jueves, 16 de enero de 2025

Halloween 2024 - Capítulo 02: Carretera peligrosa


Los atajos suelen ser una opción muy valida cuando tienes prisa o quieres llegar antes a tu destino. A pesar de los problemas que pueda acarrear tomar caminos más peligrosos, muchos incautos deciden arriesgarse. Las protagonistas de esta historia, tomaron esa decisión. Eran clacks fuertes, valientes y decididas. Cuatro amigas viajando en coche, dirección a una fiesta y con ganas de pasarlo bien y disfrutar el momento. 

Victoria era la conductora y propietaria del coche en el que viajaban. Un porsche con todas las comodidades y seguridad que necesitaban. Se había comprado el coche recientemente y disfrutaba conduciendo y quemando asfalto con sus amigas. Informática de profesión y adicta a los videojuegos. Le gustaba vestir con camisetas con dibujos muy llamativos, pantalones tejanos rotos y botas altas. Su pelo largo teñido de rosa no dejaba a nadie indiferente.

Victoria: ¡Me encanta esta canción!

Subió el volumen de la radio al máximo y se movieron al ritmo de la música.


Ya había oscurecido y la carretera atravesaba un intenso bosque. No estaba muy iluminada y no se cruzaron con ningún coche.


Julia: Ay, ¿puedes bajar un poco la música?
Victoria: Sí, mamá...

Julia iba de copiloto. La habían conocido hacía poco pero ya formaba parte importante del grupo. Al contrario que sus amigas, era más reservada y menos dada a hacer locuras. A pesar de sus diferencias, todas la habían aceptado como una más.

Julia: El heavy me da dolor de cabeza...
Victoria: ¡Pues espero que te hayas traído pastillas! Pienso poner unas cuantas canciones todo este fin de semana.
Julia: No he caído en eso...
Victoria: Cambia el chip, Julia. Tienes que divertirte. Déjate llevar. No todo es cuidar ancianos y ver pasapalabra.
Julia: Me gusta ver el rosco.
Victoria: Hablas como mi abuela.

Julia era enfermera en una residencia de ancianos. Todos la querían y se notaba que disfrutaba con lo que hacía. Se vestía de una forma más formal, con pantalones de vestir y camisetas de colores discretos. Su pelo castaño y su sonrisa habían conquistado a unos cuantos compañeros de trabajo, pero prefería permanecer soltera.


Julia: No soy tu abuela. Solamente tengo veinticinco años.
Victoria: Pues déjate llevar, cariño. Estamos de fiesta, de celebración.
Julia: Lo intentaré. Es que no estoy acostumbrada a salir...
Victoria: Con nosotras, eso va a cambiar. Quiero que vivas la vida, te lo mereces.
 Julia: Gracias, Vic.


Carolina estaba sentada en los asientos de atrás. Trabajaba de camarera en un importante restaurante de lujo de su ciudad. Su forma de evadirse del trabajo y el estrés era saliendo de fiesta con sus amigas y el gimnasio. Le gustaba llevar gorra y vestir de forma divertida.

Carolina: Nuestras fiestas son las mejores, Julia. Ya verás, te caerán genial las demás.
Julia: ¿Conocéis a mucha gente? Me da un poco de vergüenza...


Arlet: No te preocupes, son todas muy majas.

Arlet llevaba el pelo largo y azul. Peluquera de profesión y amante de los animales. Era socia de varias asociaciones animalistas y por supuesto, era vegana.

Julia: ¿Y llevarán chicos?
Arlet: Conociéndolas, estoy segura. Es una pena que nosotras tengamos que ir solas. No he conocido a un hombre interesante en meses.


Julia: Yo he conocido, pero en la residencia. Hay hombres mayores que tienen historias fascinantes.
Arlet: ¿Te van los dinosaurios?
Julia: ¡Arlet! Por supuesto que no. Digo interesantes por sus historias, pero no por atracción sexual ni romántica.
Arlet: Pues seguro que esos dinosaurios dan más la talla que estos que van de machitos por ahí.


La carretera estaba prácticamente a oscuras. Al estar rodeada de árboles, la luz de la luna a penas iluminaba. Victoria intentaba centrarse en la carretera, pero no podía evitar intervenir en las conversaciones y bromear con sus amigas.


Julia: No me gusta esta carretera.
Victoria: No hay tráfico.
Julia: Qué alivio...
Victoria: Es solitaria, pero llegaremos antes.
Carolina: Así empiezan las películas de terror. Unas chicas incautas deciden tomar un atajo y un asesino a serie se las carga a todas.
Julia: No digas eso, Carol.
Victoria: Eso no puede ocurrir. No hay asesino que pueda detener mi coche y hacer que me baje. Lo atropello y hasta luego.


Julia: No pensemos en esas cosas.
Arlet: Esas películas tan cutres de serie b siempre están protagonizadas por chicas ridículas que no saben ni cómo se llaman. Nosotras no somos así.
Victoria: Nosotras somos mujeres fuertes y sin miedo.
Julia: ¡Pues yo me moriría de miedo si aparece un asesino en serie!
Carolina: Nosotras seguramente que también. Son unas bocas.
Arlet: Habla por ti, guapa.


Julia: ¡Cuidado, Vic!

Una furgoneta negra estaba detenida en un lateral de la carretera. Parecía que tenía problemas. Un hombre joven estaba junto a ella. Al verlas venir, empezó a hacer señales.


