos son una verdadera maravilla, impresionantes y preciosas.
    El pobre Wen parece que no ha llegado a tiempo. ¿Dónde estará ahora Estrella? Ha desvelado que quiere ir a donde todo empezó, a sus orígenes, ¿la encontrará Wen? Estoy deseando saber lo que pasa. Gracias por hacernos disfrutar tanto con tus historias. Un besote

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  2. ¡Al fin he podido leerme esta entrada! Me parece una historia preciosa. Primeramente, me parece muy bien que Wen quiera ir a buscar a Estrella. ¡Ya era hora! Parece mentira que ellos rompiesen por culpa de Sinéad. Qué lejos queda ya todo eso... Parece como si nunca hubiese existido esa historia y es que Wen y Estrella tienen que estar juntos. No obstante, creo que le costará mucho encontrarla y después convencerla.
    Me dan rabia esas personas que no aceptan la realidad y, con tal de negar lo que puede hacerles daño, se inventan cosas que no son. Eso es precisamente lo que ha hecho Fabiola. ¿De dónde sale ésta ahora diciendo que le ha entregado su corazón a Wen? ¿Qué sabrá ella de entregar corazones? ¿Y cómo es posible que se haya lanzado a él alegando que la miró con complicidad? ¡Una mirada no es suficiente! Pero menos mal que Wen ha sabido rechazarla. Por un momento he temido que cayese en sus brazos con tal de no sentirse solo, pero Wen sabe perfectamente lo que tiene que hacer.
    Me encanta la parte de Estrella. Las fotos son preciosas. Ante esta historia, con su texto y sus fotos, cualquier intento de otra historia queda en nada, no es más que una sombra al lado de tanto arte y tanta sensibilidad, porque cada palabra y cada foto demuestran toda la sensibilidad y cariño que estás poniéndole a esta historia. Me gusta mucho cuando Estrella habla de volver a sus orígenes. En algunas cositas, me recuerda un poco a Sinéad, pero, claro, ella es toda pureza. Enhorabuena por este capítulo. ¡Estoy ansiosa de conocer qué pasa!

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