En un lugar muy lejano de la galaxia, una nave espacial esperaba la aparición de Cutreman. El Rey del planeta P-drusco, necesitaba su ayuda. Plátanoman estaba aterrorizando a todo el planeta. Sus amenazas y ataques eran continuos. Lanzaba platanazos contra todo el mundo, creando el caos más absoluto. Sus gentes estaban enfermando debido al exceso de potasio. Además, había secuestrado todas las plataneras de P-drusco y pedía un desorbitado rescate.
Gérmena: Estamos llegando al lugar del encuentro, señor.
Una mujer (o ser femenino) pilotaba la nave. Su piel era dorada y su pelo verde. Vestía totalmente de negro, con una capa y un casco. Junto a ella habían dos robots esperando instrucciones.
El Rey de P-drusco era un ser originario de dicho planeta. Solamente uno nacido allí, podía ser Rey. Su piel era verde y su pelo y larga barba pelirrojos. Su vestido largo lila con toques plateados y su adorno extraño e inservible alrededor de su cuello le otorgaban un aspecto peculiar.
Rey Kzurro: Acelera. No quiero llegar tarde. Necesitamos la ayuda de ese ridículo humano. ¿Todavía viste con calzones y capa?
Andromeda: Es un desgraciado, señor.
Rey Kzurro: ¡Cierto! ¡Es totalmente ridículo! No entiendo que no se resfríe.
Andromeda era su mano derecha. Nacida en P-drusco, sus consejos eran importantísimos para el Rey.
Gérmena: Hemos llegado a la localización, señor.
Rey Kzurro: Perfecto. Parece que hemos llegado a tiempo.
Gérmena: Robota, ¿algo en el radar?
Robota: Algo se aproxima a toda velocidad, señora.
Gérmena: ¿Puede tratarse de Cutreman?
Gérmena: No lo sé. Solamente veo un punto moverse en la pantalla. Podría ser cualquier cosa.
Andromeda: Es un desgraciado, señor.
Gérmena: Roboto, ¿hay noticias sobre Plátanoman en la red?
Roboto: Ha sido visto hace unas horas aplatanando unas cocoteras y robando en una farmacia del planeta Enfermo.
Gérmena: ¡Es un desgraciado, señor!
Rey Kzurro: Maldita sabandija. No tiene escrúpulos.
Roboto: Además, parece que se está pelando.
Rey Kzurro: ¿Se está pelando en una peluquería?
Gérmena: ¿Un plátano se pela?
Roboto: Se está pelando a si mismo. Parece que puede metamorfosearse en Banana.
Andromeda: ¡Es un desgraciado, señor!
Circuita: Señor, nos comunican que lo han visto robando carteras en la autopista. Ha pegado a una paliza a un regetonero que tenía la música al máximo y ahora se dirige hacia aquí.
Rey Kzurro: Andromeda, ¿algún consejo u observación?
Andromeda: Es...un desgraciado, señor.
Rey Kzurro: Está bien, pediremos ayuda a Cutreman.
Dos extraños seres con cables y circuitos por todo el cuerpo no dejaban de teclear y mirar pantallas.
KKPO: Señor, tenemos comunicación de Cutreman. Pide permiso para entrar.
Rey Kzurro: Déjale entrar.
Se abrió la compuerta y Cutreman subió las escalinatas. Al ir calzado con botas para patinar sobre hielo, se resbalaba.
Cutreman: Un día me partiré la crisma. Abrid la puerta, que aquí hace un poco de fresco.
Cutreman entró en el habitáculo que daba acceso al interior de la nave. Se le pusieron los pelos de gallina cuando vio al Rey frente a él. Su aspecto le repugnaba enormemente.
Rey Kzurro: Bienvenido a mi nave. Imagina quién soy, ¿no?
Cutreman: No lo sé, pero necesita un cambio de estilismo.
Gérmena: ¿Verdad? Yo apuesto por colores pastel.
Rey Kzurro: ¡Basta!
Andromeda: Es un desgraciado, señor.
Cutreman: ¡Sin faltar, señora! ¿Usted es el Rey?
Rey Kzurro: Así es. Imagino, por su atuendo tan...ideal, que usted es Cutreman.
Cutreman: El mismo. Vengo para prestarles mi ayuda. Me han comunicado que Plátanoman está haciendo de las suyas. Todavía recuerdo lo mal que lo pasé aquel año.
Rey Kzurro: ¿Qué ocurrió?
Cutreman: Me aplatanó.
Rey Kzurro: ¿Y eso que narices significa?
Cutreman: Yo dormía en bolas por aquel entonces. Era una etapa en la que me estaba conociendo, no sabía lo que quería en la vida. Un día Plátanoman entró por la ventana y...
Gérmena: ¡Señor, algo se aproxima!
Cutreman: Debe ser él.
Rey Kzurro: Ya me contará en otro momento lo que le ocurrió. ¿Nos ayudará? Parece que es usted el único capaz de solucionarlo.
Plátanoman volaba hacia la nave. Estaba decidido a platanarlos a todos. Desde que en el colegio sus compañeros se burlaran de él, había decidido planatarles cara. "Hueles a pedo de mono", "plata no quieres", "se nota que no eres de Canarias", "¿Tanto te alegras de verme?" y más lindezas minaron su moral. Odiaba a todo el mundo y en especial a los que tenían la piel de otro color que no fuese el amarillo. Efectivamente, los chinos estaban a salvo de sus fechorías.