Julia: ¡No te detengas!
Victoria: Parece que necesita ayuda.
Julia: ¡Podría ser un asesino!
Arlet: Estábamos de broma, Julia. Te sugestionas por nada.
Julia: Ya, pero es peligroso.


Victoria: Pues como no lo atropelle. 

El hombre se puso en mitad de la carretera, con los brazos en alto.

Carolina: Oye, pues está buenorro.
Julia: ¿Cómo puedes pensar en eso?
Carolina: Es que está muy bueno.
Victoria: Chicas, fuera broma. A mi me da un poco de mala espina, la verdad.
Carolina: Quizás podría venirse a la fiesta con nosotras. 
Arlet: ¿Qué hacemos?


Desconocido: ¡Ayuda, por favor!

El hombre tenía pinta de estar desesperado.

Victoria: Tenemos que ayudarle.
Julia: ¿Estás segura?
Victoria: No, pero creo que tendremos que arriesgarnos. 


Victoria detuvo el vehículo y el hombre bajó los brazos aliviado.

Desconocido: ¡Muchas gracias!
Arlet: No tiene pinta de psicópata.
Victoria: ¿Eres experta en psicópatas?
Arlet: No, pero este tiene pinta de ser un trabajador que se ha quedado tirado.
Carolina: Un trabajador buenorro.
Julia: Es raro que no se quite las gafas siendo de noche...
Victoria: Voy a bajar.
Julia: Ten cuidado.


Victoria bajó del coche y se acercó hasta el hombre. Vestía con ropa de trabajo reflectante naranja y amarilla. Portaba unas gafas oscuras y una gorra naranja. Su ropa estaba algo desgastada. Era atractivo. Sonrió a Victoria, pero ella no le correspondió.

Victoria: ¿Algún problema?
Mike: Siento molestarte. Me he quedado sin batería. 
Victoria: ¿Necesitas que te la recargue?
Mike: Me harías un favor.


Victoria: Mal sitio para quedarse sin batería.
Mike: Trabajo asfaltando carreteras. La empresa me ha enviado a asfaltar una que está bastante retirada. Estaba tan agotado que me paré a descansar. Ya sabes, conducir con sueño es peligroso, pero me quedé dormido con las luces, la radio y al calefacción encendidas.
Victoria: Es un trabajo muy duro.
Mike: Dímelo a mi. Encima me he dejado el móvil en el curro, por lo que no puedo llamar a nadie. Por cierto, me llamo Mike.
Victoria: Victoria.


Victoria hizo señas a las demás y bajaron del coche.

Mike: Hola, siento molestaros.
Carolina: No molestas, guapo.
Arlet: ¿Dices que te has quedado sin batería?
Mike: Así es. Será un momento. Ponemos los cables y arranco mi furgo. Usaré esta batería. 


Victoria: Te ayudaremos, pero tenemos un poco de prisa.
Mike: Seré rápido. Gracias de nuevo por parar. Pensaba que tendría que pasar la noche aquí tirado...


Mike se dispuso a colocar los cables en la batería del coche de Carolina.  

Victoria: ¿Vives lejos de aquí?
Mike: Sí, bastante lejos.
Victoria: Seguro que tu mujer estará preocupada.
Mike: No estoy casado, pero bueno, mi gato seguro que nota mi ausencia.


Las chicas se acercaron a la furgoneta de Mike. Tenía un dibujo de una calavera en un lateral y rayos recorriendo todo el chasis.

Julia: Quizás él no parezca un psicópata, pero su furgoneta cumple con todos los requisitos.
Arlet: Las apariencias engañan.
Julia: Lo sé.
Carolina: A mi me mola. Tiene que ser divertido viajar en una furgo así.


Escucharon a Victoria gritar y fueron corriendo a ver que estaba ocurriendo.

Victoria: ¡Te has cargado mi coche!
Mike: Lo siento, creo que he metido la pata con esta batería recargable.
Victoria: ¡Ya lo puedes estar arreglando!
Mike: Lo siento, esto no creo que lo pueda arreglar. Podríais subir a mi furgo y os llevo hasta la gasolinera para pedir ayuda.
Julia: Usaremos el móvil.
Mike: No hay cobertura en esta zona.


Victoria: ¡Nos has jodido la noche!
Carolina: ¡Tranquilízate, Vic!
Mike: Os compensaré. Os pagaré la avería, lo prometo. Vamos, subid a mi furgoneta.
Victoria: ¡No pensamos subir a tu asquerosa furgoneta!
Julia: Vic, intenta relajarte.


Mike: Está bien, voy a intentar arreglarlo. No creo que pueda, pero lo intentaré. Dejad que vaya a buscar mis herramientas en la parte de atrás de mi furgoneta.
Victoria: Más te vale que la arregles.
Arlet: Tía, tienes que tranquilizarte.
Victoria: No me da la gana. Es mi coche. Nadie toca mi coche.


Mike: Chicas, ya he encontrado lo que buscaba. Un hacha.
Julia: ¿Con eso arreglarás el coche?
Mike: No, pero saciaré mis ansias de sangre. Lo siento, pero habéis sido muy tontas al parar. No pensaba que hoy tendría tanta suerte. 
Victoria: ¿Eres un jodido asesino?
Mike: Vaya, parece que no sois tan tontas como parece. ¿Quién quiere ser la primera en probar mi hacha?


Continuará...