Plátanoman: ¡Voy a platanar al dichoso Rey Kzurro!
Observó por una de las ventanillas de la nave y descubrió a Cutreman en su interior. Era uno de sus peores enemigos. Aquella se presentaba como la oportunidad de oro para acabar con él.
Rey Kzurro: Buena suerte, Cutreman. Acaba con esta amenaza y serás recompensado.
Cutreman: ¡No se preocupe, acabaré con él!
Andromeda: ¡Es un desgraciado, señor!
Cutreman: Gracias, maja.
Cutreman salió al espacio exterior. Allí, platanado sobre la nave, estaba Plátanoman.
Plátanoman: Cutreman, tenía ganas de enfrentarme a ti. Te voy a platanar hasta que no puedas más. ¡Ahahaha!
Cutreman: ¡Eso ni lo sueñes! Ya no podrás seguir causando el terror por todo el universo. ¡Ha llegado la hora de que pagues por tus delitos!
Plátanoman: ¡Qué miedo! Espera, que me cambio de pañales...¡Ahahahaha! ¡Eres ridículo!
Cutreman miró al infinito. Sabía que el enfrentamiento no sería precisamente fácil.
Plátanoman: ¿Qué narices hace?
Cutreman: Prometo acabar con esta amenaza, aunque ponga mi vida en peligro. Lucharé por la paz y la libertad y jamás me rendiré.
Plátanoman: ¿Con quién habla? Está chalado.
Y de este modo, termina el capítulo de hoy. ¿Conseguirá Cutreman vencer a Plátanoman? No se pierdan el próximo capítulo de...¡Las aventuras de Cutreman!
Cuando el capítulo de Cutreman terminó, los niños salieron corriendo para jugar en la calle. Adolfina agarró la aspiradora y le pidió a Svetlana que le acompañara. Los niños habían dejado todo perdido. Batido de chocolate en el suelo, manchas por todas partes, migajas de tarta...un desastre.
Adolfina: ¡Qué guarrada! Ahora que pensaba preparar la cena y bañar a Bosco...
Svetlana: No preocupar, Adolfina. Deja que yo limpia todo. Cosina mejor y baña Bosque.
Adolfina: Gracias, Svetlana. Ha sido todo un acierto tenerte en casa con nosotros.
Bosco: ¡Bañoooo!
Adolfina: Sí, toca baño. Vamos a buscar el baqruito y el pato de goma.
Bosco: ¡Bieeen!
Adolfina: Svetlana, ten cuidado con Pandy. Si entra en el cuarto, no le permitas que lama el chocolate que hay en el suelo. Lo tiene estrictamente prohibido. Ah, y cuidado con Puchi...tiene mucho carácter.
Svetlana: Yo llevo bien animalos. Amiga de ello. Tú tranquila.
Adolfina agarró a Bosco en brazos y se marchó para el cuarto de baño. Svetlana se puso a limpiar con determinación. Mientras lo hacía, canturreaba una de las canciones populares de su país.
En un descuido, Pandy se coló en la habitación. Puchi estaba subido sobre él, descansado en su suave pelo.
Pandy: ##### (¡Puchi, mira! ¡Chocolate!)
Puchi: #### (¡Parece que lo han dejado ahí para ti!)
Pandy: #### (No lo creo, pero me da igual. Tengo que darme prisa, antes de que lo limpie esa chica)
Puchi: #### (Yo te cubro).
Pandy: ##### (Eres un gran amigo, Puchi).
Puchi: #### (Por mi mejor amigo hago lo que sea).
Svetlana lo descubrió a punto de empezar a lamer el suelo. Lo agarró de su enorme trasero para impedírselo.
Pandy: #### (¿Eh? ¡Nos han descubierto!)
Svetlana tiraba con fuerza de Pandy para sacarlo de la habitación.
Svetlana: ¡No comer de eso! ¡Malo te poner!
Pandy; ##### (¡Quiero comer chocolate!).
Svetlana: ¡Obedecer, oso revoltoso!
Puchi: #### (¡Deja a mi amigo en paz!).
Puchi se lanzó a la cara de Svetlana. Con sus patitas le arañaba con rabia. Sorprendida, no sabía cómo quitarse al pájaro de encima.
Svetlana: ¡Socorro!
Pandy: ##### (¡Puchi, déjala! ¡No me estaba haciendo daño!)
Puchi: #### (¡Que sea la última vez que te acercas a mi amigo!).
Al rato...
Svetlana se sentó en el sofá de la salita de estar. Aunque se había asustado, Puchi no había conseguido hacerle ningún daño. En esos momentos, Pandy y Puchi dormían juntos en su camita. Bosco, ya bañado, jugaba en su parque con los juguetes. Adolfina intentaba tranquilizar a Svetlana, que se había puesto muy nerviosa.
Adolfina: Siento el ataque de Puchi. Tiene mucho carácter. No te preocupes, en cuanto te vaya conociendo se tranquilizará.
Svetlana: ¡Pájaro demonio!
Adolfina: Vamos a la cocina y te preparo otra tila. Tengo tarta recién salida del horno.
Svetlana: Bolshoye spasibo.
FIN